La pandemia ha provocado que los estudiantes vivan situaciones excepcionales difíciles de entender. A su vez, las familias se han visto en sus casas inmersas en situaciones en muchos casos muy complejas, sintiéndose responsables de ofrecer a sus hijos lo mejor de ellos cuando en ocasiones la realidad les superaba.
Esta incertidumbre se ha podido ver incrementada en familias cuyos hijos puedan tener compromiso en su desarrollo, discapacidad, situación de riesgo o cualquier variable que se salga del perfil neurotípico. Pero de esta dura realidad que han vivido también se pueden extraer conclusiones y válidos aprendizajes.
Pautas para afrontar la ‘nueva realidad’ con estudiantes con trastornos de desarrollo
Un sistema de apoyo eficaz. Las familias con estudiantes que presentan algún tipo de trastorno o discapacidad necesitan disponer de sistemas de apoyo eficaz para afrontar los desafíos que se les presentan. Por ello, los profesionales que trabajan de cerca con el niño, como son los equipos de Atención Temprana, deben trabajar coordinados con ellas para que, en esta nueva situación, revisen y coordinen todos los apoyos formales e informales con los que cuentan en su día a día. Esto va a ser muy importante porque en estos meses se han podido ver modificados.
Tener muy en cuenta la rutina diaria. En segundo lugar, hemos aprendido que detrás de las rutinas diarias se esconde una gran oportunidad de aprendizaje. Las actividades a veces se hacen rápido o sin prestarles la atención debida porque tenemos prisa para ir a las que consideramos ‘verdaderas actividades de aprendizaje’. Pero, el aprendizaje que se da por la participación en estas actividades cotidianas ha sido investigado por múltiples autores y, es sabido que la participación en estas experiencias moldea más el desarrollo que cuando se realizan fuera de los contextos habituales.
Aprovechar todas las oportunidades de aprendizaje. Los profesionales que proporcionan apoyo a las familias con hijos que presentan algún trastorno del desarrollo deben ayudarlas a hacer visible todas esas actividades, en las que los niños participan o pueden participar y ponerlas al servicio del desarrollo funcional del estudiante. Por ejemplo, desde la Atención Temprana los profesionales deben ayudar a las familias a observar sus rutinas diarias en casa para así aprovechar todas las oportunidades de aprendizaje y desarrollo que generan. No debemos olvidar que se aprende en los contextos naturales.
Poner en marcha habilidades y estrategias educativas y habilitadoras. Una vez que las familias conocen sus apoyos y han analizado sus rutinas, debemos apoyarles para poner en marcha todas las habilidades, competencias y estrategias educativas y habilitadoras que ya tenían (y que son muchas), y generen nuevas para así potenciar y optimizar al máximo la evolución en el desarrollo funcional del niño y el restablecimiento del equilibrio familiar.
La familia, el centro y los profesionales de Atención Temprana: un equipo. Entendemos que la familia, el centro educativo y los profesionales de Atención temprana son un equipo que trabaja de forma cooperativa y no existe una relación jerárquica entre ellos: son socios colaboradores que tienen que compartir altas expectativas hacia el estudiante. Todos son responsables y partícipes de favorecer que se pueda dar una práctica reflexiva, basada en relaciones respetuosas bajo un margen de equidad donde se apoyen de forma continua los aprendizajes y la presencia real en la comunidad, y que exista un elevado sentimiento de pertenencia en ella.