Juegos para estudiantes con diversidad funcional
Con estas actividades el alumnado con diversidad funcional se divierte al mismo tiempo que trabaja habilidades como la memoria, la velocidad o la coordinación.

Con estas actividades el alumnado con diversidad funcional se divierte al mismo tiempo que trabaja habilidades como la memoria, la velocidad o la coordinación.
Trabajar las relaciones sociales con los amigos, mejorar la movilidad, el tono muscular y el conocimiento del propio cuerpo, o aprender a canalizar la energía, son algunas de las ventajas de los juegos que proponemos a continuación, ideales para estudiantes con diversidad funcional.
Índice de contenido:
En un espacio abierto o en una sala, los estudiantes se reparten y, con una cinta semejante a las usadas en gimnasia rítmica, crean dibujos en el aire. El profesor indica un movimiento para que copien, o los niños imitan a sus compañeros. El objetivo es trabajar las habilidades motrices básicas.
Orientada a pequeños con discapacidad intelectual, esta actividad es divertida y muy sencilla. Escuchar música y dejarse llevar o seguir los pasos básicos del docente les ayuda a conocer su cuerpo y a mejorar la coordinación, movilidad y flexibilidad.
Un deporte apto para el alumnado con discapacidad física, intelectual y otras discapacidades funcionales en el que se puede participar de manera individual o por parejas. Ayuda a trabajar los reflejos, la coordinación ojo-mano y la velocidad de movimiento.
Incentivan la creatividad y mejoran su concentración, entre otras ventajas. Los menores con diversidad funcional pueden realizar figuras con plastilina o arcilla, así como pintar o seguir una línea punteada. Por último, la papiroflexia ayudará a mejorar su motricidad fina como, por ejemplo, la coordinación mano-vista.
Solo se necesita un globo para trabajar la coordinación y la movilidad del alumnado con discapacidad física o intelectual. Por parejas o tríos, los niños se pasan el globo de unos a otros. La dificultad reside en que no debe tocar el suelo.
Cuando el maestro grita ‘tierra’, los alumnos se pueden mover por el espacio donde se esté realizando la actividad; si dice ‘mar’, deben irse a las colchonetas; y si pronuncia la palabra ‘aire’, tendrán que dirigirse a los bancos e intentar subir las piernas. La actividad puede adaptarse a los niños con movilidad reducida: en lugar de subirse al banco o ir a las colchonetas, solo tendrán que tocarlos.
Consiste en ir formando una fila cogiendo la mano del compañero mientras se dicen términos de una familia de palabras (frutas, colores, letras…). Los participantes solo podrán unirse al tren si dicen una palabra acertada. Esta actividad, propuesta por el Grupo de Trabajo Juego y Psicomotricidad del Instituto Asturiano de Administración Pública, favorece el conocimiento del vocabulario y ayuda a establecer relaciones entre los alumnos de más de dos años.
Indicada para estudiantes tanto con diversidad funcional como con TDAH, en esta actividad los menores se convierten en peces: uno de ellos hace de medusa y debe picar a los demás para inmovilizarlos. Los peces tienen que quedarse quietos con los brazos y las piernas abiertas y, a partir de ese momento, también podrán inmovilizar a otros compañeros solo tocando con los brazos. Una actividad diseñada por la Fundación CADAH.