Consejos y pautas para disminuir la ansiedad durante el aislamiento

Planificar las tareas, cuidar el aseo personal o mantener una actitud positiva ante la nueva realidad son algunas de las claves para dejar atrás la ansiedad.

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Los días en casa van pasando y aunque el teletrabajo para los mayores y el estudio para los pequeños ayudan a mantener una rutina y a tener la mente activa durante buena parte del día, lo cierto es que el aislamiento en los hogares puede acarrear algunos problemas de ansiedad. Para evitarlos en la medida de lo posible, recogemos una serie de consejos y pautas ofrecidos por el docente de psicología Fernando Miralles, de la Universidad CEU San Pablo de Madrid.

Actitud positiva para comprender la realidad

Ya es hora de darse cuenta de la realidad. Es cierto es que no se puede salir de casa excepto para cosas muy específicas, pero hay que ser objetivos y ver que estamos en nuestra casa, con todas nuestras comodidades y sin que nos falte nada de lo necesario para llevar una vida relativamente cómoda.

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Si se toma en consideración este punto de vista, nos podremos preguntar: ¿de qué me quejo? Simplemente llevo unos días en mi casa, con mis seres queridos y sin ningún tipo de necesidad. Seamos objetivos: veamos lo que tenemos y dejemos de centrar nuestra atención en lo que nos falta.

Organizar un horario desde por la mañana a por la noche

Tenemos que organizar todo el día, ya que si no lo hacemos no veremos cómo los días van pasando, y llegará el aburrimiento, la desidia y, en algunos momentos, la desesperanza.

Para ello sería necesario marcar unas horas de referencia e intentar no quebrantarlas. Horas tan importantes como la de levantarse, aseo personal, comida, limpieza de la casa, cena y dormir deberían ser la base de nuestro día.

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Marcarse unos objetivos distintos cada día

En condiciones normales, un lunes no hacemos lo mismo que un sábado ni que un domingo. En esta ocasión, aunque estemos en casa, podemos marcar diferencias entre días.

Por ejemplo, lunes, miércoles y viernes podemos organizar la limpieza de la casa; los martes, jueves y sábados, como días específicos para hacer gimnasia; los domingos, el momento de llamar a nuestra familia y amistades con los que no hemos hablado últimamente.

Ser muy cuidadoso en la limpieza personal

Aunque no salgamos de casa, por respeto a los que conviven con nosotros y para no entrar en una idea de desánimo, hay que ducharse y arreglarse todos los días. Si estamos todo el día con el pijama, en poco tiempo no nos conoceremos ni a nosotros mismos.

Mantener el orden y la limpieza en casa

Al igual que nosotros tenemos que estar limpios y bien vestidos, nuestro entorno tiene que estar organizado y en orden. No podemos empezar a dejar cosas fuera de su sitio, si no, en pocos días la casa será un desorden total y subirá el nivel de ansiedad en todos los que allí convivan.

Deporte todos los días

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Tenemos que intentar sudar haciendo deporte unos minutos todos los días, así los niveles de ansiedad bajarán y las molestias musculares no aparecerán. También puede ser un buen momento para reunirse toda la familia en el salón y que cada uno proponga nuevos ejercicios físicos como saltar a la comba, hacer sentadillas, flexiones o buscar en Internet algún ejercicio divertido para hacer todos juntos.

Técnicas de relajación y respiraciones abdominales

Es necesario tener un momento de soledad durante el día, pensar qué está ocurriendo, si todo va bien y si tengo que cambiar algo en mi actitud diaria. Este puede ser un buen momento para relajarnos. Para ello se pueden hacer respiraciones con el estómago para que el diafragma se relaje. También se pueden hacer técnicas de relajación con la que estiremos las distintas partes del cuerpo y así sentirnos mejor.

Descansar lo suficiente

Para que nuestro reloj biológico funcione bien, nos tenemos que acostar a una hora razonable y no levantarnos muy tarde. De este modo, empezaremos el día con fuerza. Es muy importante no romper la organización de nuestro reloj biológico, pues puede ser el principio de una depresión o desidia, que nos complicará la vida, tanto a nosotros como a nuestra familia.

Mantener el contacto con amigos y familiares

Aunque estemos solos en casa, mucha gente nos conoce y nos quiere. Una demostración de ello es la cantidad de mensajes y llamadas que recibimos todos los días. Pero siempre hay amigos y familiares que, por no molestar, no llaman o no se comunican lo suficiente. Es a esas personas a las que tenemos que apoyar e invertir más tiempo. 

Fomentar prácticas solidarias con personas de nuestro entorno

Para ayudar a los demás podemos cuidar de niños cuyos padres tienen que ir trabajar; hacer compras a personas mayores para que no salgan a la calle o participar en quedadas como las salidas a la ventana para aplaudir en apoyo a ciertos colectivos (personal sanitario, cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, fuerzas armadas, personal que trabaja para que nosotros sigamos en nuestras casas…)

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