Todos los niños deberían ser hiperactivos

Apostar por el movimiento y la actividad física y mental de los menores es clave para su desarrollo cognitivo. Esta es la opinión de Ainhoa Sarmiento, experta en educación y desarrollo de la creatividad a través del movimiento.

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Todos Los Niños Deberían Ser Hiperactivos

Los menores, en toda su etapa de desarrollo, tienen una tendencia natural hacia el movimiento que les impulsa a experimentar la movilidad de su cuerpo de todas las formas posibles. Ese impulso natural, instintivo, tiene una finalidad y es la de desarrollar conexiones neuronales y con ello impulsar el desarrollo cerebral y cognitivo. Aunque nos cueste admitirlo, resulta que el cerebro no se creó para pensar, sino para permitir el control del movimiento. En realidad el cerebro no nos diferencia de los animales sino de las plantas.

El cerebro nace para permitir el control motor, que a su vez hace posible el movimiento. Solo se desarrolla en los seres vivos que se mueven a voluntad, de manera que la principal función de nuestro cerebro es la de posibilitar el movimiento del cuerpo, y de hecho más del 90% de la actividad cerebral se destina al funcionamiento del cuerpo y no a las funciones cognitivas. Y para que el cerebro del niño se desarrolle y dentro de él se generen las sinapsis o conexiones neuronales necesarias para que pueda aprender, es imprescindible que el menor se mueva mucho. Es imprescindible que el niño sea ‘hiperactivo’. 

El sexto sentido es en realidad el primero

Hiperactivos

El sistema vestibular, que hace referencia a ese ‘sexto sentido’ que nos permite mantener el equilibrio, es el primer sistema sensorial que se desarrolla en la fase prenatal. Entra en funcionamiento desde el nacimiento y participa en el control motor pero también en el desarrollo cognitivo y la regulación de los estados de ánimo. 

Podríamos decir que los primeros aprendizajes del bebé, que son los que empiezan a organizar su cerebro, se relacionan con la percepción de su propio cuerpo y del movimiento. Y este proceso continúa durante toda la infancia. El sistema vestibular es, además, el que organiza las percepciones de los demás sentidos, como la vista, el oído, el olfato y el tacto. Y es por ello que sin un correcto funcionamiento del sistema vestibular los niños podrían presentar dificultades de aprendizaje. La mejor manera de estimular la maduración y el correcto funcionamiento de este sistema es permitir que los infantes se muevan libremente durante el máximo tiempo posible.

El movimiento es algo instintivo y natural en los bebés, no necesitamos enseñarles a patalear, a girar la cabeza, a intentar incorporarse, a sostenerse sentados, etc. De hecho, las revisiones de los pediatras en los primeros años de vida observan con cuidado los movimientos y los reflejos de los bebés como un indicador de que su evolución es la correcta. Todos estos movimientos instintivos están generando nuevas conexiones entre las neuronas del cerebro, y  cuando mayor sea la gama de movimientos que el niño experimenta, practica y llega a dominar, mejor será el desarrollo de su cerebro y mayor el número de sinapsis o conexiones entre las neuronas. 

Mantenerse activo para desarrollar las capacidades cognitivas

Todos Los Niños Deberían Ser Hiperactivos

Es imprescindible mantener la actividad física y el movimiento libre durante toda la etapa de desarrollo si no queremos mermar las capacidades cognitivas y de aprendizaje de los niños. Pero también es importante inculcar un estilo de vida activo para mantener la salud del cerebro a lo largo de toda la vida. 

Existe la falsa creencia de que para estudiar, para aprender, hay que estar sentado, quieto y callado. Y a pesar de los muchos avances en neuroeducación y el desarrollo de múltiples estrategias didácticas basadas en el aprendizaje activo y manipulativo, hay un elemento que sigue invadiendo las aulas: las sillas. Y otro que sigue desterrado: el cuerpo en movimiento. Cuando el cuerpo no se mueve, el cerebro se relaja y sus niveles de atención disminuyen exponencialmente. El Instituto Tecnológico de Massachusetts demostró en una investigación que la actividad cerebral de un estudiante que permanece quieto, escuchando en clase, es la misma que cuando hace zapping en la televisión. 

El movimiento es una de las pocas actividades que estimulan y desarrollan simultáneamente el sistema nervioso central y el periférico. Es decir, que el movimiento es lo único que activa todas las regiones cerebrales y con esta activación mejora la atención. Para mejorar los procesos de aprendizaje también debemos tener en cuenta que toda la estructura cerebral está íntimamente ligada al sistema locomotor y los sentidos. Las investigaciones desarrolladas en el ámbito de la neurociencia han dejado claro que el aprendizaje, el pensamiento, la creatividad y la inteligencia no son procesos que pertenezcan únicamente al cerebro, sino a todo el cuerpo. 

Incentivar el movimiento del alumnado como labor docente 

Las conexiones neuronales que se establecen cuando el cuerpo se mueve son las que van a propiciar el aprendizaje. Es imposible saber cuánto tiempo permanecerán en la memoria los contenidos que los niños aprenden en el colegio, pero sí se puede demostrar científicamente que las conexiones neuronales que se establecen y fortalecen gracias al movimiento perduran toda la vida, y que estas conexiones o sinapsis son las que van a posibilitar el aprendizaje de los contenidos. De manera que nuestra responsabilidad como educadores es la de generar un tejido nervioso amplio y fuerte, y la vía más directa y efectiva para lograrlo es dotar al niño con una gran amplitud motriz.

Por otra parte, el movimiento favorece la segregación de una serie de sustancias bioquímicas que generan un estado de ánimo óptimo para el aprendizaje y que favorecen la motivación. Todos los organismos internacionales responsables de la salud advierten de los peligros y los aspectos negativos del sedentarismo en la infancia. En los colegios y en sus casas los niños mantienen periodos de sedentarismo prolongados que ponen en peligro su salud y su desarrollo. Y sin embargo maestros y padres siguen ‘quejándose’ de que los niños no paran quietos. 

La hiperactividad es una cuestión cuantitativamente subjetiva que solo puede considerarse como trastorno o rasgo negativo en el caso de que genere dificultades para la salud, el aprendizaje o la relación social. Por eso, conociendo la gran importancia que tiene el movimiento para la salud, física, mental y emocional de los niños, y sabiendo que para garantizar su desarrollo cognitivo y aumentar su rendimiento escolar los niños necesitan moverse mucho, deberíamos desear que nuestros niños fuesen todos hiperactivos, en el mejor sentido de la palabra.

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