Una comunidad digital es un espacio que facilita la vinculación entre miembros para generar nuevas relaciones y aprender los unos de los otros. Además, ayudan a derribar las fronteras geográficas y moldear nuestros aprendizajes; también personalizarlos, permitiendo que todos estemos inmersos en la educación para ‘hackear’ la experiencia no sólo de los estudiantes sino de profesores, directores y todos aquellos participantes del proceso educativo.
Esto se debe a que las actividades dentro de las comunidades digitales enriquecen nuestros pensamientos y hacen que los aprendizajes sean significativos al fomentar el sentido de pertenencia. Por tanto, es de vital importancia que el alumnado sea el centro de cualquier actividad creada dentro de una de ellas y a su alrededor colocar todas las áreas que nos permitan co-producir en comunidad.
Cómo crear comunidades digitales de aprendizaje
Para crear una comunidad digital de aprendizaje se deben tener en cuenta algunas cuestiones clave:
- El contenido. Ofrecer temas a tratar convertidos en storytelling logra que el aprendizaje sea más interesante y se puedan utilizar contextos inusuales que resulten llamativos y fomenten nuevas formas de aprender.
- El reto. Después de escuchar una historia es importante generar retos que permitan a los estudiantes poner en práctica lo aprendido, teniendo en cuenta las reglas de convivencia y normas para concluirlo.
- El grupo de apoyo y la identidad. Parte esencial del sentido de pertenencia es poder identificarse con una imagen que nos permita relacionarnos y generar empatía con la comunidad. Así, es importante crear una identidad para la comunidad digital que refleje el propósito de la comunidad.
- La tecnología y la plataforma. Es un elemento clave para que las relaciones entre los miembros de la comunidad se logren ya que es ahí en donde coincidiremos, nos relacionaremos, consultaremos y participaremos con los demás miembros.
- El reconocimiento. Toda historia tiene un desenlace donde los héroes son reconocidos, por lo que abrir un espacio en el que el alumnado muestre la forma en que se resolvió el reto y reconocer sus virtudes con alguna insignia es de vital importancia para mantener la motivación y el interés.
Aunado a todo lo anterior, las comunidades digitales de aprendizaje deben incluir un elemento clave: la inmersividad. Esta se refiere a la suma de estímulos visuales, auditivos y/o sensoriales que tienen la característica de ser atractivos, llamativos y sorprendentes: todo esto lleva a experimentar nuevas sensaciones y generalmente se utilizan tecnologías o simulaciones físicas para lograr captar la atención del usuario. El aprendizaje inmersivo se refiere a un aprendizaje diverso e inclusivo que utiliza diferentes tecnologías para crear entornos virtuales o simulados donde se utilizan identidades digitales (avatares) para interactuar con los demás; formar equipos; y lograr cumplir retos permitiendo que los estudiantes aprendan y participen activamente.
Beneficios de utilizar el aprendizaje inmersivo en las comunidades digitales
Y es que usar un lenguaje inmersivo en la educación trae consigo numerosos beneficios, como la creación de una experiencia personalizada capaz de generar en los estudiantes una práctica basada en sus necesidades individuales y su estilo de aprendizaje. Además, fomenta la enseñanza práctica al proporcionarles la oportunidad de probar situaciones reales y aplicar lo que aprenden en entornos que simulan la vida real; el resultado es un aumento de la comprensión y retención del conocimiento. Junto a ello, se aborda el aprendizaje lúdico al permitir emplear elementos de juego para que el aprendizaje resulte más divertido y motivador.
Por último, las comunidades de aprendizaje ayudan a que el alumnado estudie a su propio ritmo y se instaure un aprendizaje global que propicie que interactúen con personas de diferentes partes del mundo, lo que crea un entorno de aprendizaje más diverso y multicultural.