Escribo estas palabras horas después de conocer las medidas anunciadas por la ministra de Educación tras reunirse con las Comunidades Autónomas. Es probable que en los próximos días se presenten más iniciativas conforme comience el curso, el más difícil de la historia reciente de nuestro país. Pero la realidad es que hasta ahora solo se han anunciado medidas higiénicas, por lo que no sorprenden las numerosas muestras de indignación y el enfado de docentes y familias.
Las administraciones han tenido meses para preparar y organizar la vuelta al cole y unos días antes del comienzo sólo han sido capaces de ponerse de acuerdo en medidas que, aunque necesarias, resultan bastante básicas. Y lo peor es que algunas no se pueden cumplir aunque se desee. El alumnado puede llevar la mascarilla todo el tiempo en el centro, lavarse las manos las veces que sean necesarias pero, ¿cómo se puede mantener la distancia de seguridad en clases de 30 alumnos donde el espacio es reducido? ¿De verdad que no hay otras alternativas?
Un buen amigo director de centro me decía hace unas semanas que el tema de la vuelta al cole era, en realidad, una cuestión económica. No pude más que darle la razón. La educación sigue siendo la ‘maría’ de nuestra sociedad, la asignatura pendiente que, al no dar resultados a corto plazo (el mal permanente de la clase política), se va dejando poco a poco para apostar por otros sectores que se consideran más necesarios para el crecimiento inmediato del PIB: el turismo y la construcción son buena muestra de ello. Y en esta crisis motivada por la Covid-19 este planteamiento ha quedado más patente que nunca.
Se ha perdido una gran oportunidad para haber realizado una inversión realmente importante en la educación de nuestro país, una inversión que sentase las bases de una educación de calidad, que nos permita salir más reforzados en el futuro, con una generación más preparada, mejor adaptada a los nuevos retos del siglo XXI.
Urgen medidas de calado como una significativa reducción de la ratio de alumnos por aula (una demanda histórica de la comunidad educativa), más contratación de personal docente para compensar los años de recortes, inversiones para modernizar los centros educativos y sus infraestructuras, apuesta por un verdadero cambio metodológico que sitúe al alumno como protagonista de su aprendizaje y donde las tecnologías tengan un papel relevante para todos, sin brechas digitales ni socioeconómicas. En definitiva, un verdadero puñetazo sobre la mesa para ratificar la apuesta por la educación como presente y futuro de nuestro país. Una pena, hemos perdido una gran oportunidad.
Este editorial, escrito por Javier Palazón, director de EDUCACIÓN 3.0, forma parte del nº 39 de la revista impresa. Para recibir la revista puedes suscribirte como centro o como particular desde nuestra tienda online.
No puedo estar más de acuerdo. Como futura docente de E.S.O., solo espero poder llegar a ver ese cambio tan necesario algún día... Un saludo 🙂