Primeros pasos de tus alumnos con una cámara de fotos. ¿Qué enseñarles?

Uno de los aspectos más importantes en la fotografía es el punto de vista del fotógrafo: en qué decide centrar su atención y cómo lo refleja. En el caso de los niños, a menudo es asombrosa la mirada con la que observan el mundo, por lo que poner en sus manos una cámara puede tener un resultado sorprendente.
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Si estás pensando en dedicar alguna sesión con tus alumnos para familiarizarlos con la captación de imágenes, este tipo de dinámicas de trabajo son muy instructivas, ya que permite a los alumnos trabajar partiendo de sus propios intereses y enfocando su atención en aquello que realmente les atrae. Así, aprenderán a trabajar con libertad y descubrirán un nuevo mundo que muy probablemente no conocían: la fotografía.
Las cámaras son frágiles y una torpeza puede acabar rompiéndolas. A pesar de esto, nunca se puede predecir un accidente, por lo que es recomendable utilizar siempre cámaras compactas de tamaño reducido, y anudarles la correa a la muñeca.
Así los niños no se encontrarán con ningún tipo de complicación a la hora de trabajar. Lo siguiente que deben aprender es a enfocar, y les enseñaremos de la forma más sencilla: el objeto o la persona que queremos fotografiar, siempre en el centro del encuadre.
Para ello, podemos diseñar actividades en las que el resultado final sea presentar una serie de fotografías que hayan realizado libremente. Por ejemplo, en el aula se les puede encargar 10 fotografías a cada alumno con una única regla: no se puede manipular la colocación de ningún objeto. Así, dejaremos un tiempo de libertad creativa en la que observaremos las diferentes formas en que los alumnos perciben el aula.
Es decir, no es lo mismo una imagen captada a ras de suelo que hecha cara a cara con el objeto o persona retratada. Les enseñaremos básicamente cuatro posiciones: de abajo a arriba, de arriba abajo, a la misma altura y a ras de suelo. A partir de ahí, serán libres de experimentar.