En 1978, llevar las mejores obras literarias a un barrio con muchas chabolas era una odisea. Sin embargo, me resistía a aceptar que hubiese personas que no pudieran disfrutar de las mejores creaciones de la humanidad. ‘La Odisea’ fue uno de los primeros libros leídos y comentados. Las personas participantes —la mayoría no había leído nunca un libro—, se identificaban con un Ulises que se rebelaba contra su destino y lograba un futuro mejor para él y su familia.
Para Carmen y Ginés
En medio de una crisis económica y con afirmaciones deterministas sobre que los hijos de los pobres fracasan, sacar adelante a sus familiares requería de una decisión que brotaba de los diálogos en torno a esa obra. Esa tertulia dialógica era parte de un gran proyecto de transformación. Se hizo y se consiguió un sueño de barrio que incluyó, entre otras mejoras, un centro de planificación familiar, un cambio del urbanismo y una escuela de personas adultas que fue la primera comunidad de aprendizaje.
En el ‘Ulises’ de James Joyce, encontraron un protagonista con una vida más similar a las suyas. Sin embargo, no les gustó el papel pasivo de Penélope esperando a un marido entregado a sus aventuras y tampoco una Molly Bloom durmiendo, con sus pies frente a la cabeza de su marido y recordando al amante con quien había mantenido relaciones sexuales. Consideraban que esos papeles femeninos escritos por hombres eran dos caras de la misma moneda de la doble moral. Encontraron también en la literatura salida a esa situación. Safo sí que valoraba los sentimientos igualitarios. En la boda de su amiga, glosa el amor de un marido que la sabe escuchar y del que está enamorada.
El psicólogo Miguel Siguán escribió en La Vanguardia: ‘Lo sorprendente es que estas personas disfrutan de los libros que debiéramos leer los universitarios y no lo hacemos’. Habría que recrear esas actuaciones en otros lugares, incluidas las zonas y escuelas de mayor nivel socioeconómico. Quienes hoy tenemos la suerte de disponer de comunidades de aprendizaje para nuestros hijos debemos recordar que este sueño nació desde esas personas a quienes la sociedad priva de sus derechos humanos.
Ramón Flecha, creador de las Comunidades de Aprendizaje, investigador y catedrático de la Universidad de Barcelona
Esta columna, escrita por Ramón Flecha, forma parte del reportaje sobre Comunidades de Aprendizaje que publicamos en el nº 21 de la revista EDUCACIÓN 3.0 en papel. Para leerlo completo es preciso suscribirse: podéis hacerlo como centro o como particular llamando por teléfono (91 547 00 95) o a través de la página web. Ahora y hasta el 29 de febrero tienes una oferta del 20% de DESCUENTO en la SUSCRIPCIÓN. ¡Anímate y suscríbete!
Imagen de portada y sello de James Joyce vía Shutterstock