Docente de Educación Infantil y Primaria, y autora de la página Blog Ser Maestra, Tania Pasarín Lavín reflexiona en el siguiente artículo acerca de la educación sobreprotectora de los hijos y las consecuencias que ello puede llegar a implicarse como es el cierre de oportunidades o convertirse en adultos egoístas. Pero, además, nos sugiere el libro de Eva Millet Hiperpaternidad de la Plataforma Editorial: en él, su autora explica y analiza el hecho de haber pasado de un modelo ‘mueble’ a un modelo ‘altar’ en la educación de los más pequeños.
¿Estamos creando una generación Blandiblub con educación sobreprotectora?
La familia es el agente socializador más importante para el desarrollo de nuestros pequeños, por este motivo los docentes tienen que tener en cuenta las diferentes tipologías que encontramos. Son muchos los autores que han dedicado su tiempo a estudiar el papel de la familia en la educación como es el caso de Gallego Ortega, Alice Miller o Angélica Olvera, entre otros. Así, y tras el estudio de varios autores podemos hablar de diferentes estilos parentales que varían con el paso del tiempo y con la sucesión de las circunstancias. Nos encontramos el estilo democrático o autorizativo, estilo autoritario, estilo indulgente o permisivo o estilo negligente.
Hace tiempo leí en un artículo que se está llevando a cabo un modo de crianza y educación que nos llevará a crear una sociedad Blandiblub. ¿Realmente esto es cierto? ¿Cómo podemos evitarlo? Actualmente nos encontramos que se tiende a un estilo parental basado en la sobreprotección. Las familias se muestran excesivamente preocupadas cuando sus hijos se encuentran sin nuestra ayuda, cerrándoles oportunidades y creando en ellos una sensación de dependencia y miedo hacia el mundo que impedirá su desarrollo integral correcto.
¿Demasiados premios?
Es normal que como padres tengamos miedo a que nuestros pequeños sufran, se hagan daño, se caigan y queramos protegerles. Pero esto siempre tiene que tener unos límites, sino estaremos creando en ellos un concepto de sí mismos bastante degradado en el que no ponen a prueba su competencia personal y crearemos personas muy dependientes y con actitudes egoístas. Como padres no debemos provocar en los niños miedo e inseguridad, sino limitaremos su desarrollo emocional y, por consiguiente, su proceso de maduración llegando a crear en alguna ocasión indefensión aprendida y efecto pigmalión.
Además de todo esto, los padres y madres sobreprotectores tienden a dar demasiados premios para evitar discusiones ofreciéndole al niño todo lo que pide y olvidando que desde muy pequeños necesitamos responsabilidades. Los niños no van a ser más felices porque les facilitemos todo y se lo demos todo masticado.
Esta sobreprotección produce en las familias estrés, sobrepreocupación y un exceso de protección, olvidando que los niños, niños son y necesitan espacio para jugar, equivocarse y aburrirse. Pero además esto afecta a la hora de acudir a la escuela, ya que los sobreprotegidos están acostumbrados a que se les faciliten tanto las cosas que sufrirían un gran choque con la realidad al ver que en la escuela deben esperar para ser atendidos, esperar su turno de palabra, compartir, ya que va a tener 24 personas más solicitando lo mismo que él.
Hiperpaternidad
Eva Millet (@EvaMilletEduca2), periodista especializada en educación y crianza, analiza este tema en su libro Hiperpaternidad (de Plataforma Editorial), defendiendo que hemos pasado del modelo 'mueble' al modelo 'altar'.
Esta autora analiza este fenómeno dando herramientas a los padres actuales para determinar el grado de hiperpaternidad que tiene cada familia y proponiendo alternativas para desarrollar una paternidad más saludable y relajada y sobre todo conseguir autoconfianza, autoestima y un desarrollo adecuado de todas las capacidades, evitando la sobreeducación, las agendas apretadas, la sobreestimulación precoz y la indefensión aprendida.
Tania Pasarín Lavín es docente de Educación Infantil y Primaria, y autora de la página Blog Ser Maestra. La puedes seguir en Twitter a través de @TaniPasarin
La sobreprotección genera niños odiosamente egoistas. La misión de los padres es, como los pájaros, enseñar a volar. Y en la "bandada" hay muchos "pájaro"s a los que respetar.