Si hubiera que pensar una forma fácil de organizar y resumir los distintos contenidos de las materias, tanto para enseñarlos como para que el alumnado los entienda, ¿cuál sería? Una de las más utilizadas es a través del cuadro sinóptico. Con ellos, tanto el profesorado como los estudiantes pueden estructurar de manera muy visual la información importante de un contenido, ya sea para impartirla o estudiarla.
De todas ellas, una de las más conocidas es el cuadro sinóptico (también denominado como cuadro de conceptos o esquema de llaves), que organiza el contenido sobre un tema en distintos apartados. Todos ellos están ‘encadenados’ por llaves, un signo gráfico que permite unir la información de mayor a menor importancia y por subtemas.
Los beneficios de utilizar el cuadro sinóptico en el aula
Con los cuadros sinópticos se puede destacar fácilmente el contenido de cualquier materia. De este modo, uno de los beneficios que ofrece este tipo de esquema es que a través de las ‘llaves’ los estudiantes pueden organizar la información de forma jerárquica partiendo de un tema o idea principal, de la que surgen distintas ‘llaves’ con subtemas que conforman el contenido. Con esta estructura, resulta sencillo identificar la relación existente entre el tema principal y los secundarios.
Otro de los beneficios es que son muy fáciles de crear. Sin tener conocimientos previos sobre el tema, es posible realizar un esquema sencillo siguiendo las ideas principales y subtemas de la misma que aparezcan en un libro de texto o en los contenidos de la materia. Tampoco es necesario hacer uso del ordenador ya que con un folio y bolígrafos de distintos colores es posible crear un cuadro sinóptico visual, completo y llamativo.
Así, por ejemplo, si se quiere estudiar los estados del agua, este tipo de esquema, que muestra el tema principal en la parte superior o en la parte izquierda del diagrama se puede crear con una primera llave que reúne los tres estados (sólido, líquido y gaseoso). Junto a estos, se abre otra llave más pequeña en la que se puede indicar un ejemplo de cada estado (el hielo para el sólido, los mares o los ríos para el líquido y las nubes para el gaseoso). Dependiendo de la complejidad de la información y el nivel educativo en el que se encuentre el alumnado, se pueden abrir tantas llaves como sea necesario.
Tipos de cuadros sinópticos
Aunque se estructura a través de llaves, dentro de los cuadros sinópticos hay distintos tipos. Los más comunes son:
- Diagrama. Este tipo de esquema se hace de arriba abajo, es decir, el tema principal se coloca en la parte superior del mismo y los subtemas se van añadiendo justo debajo. Es un tipo de cuadro sinóptico más completo, para niveles educativos más avanzados, como Secundaria o Bachillerato. En él se pueden añadir conceptos dentro de los subtemas y varios ejemplos.
- En red. El objetivo es que los conceptos estén interrelacionados como si se encontraran en una red que une los temas y los subtemas. En este caso, el tema principal lo colocamos en el centro del esquema, y de ahí, como si de una tela de araña se tratase, se van añadiendo los conceptos o subapartados. También es recomendable para niveles educativos en los que los contenidos son más extensos.
En educación, resulta muy interesante y necesaria, la utilización de mapas conceptuales, cuadros sinópticos, cuadros resumen, diagramas con estructuras jerárquicas u otros. Es lo que marca la gran diferencia en lo que se refiere a inteligencia y capacidad creativa del alumnado. Esto, sí que facilita una magnífica preparación para el futuro y para trabajar en las empresas. Lo demás, es "deglutir apuntes". Cuando se "chapa" entendiendo lo que se estudia, algo puede quedar. Pero cuando se aprende un temario, sin entender ni comprender lo que se trata de asimilar, provoca "indigestiones educativas" y su utilidad pedagógica, queda en entredicho, ya que, se reduce a pasar un examen. Nunca, se produce un aprendizaje significativo. En consecuencia, todo el alumnado, debería terminar sus estudios obligatorios, sabiendo confeccionar un buen cuadro sinóptico sobre un tema determinado. Podría ser motivo de examen (a modo de reválida, EBAU, PAU...), permitiendo libros en dicha prueba. Dicha adquisición, sí que constituye una magnífica competencia para el presente y para el futuro. Podría decirse, que se convierte en algo "clásico" ya que no "muere" con el examen, sino que permanece, como base, para cimentar nuevos aprendizajes.