Cristina Gutiérrez es educadora emocional y considera que esta materia es ya una ciencia aplicada, bien fundamentada y con numerosos estudios científicos que avalan sus resultados. En su último libro ‘Crecer con valentía’ analiza en profundidad esta capacidad para así mostrar cómo los niños pueden usarla y controlar, al mismo tiempo, una de las emociones más primigenias del ser humano: el miedo. Una cuestión que en los tiempos actuales es más necesaria que nunca.
Pregunta: ¿De dónde debe partir la educación emocional?
Respuesta: Para que sea de verdad debe partir de uno mismo, hemos de empezar por nosotros. Si no sé dividir, será difícil que enseñe a dividir. Si soy poco respetuoso, me cuesta empatizar o mi comunicación es negativa, difícilmente podré ser ejemplo y enseñarlo en casa o en el aula.
P: En su libro indica que las emociones pueden ser nuestras mejores aliadas, pero también nuestros peores enemigos. ¿Cómo afecta esto a los niños?
R: Que el miedo decida por ti te hace sentir inseguro y desconfiado. Que la rabia sea la que actúe ante un conflicto provoca muchas veces arrepentimiento, vergüenza y baja autoestima. Que la tristeza te acompañe sin motivo aparente, que la envidia te corroa o los celos te empujen a ser dependiente de los demás es, literalmente, ser prisionero de tus emociones. Ellas mandan en ti, no tú. Y eso te aleja absolutamente de quien eres realmente, y que los demás vean a alguien que, en realidad, no eres.
En cambio, cuando eres capaz de sentir ese miedo y afrontarlo con valentía, sientes orgullo y te aumenta la autoestima. Cuando le paras los pies a tu rabia te das cuenta de tu enorme poder ante situaciones de conflicto, generando admiración en los demás. Cuando utilizas los celos para darte cuenta de cuán importante es eso para ti, o la envidia para hacer algo que supere lo que el otro ha conseguido, entonces eres capaz de caminar por la vida con paso seguro porque sabes a dónde vas, y hasta la gente se aparta para dejarte pasar. Y aquí, las emociones son tus grandes aliadas, las que te dan poder y fuerza para ser quien quieres ser. Solo hay que ¡aprovecharlas! Seamos inteligentes y enseñémosles a nuestros hijos o alumnos. Es mucho más fácil de lo que parece.
"Todos llevamos el coraje dentro, solo que nos olvidamos de él, estamos muy ocupados ‘haciendo’, y a veces nos olvidamos de ‘ser’"
P: ¿Por qué se debe crecer con valentía?
R: Esa actitud y comportamiento que tenemos todos los humanos para afrontar los miedos y superarlos, nos ha ayudado a avanzar como especie. De hecho, estamos así diseñados, para hacer la peor interpretación posible y apartarnos del peligro, y de este modo, asegurar nuestra supervivencia.
Pero los miedos son cada vez más imaginarios y menos reales. Evolutivamente hablando: ya no hay leones que nos persigan, ni hemos de cazar para comer. Pero nuestros mecanismos emocionales siguen funcionando como hace cientos de años, especialmente las emociones de ira, miedo y tristeza que tienen una gran fuerza y potencia. Nuestros miedos son muy intensos, y por ello hemos de ser conscientes ya que condicionan nuestro día a día.
Es muy importante sacar nuestra valentía a pasear cada día, para seguir avanzando como especie, porque por muy modernos que seamos (o nos creamos que somos), necesitamos exactamente lo mismo para sobrevivir: jóvenes fuertes, autónomos y valientes para tirar del carro de nuestra tribu cuando llegue el momento. Y esto no está pasando debido a la sobreprotección (entre otros motivos) porque educamos en el miedo. Confieso que nunca he visto tantas carencias emocionales en los chavales como ahora (y veo ¡¡¡18.000 cada año!!): miedos a casi todo, bajas autoestimas, inseguridades, desconfianza, impaciencia, sentimiento de vacío… Hay que formar intencionadamente en la valentía a nuestros niños y niñas. Tiene que ser uno de los objetivos de familias y educadores.
P: ¿Se deben conquistar los miedos o dejarlos pasar? ¿Quiénes deben hacerlo: los padres o los hijos?
R: Todos, por supuesto. Todos llevamos el coraje dentro, solo que nos olvidamos de él, estamos muy ocupados ‘haciendo’, y a veces nos olvidamos de ‘ser’.
Para brillar, debes ser tú mismo, y para ser tú mismo (conocerte, saber quién eres y qué quieres, en qué brillas, que te hace único y diferente), necesitas ser valiente… y a veces muy valiente para no seguir lo que los demás esperan que hagas (como seguir la profesión de la saga familiar, por ejemplo). Digamos de vez en cuando: “hijo te quiero a ti, no a la carrera que estudies”. Dejémoslos respirar, y con cada bocanada de aire, veréis que se acercarán a quiénes son y sus ojos empezarán a brillar.
"No eduquemos a los niños para que se conviertan en clones porque la tristeza acabará inundando sus miradas"
P: ¿Qué función desempeña el miedo?
R: Apartarnos del peligro para asegurar nuestra supervivencia.
P: ¿Nos podría dar tres consejos con los que conseguir que un niño desarrolle su potencial?
R: En primer lugar, cuando tema hacer algo, dile: “No sabes si puedes o no si no lo intentas” o “lo importante no es caerse, lo importante es levantarse y volver a intentarlo. Confío en ti y sé que antes o después lo conseguirás”. Detrás de esas palabras estás consiguiendo varias cosas: entrenarlo en la autonomía, en la confianza que le producirá un aumento de autoestima y en la responsabilidad de que, en la vida, los logros dependen en su mayoría de uno mismo.
En segundo lugar, crear oportunidades para que los niños entrenen su valentía debería ser uno de los objetivos de los padres y del sistema educativo. Aprovecha las oportunidades: apúntalo a todas las excursiones escolares que hagan, a los campamentos o estancias, que haga deporte… todo aquello que genere una oportunidad vale si hacemos un 2 en 1: la salida en sí, más el entreno intencionado de las habilidades sociales y personales.
Y, por último, confía en tu hijo, y cuando lo mires, fíjate en lo que hay bajo su piel, tras sus ojos. Ellos son absolutamente auténticos y maravillosos. No les eduquemos para que se conviertan en clones porque la tristeza acabará inundando sus miradas.
- Gutiérrez, Cristina (Author)
La valentía en los niños es muy bueno por que así ellos podrán enfrentarse en cualquier adversidad que se le presente los padres estamos llamado a conducirlos sin tabues.