Los mandalas son dibujos con representaciones místicas y espirituales que representan tanto el macrocosmos como el microcosmos y que son muy utilizados en el budismo o el hinduismo, entre otras religiones.
Son numerosos los psicólogos y estudios que avalan los beneficios de crear y colorear mandalas. De todos ellos, se puede destacar el trabajo de Carl Jung, pionero al utilizarlos en tratamientos terapéuticos que concluyó que, cuando una persona está creando un mandala, proporciona a su mente un sentido de orden e integración de uno mismo. Además, provocan una relajación física total, como se desprende de los trabajos recopilados en el libro ‘Medical Art Therapy with Children’ en el que hablan de este efecto en niños de entre 5 y 10 años dedicados a la tarea de colorear mandalas durante cinco minutos.
Beneficios de colorear mandalas
De esta manera, se ha observado una tendencia creciente a colorear mandalas con el fin de reducir el estrés y liberar la ansiedad. De ahí que se hayan convertido en una manualidad idónea para trabajar con niños en casa e, incluso, en centros educativos. De hecho, muchos los centros han decidido incorporarlos en sus aulas como recurso: permiten trabajar aspectos como la psicomotricidad fina de manos y dedos, la atención y la concentración de los pequeños, además de favorecer la lectoescritura.
Entre los beneficios de estas manualidades se pueden destacar los relacionados con los aspectos cognitivos, es decir, que incrementan la capacidad de observación, mejoran la capacidad de percibir los colores, las formas o la armonía entre ellas y, además, son una potente herramienta para desarrollar el pensamiento creativo, permitiendo al niño decidir de forma libre. Rocío García Abós, psicoterapeuta en Vértice Psicología, también los considera una potente arma de comunicación: “la práctica del mandala favorece la expresión y el lenguaje, algo clave en niños introvertidos”.
El acto de colorear lleva a las personas a un estado de calma y relajación, por lo que son un recurso excelente para trabajar, a su vez, los aspectos emocionales. Invitan al niño a reflexionar (ya que estará mucho más relajado), promueven el bienestar interior del pequeño, ayudan a desarrollar la paciencia, la perseverancia y la constancia a la vez que reducen el estrés y la ansiedad.
A parte de estos beneficios, Sara Tarrés, autora del blog Mamá Psicóloga Infantil, comenta que “los mandalas son una potente herramienta educativa, ya que permite a los docentes enseñar conceptos geométricos, tales como los círculos, los triángulos o los cuadrados (este tipo de dibujos son una mezcla de todos ellos) a la vez que estimulan el sentido estético”.