La obesidad, la diabetes o el estrés son algunas de los consecuencias de los ‘malos hábitos’ en los pequeños de la casa. Con estos cinco recursos se pueden Fomenta hábitos saludables para tener una rutina y vida saludable, dentro y fuera del aula.
Juegos para fomentar el movimiento
Contar con una buena condición física es una de las claves indispensables para disfrutar de una buena salud. A través de los juegos, los niños trabajan destrezas como la psicomotricidad y refuerzan el trabajo en equipo. Algunos ejemplos para llevar a cabo son la ‘Bolsa atrapa-movimientos’ o el ‘Conde cuenta-movimientos’. El primero consiste en rellenar una bolsa con recortes de animales salvajes y, sacando uno de ellos, animar a los participantes a imitar el movimiento de ese animal. El segundo juego se realiza a partir de dos dados en los que aparecen los personajes de Barrio Sésamo y acciones como correr, bailar, saltar y los números. Uno de los participantes lanzará el dado de acciones. El ‘Conde’ de los números, un personaje del juego, indicará el número de veces que tienen que llevar a cabo determinada acción.
Alimentación sana con documentales y cortometrajes
Al igual que los libros y las aplicaciones, los recursos audiovisuales son ideales para enseñar desde edades tempranas la importancia de la nutrición y la salud. Permiten a los estudiantes conocer los riesgos de llevar una mala alimentación. Algunos ejemplos son: ‘Come como la persona que quieres ser’, que busca concienciar sobre las consecuencias de la obesidad, o ‘Super size me’, un famoso documental que muestra las repercusiones de abusar de la comida basura.
Recetas saludables
Cocinar es otra manera de hacer ver a los más pequeños la importancia de contar con productos saludables que aporten los nutrientes y vitaminas que el cuerpo necesita. Además, les hace comprender de dónde proceden los alimentos y valorar el trabajo que cuesta su cultivo. Una actividad a realizar para fomentar estas cuestiones es visitar el mercado en familia, comprar productos de calidad y cocinar en casa recetas saludables. La cocina crea espacios estimulantes y fomenta el sentido de la responsabilidad. Algunos de los ejemplos de recetas a las que recurrir para cocinar en familia pueden ser una palmera tropical con frutas o un pastel de patata y atún gratinado. Puedes ver más aquí.
Educación y salud sexual
Otro hábito saludable es contar con una buena educación sexual. La adolescencia es la etapa clave para trabajarla, pues es el momento en el que comienzan a aflorar los cambios físicos, mentales y sexuales. Cuestiones como el autoconocimiento y la aceptación son clave para que los adolescentes se desarrollen de manera sana. Para trabajar la educación y la salud sexual en el aula es posible recurrir a vídeos como estos en los que se explican las distintas orientaciones sexuales, las identidades de género o se informa sobre las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual).
Educación emocional
La educación emocional también es un elemento imprescindible para que una persona cuente con una vida sana. Fomentar la educación emocional desde edades tempranas ayudará a que los menores se desarrollen de una manera más consciente, siendo capaces de expresar sus sentimientos, emociones, miedos o dudas sin ningún tipo de problema. Además, refuerza la empatía, la capacidad de escucha y disminuye el estrés y la ansiedad.
La pirámide alimenticia
Carbohidratos, grasas, lácteos, proteínas… para tener una buena alimentación el alumnado debe conocer la pirámide nutricional. Se trata de un triángulo dividido en escalones, de distintos tamaños, que recoge el consumo moderado de cada comida. En el caso de niños y niñas, recurren a los juegos para enseñarles las diferencias entre los distintos alimentos, cómo es una alimentación equilibrada o qué ingredientes pueden ser perjudiciales para la salud cuando se consumen en grandes cantidades. Estas aplicaciones son ideales para fomentar los buenos hábitos alimenticios entre los más pequeños de la casa y aumentar los conocimientos de los adultos.
Actividad física
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a los jóvenes de entre 5 y 17 años a realizar ejercicio físico basado en deporte, desplazamientos o juegos como mínimo una hora al día. Juanjo Pérez Soto, maestro en el CEIP Ana Caicedo Richard, ha trabajado con sus estudiantes en un proyecto que denominó ‘Healthy’ para promover este hábito desde la asignatura de Educación Física. Se trata de una experiencia gamificada: cinco personajes malignos quieren arrebatar la salud a los escolares, y un personaje ‘bueno’ llamado Healthy que los combate.
Descanso
Este juego infantil tiene como objetivo favorecer el desarrollo de un sueño sano, mejorar las rutinas y fomentar la relajación. Se trata de una ficha donde el alumnado rellena qué cosas o factores le impiden dormir por las noches, al completarla, se realizan una serie de pasos para anotar en la misma hoja y añadirlo a la rutina diaria. Además, incluye una serie de pautas para recordar antes de ir a la cama: ‘Compruebo que no tengo que ir al baño; que no haga ni frío ni calor; evito hacer cosas que me alteren; me pongo una hora para irme a dormir siempre’.
Técnica del semáforo
Trabajar con las emociones es esencial a la hora de desarrollar técnicas de autocontrol y de conductas impulsivas. Esta actividad consiste en reconocer las señales de un semáforo y asociar los colores con los sentimientos y la conducta. La luz roja significa ‘pararse’, se dirige a las situaciones donde el estudiante no puede controlarse por rabia, nervios o ira, y pretende que el niño se tranquilice y piense antes de actuar. Después de detenerse, la luz amarilla invita a pensar y darse cuenta del problema que está planteando y meditar sobre los sentimientos. Finalmente, la luz verde representa la solución a los conflictos. De esta forma, se trabaja el estrés y los malos comportamientos y se reduce su impacto en el día a día.
Higiene
Adquirir una buena higiene es fundamental para el bienestar del alumnado dentro y fuera de casa, evitando que caigan enfermos y estrechando las relaciones interpersonales y de bienestar. Destacan algunas prácticas de aseo como el lavado de manos y uñas que evita la transmisión de infecciones; ducharse o bañarse a diario; y cepillarse los dientes después de cada comida para prevenir el mal aliento, las caries o las enfermedades bucales. Estas aplicaciones ayudan a hacerlo.