Utilizar símbolos visuales, aprovechar los intereses del alumnado, trabajar las emociones… Son estrategias que habitualmente se emplean con estudiantes con trastornos del espectro autista (TEA), aunque muchas de ellas son efectivas también con el alumnado neurotípico, y viceversa. Como ejemplo, las propuestas por el docente Félix García Ortiz de Galisteo, aplicables en aulas de Infantil.
Utilización de la ruta visual
Durante los primeros tres años de vida se desarrolla el lenguaje expresivo que evoluciona en paralelo con el comprensivo, consiguiendo hitos que van desde la comprensión de palabras clave hasta la de estructuras más complejas. Durante ese periodo, la información visual es mucho más sencilla de captar que la auditiva; por eso, conviene recurrir a la llamada ruta visual: símbolos o grafías como los mapas de carretera o el etiquetado de los alimentos. Una forma de conocerlas es a través de ‘historias sociales’ y ‘agendas visuales’ con las que mejoramos el entendimiento de las conductas necesarias y la narración de acontecimientos en el aula. Veamos cómo.
- Agendas visuales: es posible elaborarlas en cualquier formato, con cartón u otros materiales rígidos, colorearlas, o añadir velcros e imanes. Lo importante es que permitan de un simple vistazo (incluso antes de que se haya dominado el concepto de paso del tiempo) comprender qué va a ocurrir y cuándo va a pasar. Por ejemplo, es eficiente para transmitir cuándo tendremos una excursión, cuánto falta para la llegada del verano o qué día de la semana hay actividades extraescolares. Algunos recursos para su elaboración en soporte digital son la pictogramagenda y la pictoagenda.
- Historias sociales: algunas de las dificultades conductuales que encontramos a diario vienen propiciadas por la imposibilidad de recordar por parte de los estudiantes el conjunto de normas o instrucciones que les solicitamos. Gracias a la utilización de fotografías, dibujos, pictogramas o palabras facilitamos la retención y comprensión de la información. A modo de ejemplo, si vamos de visita al zoológico es posible plasmar sobre el papel algunas normas que llevarán consigo para su consulta. Del mismo modo, las ‘historias sociales’ también nos ayudan a apoyar el discurso que puede ser erróneo en las primeras fases del desarrollo. Así, representar en imágenes lo que el estudiante ha hecho durante el fin de semana le ayuda a elaborar una narración más completa y mejor estructurada.
Parte de los intereses profundos
Cuando a un menor le interesan mucho las canciones de ‘La Granja de Zenón’ pide sus vídeos, quiere comprar sus juguetes, disfrazarse de algún personaje, etc. Esto genera una motivación que es posible aprovechar en su aprendizaje: si le gustan los animales, se utiliza esa temática para ampliar el vocabulario, visitar espacios o utilizar canciones que estén relacionados. Esto va a permitir a los estudiantes asimilar nuevos conocimientos, mejorar el lenguaje y propiciar interacciones más significativas con iguales.
Trabaja las emociones de manera significativa
En muchas ocasiones, damos por hecho que el conocimiento sobre las distintas emociones se va a ir dando de manera natural en los menores y esa idea lleva a que por el camino hasta el aprendizaje se den muchas rabietas, llantos y enfados que podrían haberse evitado con un mejor dominio de las emociones.
Las emociones son un tema relevante a tratar con el alumnado, que debe abordarse mientras se sienten. No seguir esta norma no es un impedimento para su consecución, pero sí que dificulta que consigan ponerse en el lugar del otro. Resulta de vital importancia, por tanto, poner nombre a las emociones que se desea dominar cuando el propio alumnado las está sintiendo. También es conveniente hacer hincapié en los indicadores físicos que se producen en nuestro cuerpo con ellas. Por ejemplo, estás avergonzado cuando ‘sientes como si tus mejillas estuvieran ardiendo’ o ‘tienes ganas de cubrirte los ojos con las manos y de agachar la cabeza para que nadie te vea’.