Aunque no existe una receta mágica que te garantice el estilo perfecto de relacionarte con tu alumno, hoy por hoy, sabemos que estilo democrático favorece el desarrollo cognitivo es el democrático: aquél que a través del diálogo hace al alumno protagonista de su propia educación.
Establecer un estilo democrático en el aula
Este despliegue de confianza en el potencial del niño lo lleva a asumir responsabilidades adaptadas a su desarrollo y contando siempre con el apoyo de un “amoroso educador que por experiencia propia sabe que las cosas no se pueden hacer perfectas”. El resultado es una plantilla de alumnos con menor inseguridad y mayor autoestima.
He aquí algunas claves en las que apoyarte para ejercer un estilo democrático basado en la confianza y el diálogo, que, por obvias que parezcan, no siempre son aplicadas:
1. Establecer normas de comportamiento claras con una sencilla y corta explicación sobre tus motivos. De este modo, tendrán claro lo que pueden y lo que no pueden hacer.
2. Sé empático con cualquier respuesta emocional que manifiesten tus alumnos frente al límite, mostrando tu cariño y aceptación. Respeta su llanto de frustración o su enfado si esa es su reacción. Hazle un hueco a su emoción sin ignorarlo, sin frialdad ni mala cara. Realmente tiene derecho a enfadarse o manifestar su enfado ante un límite. Si respetas su emoción, cuando haya pasado estarás ahí para abrazarlo y repetirle con cariño y firmeza la norma. Así, habrás mantenido tu límite con cariño y respeto. Ser empático no te resta firmeza.
3. Escucha su punto de vista sobre el tema. Quizá su perspectiva pueda aportarte algo para reestructurar o enriquecer la norma o hasta para suprimirla si realmente no es tan necesaria como creíste en un principio. Si realmente es necesaria así, mantenla con firmeza, no con enfado. Básate en el dialogo y la comprensión.
4. No enjuicies al niño, sino a su acción ayudándolo a ver las consecuencias que ésta tiene. No digas “eres malo”, sino “esto que hiciste no está bien”, por esto y por lo otro. Haced una lista de consecuencias juntos.
5. Apóyalo a que tome decisiones por sí mismo. En función de su edad ayudándolo a asumir.
6. Ayúdalo a asumir la responsabilidad de sus decisiones. Con mucho cariño y respeto ayúdalo a ver, cuando algo no salió como él quiso, todas las cosas que aprendió con esta nueva experiencia y que ahora puede aplicar a la próxima. Enséñale que los “supuestos errores” son grandes maestros.
7. Limítate a estar siempre presente para guiarlos y orientarlos dejando que actúe por sí mismo. Evita la tentación de intervenir a menos que él te lo pida.
8. Ofrécele las herramientas para solucionar sus conflictos pero no intervengas en ellos en la medida de lo posible.
9. Demuéstrale siempre tu cariño. Esto es lo que verdaderamente le va hacer confiar en la norma e infundirle fuerza para aceptarla.
Haydée Mesa, licenciada en Arte Dramático y especialista en Técnicas Gestálticas, con experiencia como actriz profesional y pedagoga teatral, conjuga estas disciplinas para profundizar en el conocimiento emocional.
Difícil para un adulto no intervenir en los asuntos infantiles por inercia. Aprender cuando hay que controlare. Todo un reto.