El alumnado de Formación Profesional Básica (FPB) representa un grupo diverso dentro del sistema educativo, ya que muchos de ellos han tenido experiencias académicas desafiantes en la ESO o han sido derivados a esta modalidad como oportunidad para obtener el título de Secundaria y adquirir ciertas habilidades profesionales. Para los docentes, esta etapa representa un reto al tener que conectar con estudiantes de entre 15 y 16 años que atraviesan procesos de cambios propios de la adolescencia o que proceden de contextos familiares o sociales difíciles. En este artículo se exploran las estrategias que ayudan al profesorado a motivar y apoyar a este alumnado creando un ambiente educativo positivo y de aprendizaje activo.
La clave está en entender la Formación Profesional Básica
El primer paso es conocer los tipos y las fases de cambio en la que estos estudiantes se encuentran. Y es que comprender esta etapa y las vivencias particulares de cada uno es primordial para alcanzar un ambiente de respeto y apoyo mutuo.
- Psicológicos y emocionales: los cambios hormonales, el despertar del interés por las relaciones y la necesidad de socialización influyen en su comportamiento y en su estado emocional.
- Sociales y familiares: muchos de estos jóvenes han crecido en entornos difíciles o desestructurados, lo que puede impactar en su percepción de la educación y su disposición a participar en el aula.
- Escolares y motivacionales: las experiencias negativas en la Educación Secundaria generan un desinterés o desconfianza hacia el sistema educativo.
Crear un clima positivo
Es esencial fomentar un ambiente donde el alumnado se sienta escuchado, valorado y motivado a participar. Por este motivo, es recomendable establecer las siguientes pautas:
- Promover la confianza: invitar a cada estudiante a compartir experiencias de vida incrementa la empatía entre compañeros. Este intercambio puede transmitirles la sensación de que la FPB es una oportunidad de superación personal.
- Establecer límites claros: la confianza en clase debe ser equilibrada con un marco de normas y relación de respeto mutuo, donde el docente organiza y guía el aprendizaje.
- Guiar los esfuerzos: el profesorado debe compartir objetivos y metodologías para mantener una coherencia educativa que refuerce la estructura del curso.
- Reforzar la orientación vocacional y la importancia del título: es conveniente que el profesorado les recuerde que la FPB les ofrece una oportunidad única de obtener el título de ESO, así como una certificación profesional en la especialidad que han elegido. Un logro que puede abrirles puertas en el ámbito laboral o para continuar en ciclos formativos de grado medio.
Utilizar metodologías motivadoras
Para captar la atención de estos jóvenes, es aconsejable adoptar enfoques dinámicos y prácticos que se alejen de las clases magistrales tradicionales:
- Flipped Classroom (Aula Invertida): permite trabajar el contenido teórico en casa mediante materiales accesibles como videos o textos y así aprovechar el tiempo de clase para practicar y discutir las dudas.
- Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP): les motiva a resolver problemas reales y relevantes a la vez que desarrollan habilidades prácticas y generan un sentido de logro y competencia.
- Gamificación: incorporar actividades como videojuegos educativos o dinámicas gamificadas fomenta el trabajo en equipo y la participación activa.
- Pensamiento de Diseño (Design Thinking): el objetivo es desarrollar habilidades creativas, empáticas y de resolución de problemas, mientras identifican y buscan soluciones a desafíos individuales o grupales. El diseño se centra en la innovación y la satisfacción de las necesidades de los demás, favoreciendo una visión altruista y de colaboración.