Curro Ortega, director comercial de Singladura, reflexiona sobre un nuevo diseño de las aulas. En su opinión, la disposición de pupitres mirando hacia la pizarra se ha quedado obsoleta, dando lugar a una nueva organización física de las clases basada en la metodología colaborativa.
Algo novedoso está sucediendo en el sector educativo. Están cambiando los “colegios”, esos espacios físicos donde acuden a diario los niños con el fin de relacionarse con otros niños, despertar sus potencialidades e, incluso, adquirir y retener nuevos conocimientos. Las nuevas metodologías educativas obligan a reestructurar las aulas, las bibliotecas, los salones de actos y los laboratorios. El colegio del futuro se ha convertido en el colegio del presente y las aulas en espacios colaborativos.
El proceso de aprendizaje ha dado un giro de 180 grados y las aulas con la clásica disposición de los pupitres mirando hacia el encerado y escuchando la explicación del docente se han quedado anticuadas. Hoy la incorporación de la metodología de inteligencias múltiples y el trabajo por proyectos a la escuela impulsa —irremediablemente— a una nueva organización física de los alumnos en el aula, con pupitres basados en metodología colaborativa que permitan distintas posibilidades de una forma sencilla, rápida y silenciosa. El alumno no dispone de un sitio fijo y existen distintas posibilidades dentro y fuera del aula, como la incorporación de los pasillos o zonas comunes como lugar de trabajo. Una de las premisas clave en inteligencias múltiples es ‘aprender haciendo’ y, por ende, hay que enseñar a los alumnos con problemas de la vida real. La incorporación de las nuevas tecnologías es indispensable para el desarrollo de estas nuevas formas de aprender y obligan a este rediseño del espacio del aula y a un nuevo concepto del mobiliario.
Curro Ortega, de Singladura: “Es preciso un rediseño de las aulas”
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