Una de las sorpresas más gratificante que me he llevado como docente con la realización de proyectos de innovación educativa ha sido el descubrir en ella ‘una varita mágica’ que sirve como herramienta para fomentar la inclusión educativa y atención a la diversidad.
La mayoría de las veces, las evidencias se muestran en los casos más extremos: por ejemplo, con alumnado con alto fracaso escolar. A ellos, el sistema educativo les está diciendo continuamente ‘no vales’.
Empleando STEAM
Cuando realizas actividades innovadoras con nuevas tecnologías como la programación, la robótica y la impresión 3D, el alumnado parte prácticamente de cero, y todos tienen las mismas oportunidades. Paradójicamente, estos alumnos, al descubrir que son capaces de lograr competencias STEAM increíbles (construir y programar robots o imprimir prótesis en 3D para personas amputadas), se implican más incluso que el resto de sus compañeros y experimentan una transformación: su autoestima se dispara, reciben reconocimiento, halagos, afecto y un gran refuerzo emocional. Es decir, pasan del fracaso al éxito educativo. Incluso los estudiantes más disruptivos por primera vez son protagonistas por destacar en propuestas educativas.
Para explicarlo me gusta poner el símil de la Fórmula 1: en este deporte como no tengas un buen coche y un buen equipo, no ganas la carrera y muchas veces ni siquiera la acabas. Aunque seas Fernando Alonso.
Pues bien, esto es lo que les pasa a muchos de nuestros alumnos: tenemos ‘Fernandos Alonsos’ en potencia, pero les falla la ‘familia’ de mecánicos y, sobre todo, les falla el coche. Porque el equipo docente en muchos casos no ha dado con el ajuste idóneo del motor para que consigan acabar la carrera.
Innovando para motivar
La experiencia nos ha demostrado que dentro de esos posibles ajustes necesarios, la innovación educativa consigue esa motivación especial que hace que nuestro alumnado se implique y sea verdaderos protagonistas de su aprendizaje. Como los estudios demuestran, activa otros dispositivos básicos de aprendizaje como la atención, la memoria y un neurotransmisor, la dopamina, fundamentales para que se fijen los conocimientos en la memoria a largo plazo. Volviendo con el símil, a la innovación se la podría considerar ‘la gasolina súper’ del aprendizaje a nivel educativo.
Cuando realizaba experiencias innovadoras con mis alumnos pensaba que estaba formándoles para el futuro y, al observar su desarrollo personal y social, he descubierto que realmente estaba incidiendo en su presente. Cada día estoy más convencido porque los pequeños gestos en innovación educativa nos hacen grandes y realmente, ayudando nos ayudamos a nosotros mismos.