La suma, la resta, la multiplicación, la división, las fracciones, las figuras geométricas… Estos son algunos de los conceptos matemáticos que ayudan a trabajar las Regletas de Cuisenaire de manera tangible y visual en los primeros cursos de Primaria. Para ello, se componen de un conjunto de bloques que representan un número del 1 al 10 y tienen una longitud diferente: el más pequeño es de 1 cm y las medidas van incrementando de un centímetro, hasta llegar al de 10 cm. Además, son de diferentes colores, siendo los más pequeños los más claros y los más grandes los más oscuros A continuación la escala de colores y números:
- Blanco = 1 (1 cm)
- Rojo = 2 (2 cm)
- Verde claro = 3 (3 cm)
- Rosa = 4 (4 cm)
- Amarillo = 5 (5 cm)
- Verde oscuro = 6 (6 cm)
- Negro = 7 (7 cm)
- Marrón = 8 (8 cm)
- Azul = 9 (9 cm)
- Naranja = 10 (10 cm)
¿Cómo se pueden utilizar?
Con las Regletas de Cuisenaire, los estudiantes visualizan de manera tangible operaciones matemáticas abstractas y ven cómo los números se relacionan entre sí. Por ejemplo, para aprender a sumar pueden coger dos bloques de diferentes longitudes y juntarlos para formar uno más grande que medirá lo que sumen los factores. Y para aprender a restar, cogerán un bloque grande y contarán las unidades que sobran al superponer otro más pequeño.
También son útiles para enseñar fracciones, proporciones y áreas. Así, con Regletas del mismo color tendrán la posibilidad de construir bloques que sean el doble o el triple que los pequeños, y compararlas visualmente para entender qué fracciones son más grandes. Así mismo pueden crear figuras geométricas simples y calcular su área sumando las unidades totales.
Un poco de historia
El profesor belga Émile Georges Cuisenaire (19891-1975) buscaba una forma más efectiva de enseñar matemáticas a sus alumnos de Primaria y comenzó a utilizar palillos y otros objetos para enseñarles a sumar y restar. Pronto se dio cuenta de que necesitaba algo más estructurado y fue cuando recurrió a los bloques de colores. Se hicieron populares en la década de 1950 y 1960 y se convirtieron en una herramienta de enseñanza común. Hoy en día se siguen utilizando en las aulas de todo el mundo para enseñar habilidades matemáticas básicas y fomentar el pensamiento lógico.