Existen muchos debates acerca de si los nuevos medios electrónicos han empobrecido nuestro lenguaje y la capacidad de comunicarnos y expresarnos, pero lo que es evidente es que la forma en que nos comunicamos actualmente ha sufrido una notable transformación.
Escribimos constantemente: escribimos en el trabajo (¿has pensado alguna vez cómo ha sustituido el correo electrónico casi todas tus llamadas?), y también en nuestra vida personal. Cada vez más nuestra comunicación es escrita, por lo que la importancia de la escritura es incuestionable. Y ahí las faltas de ortografía siguen siendo una asignatura pendiente.
"No solo es responsabilidad de los profesores de Lengua que los alumnos escriban sin faltas de ortografía"
Efectos de los errores ortográficos
¿Qué impresión causaría un abogado o un médico que redacta un informe plagado de errores ortográficos? A priori no estaría reñido con la profesionalidad del experto, pero causaría muchas dudas. Nada puede hacerte perder credibilidad más rápido y hacer que te vean como un ignorante que una falta de ortografía.
El estudio de la ortografía resulta a veces tan árido para los alumnos como desalentador para los profesores. La corrección en la escritura debería ser considerada como un asunto de interés general para todo el equipo de profesores de un centro educativo, ya que no solo es responsabilidad de los profesores de Lengua que los alumnos escriban sin faltas de ortografía.
¿Cómo transmitir a los alumnos la importancia de una buena escritura?
De nada sirve decirles que los errores ortográficos pueden suponer perder una oportunidad de trabajo, la pérdida de una venta, o hasta disminuir la posibilidad de encontrar el amor por internet. Todo es percibido como una consecuencia a largo plazo, poco tangible para alumnos de Primaria… ¿Sería mejor opción penalizar las faltas de ortografía en los exámenes, o por el contrario la solución sería dotar a los profesores y alumnos de las herramientas necesarias para que puedan mejorar sus resultados de manera efectiva?
En lugar de demonizar los medios digitales, creo que deberíamos verlos como una oportunidad para practicar más nuestra comunicación escrita. Apostamos por la tecnología como herramienta para que los alumnos aprendan de manera diferente si queremos obtener resultados diferentes. Porque los tiempos han cambiado, los alumnos también, y con ello la manera de enseñar y aprender.
Es necesaria la actualización de los métodos clásicos de aprendizaje puesto que los estudiantes del siglo XXI requieren otro tipo de estímulos. Cada vez son más los centros escolares que establecen como prioridad acabar con las faltas de ortografía de sus alumnos.
"¿Sería mejor opción penalizar las faltas de ortografía en los exámenes, o por el contrario la solución sería dotar a los profesores y alumnos de las herramientas necesarias para que puedan mejorar sus resultados de manera efectiva?"
La lengua, un código común
La lengua no es propiedad privada de nadie sino un patrimonio común. Del mismo modo que cuando alguien escribe con letra ininteligible resulta difícil descifrar el mensaje, cuando no se respeta la ortografía está haciendo aún más difícil entender el texto. La lengua es un código común. Si cada uno escribe como mejor le parece, la lengua se convierte en un dialecto individual y no en un vehículo de comunicación social.
Por todos es sabido que las faltas deterioran marcadamente la valoración que los demás tienen de nosotros. Sopesemos la importancia de escribir bien, porque, al fin y al cabo, nuestra escritura dice mucho de nosotros mismos.
Virginia Ricoy, CEO de Walinwa, aplicación digital de aprendizaje de ortografía