¿Sabías que una partida de ajedrez puede durar horas y requerir más de 30.000 decisiones pequeñas? Ahora imagina utilizar esa complejidad como un recurso para trabajar con menores con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), quienes enfrentan grandes retos para mantener la atención y controlar sus impulsos. Lejos de ser un simple juego, está demostrado que el ajedrez es una herramienta educativa innovadora y accesible para abordar estas dificultades. 

Y es que mejora de la concentración, ya que los estudiantes aprenden a enfocarse en la posición de las piezas, prever movimientos y desarrollar estrategias, y refuerza la capacidad de atención sostenida. Además, promueve el desarrollo de habilidades cognitivas esenciales: fortalece la memoria, la resolución de problemas y la toma de decisiones; competencias no solo mejoran el rendimiento académico, sino también aumentan la capacidad para gestionar situaciones cotidianas. Por último, fomenta la paciencia y el autocontrol: cada movimiento requiere reflexión, enseñando a los estudiantes a pensar antes de actuar, lo que contribuye al desarrollo del autocontrol.

Para que el alumnado con TDAH pueda sacar el máximo beneficio de este juego, es posible adaptarlo para que sea menos complejo. El primer paso sería simplificar las reglas: eliminar el enroque y la captura al paso, reducir los tableros a un tamaño de 5x5 y 6x6 para que las partidas duren menos (entre 10 y 20 jugadas)... En los casos en los que se dan varias jugadas consecutivas sin capturas ni movimientos de peón, la partida acaba en empate. También se pueden vincularlas actividades con objetivos educativos para que se utilicen para reforzar conceptos clave.

Un estudio sobre el ajedrez adaptado

el ajedrez y el TDAH

En nuestro centro realizamos un estudio piloto en un aula de Primaria con 20 estudiantes diagnosticados con TDAH durante tres meses, con sesiones semanales de ajedrez simplificado combinadas con actividades de reflexión grupal para analizar los resultados. En su desarrollo utilizamos un protocolo específico para medir la atención, la impulsividad y la autoestima antes y después del programa. Además, animamos a docentes y familias a participar en entrevistas estructuradas para aportar una evaluación cualitativa de los cambios observados.

Tras el estudio, comprobamos que el ajedrez adaptado era un aliado pedagógico ideal para fomentar habilidades esenciales, reforzar la autoestima y mejorar la convivencia escolar. Estos fueron concretamente los resultados extraídos:

  • Mejoras en la atención: un 70% de los estudiantes mostraron una mayor capacidad para concentrarse en tareas estructuradas, según las observaciones de los docentes.
  • Reducción de la impulsividad: se registró una disminución del 50% en las interrupciones durante las clases.
  • Incremento en la autoestima: las familias destacaron que los estudiantes se sentían más seguros al enfrentarse a nuevos desafíos y mostraban una actitud más positiva hacia sus tareas diarias.