En un mundo en el que todo se encuentra en permanente cambio, es preciso destacar que hay conceptos que intentan dar sentido a que todo este movimiento constante se comprenda. Términos como innovación, creatividad, colaboración, cooperación, diseño, proyectos, retos, prototipos o ideas, entre muchas otras, parece que inundan nuestra vida profesional. También la personal, ya que se vislumbra cada vez más un modelo de vida donde la conexión entre lo personal y profesional es más fuerte y, por lo tanto, las palabras y conceptos que parecen de un ámbito concreto y ajeno al otro, ahora se conectan y se manifiestan en la totalidad de nuestra vida.
Seguramente tendrán sus matices, sus particularidades, y se adaptarán a cada contexto, pero para ello es preciso que les demos su sitio y su sentido y no las dejemos de lado.
En este escenario es donde aparecen iniciativas y experiencias de docentes, familias, alumnos y otros agentes educativos que comprenden esta necesidad y empiezan a explorar con metodologías y herramientas que contribuyen a dar sentido a lo que el mundo y, sobretodo, las personas necesitan para aprender y crecer teniendo como faro algunas de los términos que hemos mencionado anteriormente. Palabras que, juntas y en un contexto lleno de incertidumbre como debería ser un centro educativo, tienen mucho sentido y nos ayudan a definir un proceso que muchos llaman Design Thinking. A nosotros no nos gusta hablar de Design Thinking cómo la unión de éstas palabras solamente, ya que éstas pueden servir para otras muchas definiciones, acciones, procesos y demás por un lado y, por el otro, porque para nosotros el Design Thinking es mucho más si lo conectamos con la educación y el aprendizaje.
¿Qué es el Design Thinking?
Después de unos cuantos años aplicando y experimentando con procesos, metodologías y herramientas que faciliten el trabajo centrado con las personas, modestamente nos atrevemos a definir que el Design Thinking es un enfoque o una visión sobre el aprendizaje con las siguientes características.
1.Es un proceso abierto, flexible, iterativo y experimental.
Esto quiere decir, bajo nuestro punto de vista, que no podemos hablar solamente de una metodología o de unas fases concretas. El modelo inicial promovido por la Universidad de Stanford en los años 70 y su posterior aplicación social y empresarial de la mano de la consultora IDEO, explica que existen 5 fases (Empatizar, Definir, Idear, Prototipar y Testar). A lo largo de los años han ido evolucionando, pero para nosotros, que sea abierto y flexible quiere decir que dentro del mismo proceso intervienen distintas metodologías y estrategias de aprendizaje que en el ámbito educativo pueden ser diferentes de las que sirven en mundo de la empresa.
Algunas de estas pueden ser el trabajo cooperativo como estructura organizativa para trabajar a lo largo de todo el proceso, o el Aprendizaje Basado en Proyectos en los momentos dónde realizar ciertas investigaciones sobre problemas o cuestiones reales. Por lo tanto, que sea abierto y flexible significa que se adapta a la inclusión de otras muchas metodologías, herramientas, estrategias e incluso que existan otras fases o ciclos más allá que las que se proponen desde el modelo inicial de IDEO, como, por ejemplo, el Launch de John Spencer y A.J. Juliani
Por otro lado, que sea iterativo y experimental significa que todos los momentos de aprendizaje no necesitan de un recorrido lineal, es decir, que si empezamos por la fase A y continuamos por la fase B, no significa que después tengamos que continuar por la C porque así lo dice el proceso. No. Cuando decimos iterativo significa que todos los momentos pueden ir hacia adelante o hacia atrás en función de las necesidades de las personas y del mismo proyecto que se esté llevando a cabo.
Por eso tiene sentido que sea experimental, porque las personas están experimentando a medida que se está realizando y, por lo tanto, si mientras se está desarrollando es necesario volver a formular y revisar ciertas cuestiones para continuar, o al revés, ir hacia adelante sin saber qué pasará para explorar y descubrir nuevos aprendizajes y conocimientos se permite la libertad para hacerlo.
2. Proceso centrado en y con las personas desde lo individual al colectivo y viceversa
Como proceso, que sea centrado en y con las personas para nosotros significa que este enfoque facilita que ellas mismas puedan diseñar a partir de sus necesidades, pasiones, intereses y propuestas conjuntamente con y para otras personas. Por lo tanto, el respeto y la libertad para trabajar y aprender en base a lo que se siente y se quiere hacer, es el corazón que moviliza todo lo demás porque parte de ellas mismas, de la conexión con la realidad y el mundo, y la visión y sentimiento de conjunto. Además, todo esto ocurre desde lo individual a lo colectivo y viceversa, ya que como proceso, existen momentos de trabajo individual y otros en colaboración y cooperación con otras personas.
3. Proceso de confianza creativa para la resolución de problemas
Para nosotros esta característica conecta con el propósito de la utilización de este enfoque de aprendizaje. El proceso está pensado para la resolución de problemas, principalmente. Problemas que más que eso son retos u oportunidades de exploración que nacen de las mismas personas.
Por lo tanto, bajo nuestra visión, para su resolución se necesita de la creatividad, pero una creatividad que nazca de la confianza en sí mismo y en el colectivo para que sus ideas, propuestas y soluciones permitan resolver sus mismos retos y problemas. Por lo tanto, permite que se reconozca a cada uno como creativo y con la capacidad para compartir sus ideas y que sean aceptadas.
Oportunidades en los centros educativos
Después de este análisis y definición conceptual, ¿qué oportunidades pueden tener los centros y comunidades educativas que deseen poner en práctica este enfoque de aprendizaje?
Hay muchos y son infinitos, pero destacaremos los siguientes, fruto de nuestra experiencia trabajando con estudiantes, docentes, familias y otros agentes de la comunidad educativa:
En primer lugar, adoptar esta visión del aprendizaje como docentes implica que nos situamos con una perspectiva de diseñador de experiencias de aprendizaje, lo cual significa que el rol del profesorado pasa a ser de acompañar y conectar a los alumnos entre ellos, entre los retos y oportunidades, y entre otros espacios de conocimiento, que no como transmisor de cierta información.
Además, como docentes podemos utilizar el Design Thinking para resolver problemas o retos dentro del mismo claustro ya sea para diseñar proyectos, realizar cambios estructurales u organizativos, etc. Por lo tanto, no tenemos que ver este enfoque sólo para aplicar en las aulas o experiencias de aprendizajes del alumnado.
Los retos del Design Thinking en el aula
Para los alumnos, utilizar este enfoque les permite poder expresar y hacer escuchar su voz. Para nosotros es fundamental que el estudiante sea un agente activo y participativo para que pueda construir conocimiento a partir de la experiencia personal y colectiva, ya que el aprendizaje, bajo nuestro punto de vista, necesita de lo personal e individual y de lo social y colectivo.
Por lo tanto, el Design Thinking permite que esto suceda y además, parte de lo que las personas sienten y quieren hacer para mejorar o resolver sus propios retos o problemas, con lo cual, el hecho de trabajar con estos principios implica que la parte emocional y creativa se desarrolle perfectamente. También, les permite trabajar en procesos inciertos donde no hay respuestas fijas ni concretas, ya que tienen que ser ellos mismos mediante la investigación, la construcción de prototipos y su posterior validación los que comprueben que sus soluciones son útiles.
Finalmente, en la comunidad educativa, utilizar este enfoque para hacerla partícipe de procesos de reconstrucción de espacios, lugares, metodologías, centros educativos y necesidades mismas de la comunidad educativa es muy útil, porque tiene todos los ingredientes para que todos participen y aprendan conjuntamente.