El 7 de febrero se celebra en todo el mundo el Día Internacional de Internet Segura; una cita organizada por la red INSAFE/INHOPE de Centros de Seguridad en Internet en Europa con el apoyo de la Comisión Europea con el objetivo de promover el uso seguro y positivo de la tecnología, especialmente entre los menores. Estos 10 consejos ayudarán a pequeños y mayores a aprender a navegar de forma segura y evitar robo de datos, suplantación de identidad u otros peligros.
Actualiza tu sistema operativo
Es común evitar las actualizaciones porque se hacen pesadas o se piensa que no sirven para nada, pero son muy importantes: incorporan mejoras y parches que subsanan las pequeñas brechas de seguridad. Por lo tanto, mantener actualizado no solo el sistema operativo, sino también los navegadores y las apps más utilizadas, evita que los los hackers violen la seguridad. Para actualizar el sistema operativo de cualquier dispositivo solo hay que ir a sus ajustes, encontrar el apartado llamado ‘sistema’ y dentro del mismo ‘actualización del sistema’, y seguir las instrucciones que aparecen en la pantalla.
¡Atención! las web con candado no garantizan la seguridad
El icono del candado que aparece junto a la dirección de un sitio web puede transmitir una falsa sensación de seguridad. En realidad, informa de que el sitio web usa HTTPS y la comunicación con el servidor está encriptada, es decir, que la transmisión de datos entre el usuario y el servidor es cifrada y segura. Pero que la web lo tenga solo significa que ha pagado por ello y no tiene nada que ver con que sea legítima o fraudulenta.
Instala un antivirus
Gratuitos o de pago, son los mejores aliados para proteger el equipo de las amenazas durante la navegación o al utilizar unidades de almacenamiento externo. Así, evitan la mayoría de las amenazas que circulan por la red y son una garantía de seguridad. Probablemente no protegen de los ciberataques más sofisticados, pero este tipo de delitos no suelen afectar a los usuarios domésticos.
Precaución con los códigos QR
Escanear un código es lo mismo que hacer clic en un enlace, que puede estar asociado a página web, un archivo para descargar o un instalador de software malicioso que tome el control del móvil e intercepte lo que se está tecleando, contraseñas incluidas. Por eso, antes de abrirlo directamente, se recomienda mirar la dirección URL a la que el navegador nos está dirigiendo y si no parece conocida o de fiar, no abrir en el enlace.
No hagas clic en cualquier enlace
Un correo electrónico, un SMS o un WhatsApp de remitentes desconocidos y con asuntos o mensajes que llaman la atención: es una de las formas más comunes de estafar a los usuarios. Por ello, nunca hay que pinchar en los enlaces o documentos adjuntos si no sabemos de dónde vienen, ni contestar, ya que estaríamos facilitando datos personales como cuenta de correo o número de teléfono a los ciberdelincuentes. Suelen incluir cosas que debes hacer, avisar de cuestiones supuestamente urgentes o amenazar con bloquear alguna cuenta, pero nada de todo eso suele ser cierto.
Cuidado con los ordenadores públicos y con Internet
Es habitual que en los centros de enseñanza, sean del nivel que sean, exista una llamada "sala de ordenadores". El aula a la que continuamente llegan diferentes alumnos de varios cursos, todos ellos a manejar los mismos ordenadores, con las mismas sesiones. Es la definición perfecta de ordenadores públicos, un equipo que utilizan y manejan decenas de usuarios diferentes al día.
Y los ordenadores públicos son tremendamente peligrosos, más aún con Internet de por medio. Es habitual que los chavales se autentifiquen en el cliente de correo electrónico de turno, en su Facebook o, más aún, en las aulas digitales tipo Edmodo o Moodle. Y en los ordenadores lo habitual es que si las sesiones de usuario no se cierran, se mantengan abiertas aunque se reinicie el ordenador y el sistema. Y todos conocemos el peligro que puede ser que nuestra cuenta de correo esté en las manos de alguien a quien no conocemos de nada.
Lo más importante es que, si estás en un ordenador público siempre cierres las sesiones que hayas iniciado. Todas, absolutamente todas, sin excepción, ya que un usuario intruso con algo de maldad podría, simplemente, andar a su antojo en tu información.
Una herramienta importante para facilitar esta labor es la llamada "navegación privada", disponible en muchos de los navegadores modernos (bajo diferentes nombres), y que permite que cualquier página web en la que navegues no deje ningún rastro una vez cierres la ventana del navegador. Esto incluye las sesiones, que se cerrarán automáticamente. A continuación te indicamos cómo acceder a la "navegación privada" en los principales navegadores del mercado:
Otra posibilidad es borrar los datos del navegador, que a su vez elimina toda huella o rastro que hayas podido crear con su uso. En este artículo de la Universidad de Indiana puedes encontrar toda la información al detalle.
Cuida tus contraseñas
Sin entrar en detalles de cómo se hackea una contraseña, podemos afirmar que cuanto más compleja sea, más difícil será de 'robar'. De hecho, buena parte de los robos de contraseña están motivados en la llamada ingeniería social: utilizar contraseñas como fechas de cumpleaños de familiares o nombres de los padres pueden ser fácilmente reconocidas por gente de nuestro entorno. Alguien que no tenga conocimiento alguno de hacking podrá hacerse pasar por ti de forma tremendamente sencilla. Lo primero de todo, evita estas contraseñas tan obvias.
Evita contraseñas obvias, sencillas y comunes, e intenta crear la tuya propia, que sea única. Juega con datos y frases, y por ejemplo puedes utilizar reglas mnemotécnicas para que sean complejas e imprevisibles. Añade letras minúsculas pero también mayúsculas, números y símbolos.
Si manejas mucho los ordenadores públicos es tremendamente recomendable cambiar las contraseñas cada poco tiempo, y si todo esto es muy complejo para ti puedes apoyarte de los gestores de contraseñas como 1password o similares; sobre algunos de ellos hablan en Lifehacker.
Guarda y borra los datos del ordenador
¿Quién no ha entrado alguna vez aun equipo de la sala de ordenadores y se ha encontrado el escritorio lleno de archivos? Y claro, puedes borrarlos, o peor aún: copiarlos, y con ellos toda la información - muchas veces personal - que se muestra sin ninguna barrera.
Si creas un archivo en un ordenador público, bórralo antes de apagar el equipo, y recuerda también eliminarlo por completo vaciando la papelera de reciclaje. Esto incluye desde ficheros creados con programas tipo Office (Word, Excel, etc.), imágenes, ficheros .pdf o cualquier archivo que hayas descargado de Internet. Si lo necesitas puedes enviártelo por correo electrónico, subirlo a algún disco virtual tipo Dropbox o Google Drive, o copiarlo a un pincho USB.
Y aquí hay una cuestión importante relativa a la privacidad: si manejas datos personales de un grupo de gente, evita gestionar esta información en un ordenador público. Hablamos, por ejemplo, de nombres y apellidos ligados a una dirección postal o a cuentas de correo electrónico, así como por supuesto datos bancarios (números de cuentas, tarjetas de crédito) o, en general, cualquier tipo de información relativa a las personas.
El Wi-Fi suele ser seguro. Suele...
Las redes Wi-Fi suelen ser seguras en la inmensa mayoría de ocasiones. Y decimos bien: suelen serlo. Generalmente no suele ocurrir nada, pero también es cierto que existen muchas técnicas para 'robar' información aunque estés en tu ordenador personal, y no en un dispositivo público.
Puede ocurrir en todo tipo de redes Wi-Fi públicas, desde las de bares y restaurantes, o también las pertenecientes a entidades educativas como colegios, institutos, bibliotecas o universidades. En general, cualquier red a la que otros usuarios puedan conectarse libremente, son propensas a ser 'hackeadas'. Desde luego no es lo habitual, pero puede ocurrir.
Evita en la medida de lo posible este tipo de redes, estés en el dispositivo en el que estés y más aún si estás manejando datos personales críticos como por ejemplo transacciones bancarias (comprar un artículo en una tienda online, acceder a la banca online).
Las redes sociales pueden ser peliagudas
Vivimos rodeados de redes sociales y muchos comparten cualquier información en Facebook, Twitter o Instagram. Sea texto o fotografías, hay que pensarse muy bien si queremos que algo de esto esté publicado en Internet para siempre.
Hay que ser tremendamente cuidadoso en redes sociales, porque nunca sabemos quién está al otro lado y quién puede utilizar esa información en nuestra contra. Nunca sabremos si esta frase será leída por nuestro futuro jefe o compañero de trabajo, o por algún familiar más o menos lejano. Las personas que ahora mismo creemos que van a estar junto a nosotros para siempre es posible que dentro de no mucho pasen a estar en grupos de menor amistad. No nos pararemos mucho a hablar de imágenes o vídeos de tono picante que, por supuesto, han de obviarse bajo todas las circunstancias.
Lo hemos visto en el mundo del fútbol y si buceamos un poco hay muchos más casos realmente llamativos, pero reales. Las redes sociales, compañeras de cualquier joven, pueden ser un arma de doble filo muy peligrosa, y muchos no son conscientes de ellos. Úsalas, pero con precaución.