Cada vez cobra más relevancia conocer qué piensan, sienten y experimentan los estudiantes, los docentes y el resto de agentes implicados en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Y es que la recogida de datos sobre actitudes, percepciones o niveles de satisfacción ayuda a detectar dificultades o barreras, adecuar metodologías y diseñar propuestas pedagógicas más eficaces y personalizadas.

¿Qué es la Escala de Likert y cómo aplicarla en educación?

La Escala de Likert es una herramienta de evaluación utilizada en investigaciones educativas, además de sociales y psicológicas, para medir precisamente opiniones y valoraciones personales. Fue desarrollada en 1932 por el psicólogo y sociólogo estadounidense Rensis Likert con la finalidad de transformar las respuestas de los usuarios en datos cuantificables para su análisis posterior.

escala de likert

Su estructura es sencilla pero efectiva: a partir de una serie de enunciados los participantes manifiestan su grado de conformidad o disconformidad mediante una escala ordinal con diferentes niveles. Según el propósito del cuestionario, esta escala puede adaptarse a variables como la frecuencia o el nivel de satisfacción.

En el ámbito educativo, la Escala de Likert es una alternativa interesante para conocer las percepciones, las actitudes y las valoraciones del alumnado, del profesorado e, incluso, de las familias respecto a distintos aspectos del centro educativo; desde la evaluación de la eficacia de una metodología, hasta el análisis del clima en el aula o la experiencia con herramientas digitales, entre otros ejemplos. 

Tipos de escala

Una de sus características más interesantes es que no existe una única forma de aplicarla. A continuación, se explican los diferentes tipos de escalas de Likert que existen, sus características y en qué casos es preferible utilizar cada una.

Escala de 3 puntos

Es la versión más simple de esta escala, con únicamente tres opciones de respuesta: 

  • De acuerdo
  • Ni de acuerdo ni en desacuerdo
  • En desacuerdo

Se emplea cuando se busca una evaluación rápida o en contextos donde no se requiere un nivel alto de detalle. Su brevedad es idónea para situaciones en las que el tiempo o la atención de la persona son limitados.

Escala de 4 puntos

Como elimina la opción neutral, el encuestado ‘debe tomar partido’:

  • Totalmente en desacuerdo
  • En desacuerdo
  • De acuerdo
  • Totalmente de acuerdo

Es útil cuando se quieren evitar ambigüedades o respuestas evasivas, y obtener una opinión más definida. Es por lo tanto una escala que los expertos recomiendan para evaluaciones de clima escolar o satisfacción docente.

Escala de 5 puntos

Aporta un equilibrio entre sencillez y profundidad, y sus opciones son:

  • Totalmente en desacuerdo
  • En desacuerdo
  • Ni de acuerdo ni en desacuerdo
  • De acuerdo
  • Totalmente de acuerdo

Ofrece un punto medio para quienes quieren opiniones más matizadas o no desean posicionarse con claridad en los extremos. Resulta adecuada en encuestas de autoevaluación o percepción de metodologías.

Escala de 7 puntos

Cuando se necesita un mayor grado de detalle, se recurre a esta versión extendida:

  • Muy en desacuerdo
  • En desacuerdo
  • Ligeramente en desacuerdo
  • Ni de acuerdo ni en desacuerdo
  • Ligeramente de acuerdo
  • De acuerdo
  • Muy de acuerdo

Este tipo de escala se utiliza especialmente en investigaciones o estudios donde las pequeñas diferencias en las percepciones resultan significativas.

escala de likert

Escalas personalizadas adaptadas al contexto

Una de las ventajas de la Escala de Likert es la posibilidad de adaptar sus categorías de respuesta al tipo de información que se desea recoger. Algunos ejemplos son:

  • Para evaluar el grado de satisfacción:
    Nada satisfecho / Poco / Neutral / Satisfecho / Muy satisfecho
  • Para medir el nivel de frecuencia:
    Nunca / Rara vez / A veces / Frecuentemente / Siempre
  • Para valorar utilidades o intereses:
    Nada útil / Poco útil / Neutral / Útil / Muy útil

Ejemplos prácticos

La Escala de Likert se consolida así como una herramienta clave para convertir las opiniones y las actitudes en datos cuantificables que facilitan la toma de decisiones tanto pedagógicas como administrativas. Su uso es amplio y versátil, abarcando desde la evaluación de métodos de enseñanza hasta el análisis del bienestar emocional del alumnado.

Por ejemplo, puede emplearse para conocer la opinión de los estudiantes sobre una unidad didáctica mediante afirmaciones como ‘La metodología utilizada me ha ayudado a comprender mejor los contenidos’, con respuestas que van desde ‘Totalmente en desacuerdo’ hasta ‘Totalmente de acuerdo’. También resulta útil para medir el clima del aula con enunciados como: ‘Me siento respetado por mis compañeros durante las actividades en grupo’.

En el caso del profesorado, se aplica en procesos de autoevaluación, con afirmaciones como ‘Considero que los objetivos de aprendizaje han quedado claros para los estudiantes’, lo que permite identificar áreas de mejora o necesidades formativas. Además, esta escala se utiliza en investigaciones educativas para explorar niveles de motivación o ansiedad en el alumnado, evaluar la aceptación de nuevas herramientas digitales o analizar el impacto de innovaciones como el aprendizaje cooperativo o la inteligencia artificial en el aula.