Generalmente entendemos el curso como una sucesión de unidades didácticas que en la programación llevan asignadas un número de sesiones. En ellas trabajamos diferentes ideas: conceptos, habilidades, procedimientos, etc. Si consultamos el currículo escolar elaborado por las Comunidades Autónomas, veremos que la redacción presenta un formato similar: una sucesión de ideas clasificadas por temas para cada curso.
Este sistema tiene una gran ventaja: es sencillo, fácilmente exportable de un curso a otro y de un docente a otro, y permite coger la guía didáctica de la editorial y ponerse a ello.
Con limitaciones
Pero con los años, me voy dando cuenta de sus grandes limitaciones. Una de ellas es que no todas las ideas son igual de importantes. De hecho, hay algunas ideas clave sin las cuales es imposible adquirir las restantes.
La existencia de ‘grandes ideas clave’ ha sido desarrollada para la enseñanza de ciencias, por ejemplo, en ‘Working with Big Ideas of Science Education’ (Harlen, 2015), o más recientemente en un documento excelente de la Fundación Lilly y la FECYT: ‘Enseñando ciencia con ciencia’. En ambos casos se trata de identificar aquellas ideas que son imprescindibles para comprender profundamente las demás. Creo en la necesidad de renovar el currículo escolar tratando de priorizar la calidad sobre la cantidad. Es decir, abarcando menos para poder profundizar más.
Alguien podrá pensar que estas ideas clave (los puntos más grandes) corresponden a los contenidos mínimos. Desde mi punto de vista, no siempre. Recordemos que el ancho del punto representa cuánto de importante es esta idea para entender otras. Por ejemplo, y para utilizar casos fuera de la enseñanza de las ciencias: para entender el Renacimiento hay que comprender bien algunas características de la Edad Media, o para utilizar el segundo condicional en inglés es necesario saber usar el pasado simple. Este aspecto relacional entre las partes del currículo escolar es lo primero que habría que introducir en una reforma cabal del mismo. No es una lista, sino una red.
En esta imagen, los colores representan ideas relacionadas entre las unidades didácticas. Naturalmente, también se podría relacionar con otras asignaturas. Si revisáis de nuevo la figura 1, una visión tradicional del currículo escolar no tiene en cuenta ni la jerarquía ni la red de relaciones entre estas ideas clave. La ventaja de mirar así el currículo escolar es que, sobre todo en la enseñanza online, las relaciones entre ideas pueden ser una herramienta muy potente. Propongo que trazar un mapa de este tipo ayudaría a que los alumnos vieran lo que están aprendiendo en un marco general, como un ‘camino de ideas’.
Contenidos interconectados
Un ejemplo con mi asignatura es la figura 4. Un protozoo o una bacteria puede ser el mejor ejemplo de lo que es una célula (eucariota o procariota respectivamente) y a la vez ayudar a entender mejor una parte de la biodiversidad que no se ve.
El ejemplo elegido no es casual. Desde mi experiencia, muchos alumnos acaban la Educación Obligatoria sin distinguir claramente qué es una célula, a pesar de que es un concepto estudiado desde Ed. Primaria. La importancia de estos mapas es que permite (a los alumnos y docentes) recordar cuáles son los puntos clave a comprender y cómo se relacionan con los demás. En este sentido como “camino de ideas” representa también de alguna manera el proceso mental para comprender a fondo el currículum, y aporta claves útiles para la evaluación formativa y el feedback a los alumnos.
Repasando
Normalmente este recorrido lo haremos con ellos en clase, volviendo hacia atrás a revisar lo importante para entender lo que estamos trabajando ahora. Con la enseñanza virtual, es más complicado. El peligro es convertir la docencia online en una serie de tareas inconexas, como una serie de actividades en PDF. Nosotros podemos entender el sentido y la secuencia de las actividades, pero no deberíamos dar por hecho que nuestros estudiantes van a entender esta relación.
Por último, los comentarios de otros docentes me han señalado que esta planificación puede resultar muy útil para el trabajo pro-proyectos. Las relaciones entre ideas de diferentes asignaturas que, insisto, nosotros podemos dar por evidentes, pueden no serlo para los estudiantes. De esta forma todos nos manejamos sobre el mismo mapa. Lo explicitamos y lo presentamos. Podemos recorrerlo y revisarlo juntos.