Ainhoa Marcos, Global Advocacy Manager de SMART, reflexiona sobre los Consejos para escoger una pantalla interactiva para el aula.
Consejos para escoger una pantalla interactiva
Cuando hablamos de implementar las TIC de forma exitosa, lo primero que debemos hacer es definir las estrategias metodológicas y, a partir de ahí, valorar las necesidades tecnológicas del centro. Aunque mucha gente piense que la tendencia tecnológica en educación son las tabletas, éstas no pueden reemplazar los beneficios que aporta una pantalla interactiva. Las pizarras digitales logran centrar la atención de los alumnos en los diferentes momentos del proceso pedagógico y así, consolidar el aprendizaje. Además, hay que tener en cuenta que nuestro cerebro recuerda seis veces más los conceptos explicados con imágenes, así como el factor interactivo que aporta una mayor asimilación.
A la hora de elegir el dispositivo que mejor se adapte al aula debemos tener en cuenta varios aspectos:
- Las ventajas que ofrece el uso de una pantalla plana interactiva frente a un proyector. Estos dispositivos consiguen un retorno de la inversión al no tener que reemplazar las bombillas y eliminan distracciones como sombras o ruidos.
- La interactividad. Cuando vemos a un profesor o a un alumno dibujar e interactuar con el contenido se produce un aprendizaje más significativo que simplemente explicar algo sobre una imagen proyectada.
- Paneles específicos para educación. Debemos buscar un panel interactivo diseñado para el ámbito educativo, que ofrezca una experiencia táctil precisa, natural y receptiva de punta a punta, y, además, que cuente con una definición y calidad visual 4K y HD para mantener la atención del alumnado. También debe fomentar más oportunidades de colaboración, por ejemplo, con el uso de rotuladores con los que se pueda escribir de forma independiente. Además de facilitar una experiencia lo más intuitiva posible y ser compatible con mini PC.
Elegir un único software
En cuanto a su software, es preciso elegir aquél que apoye diferentes estrategias pedagógicas y que favorezca la flexibilidad a la hora de pasar de una metodología a otra y sin necesidad de marear al docente. Por ello, es importante que sea bidireccional, favoreciendo la posibilidad de que los alumnos envíen texto o imágenes dese sus dispositivos a la pizarra, y que permita un aprendizaje basado en el juego, con actividades motivadoras y divertidas que apoyen los diferentes estilos de aprendizaje.
Además de otros tipos de metodologías como el aprendizaje basado en proyectos, personalizado, colaborativo y que pueda ser utilizado dentro y fuera del aula, permitiendo a los alumnos seguir conectados y aprendiendo en cualquier lugar y momento.
En definitiva, debemos buscar una plataforma de software que permita trabajar en diferentes soportes y que comunique todos los dispositivos del aula y que ofrezca al docente la posibilidad de crear contenido en minutos y de una manera intuitiva, a través del uso de plantillas de actividades personalizables y con acceso a recursos gratuitos y una comunidad docente.
Lo que Ainhoa está definiendo es la SMART kapp iQ, si duda la mejor opción. Pero si por precio se escapa del presupuesto, cualquier soporte interactivo servirá siempre que vaya acompañado del software que permita la colaboración y la creación rápida de actividades interactivas.
Las pantallas interactivas con un software potente, sencillo y eminentemente colaborativo hacen mucho más interesantes y significativas nuestras lecciones. No obstante, no creo que haya que poner el foco en los dispositivos ni en las tecnologías, la verdadera innovación tecnológica está en nuestras cabezas, en nuestros diseños instruccionales y en cómo entendamos el proceso de enseñanza y aprendizaje.
SMART kapp sin duda la mejor opción. Y a parte de la tecnología de que dispongamos, un cambio metodologico y un cambio de mentalidad en el proceso de enseñanza, fundamental.
Creo que Ainhoa ha hecho una gran definición de lo que un profesor debe buscar a la hora de escoger una pizarra digital para su aula y también de las grandes ventajas que ésta ofrece a la hora de mejorar el proceso de aprendizaje de los alumnos.
Sin embargo, también creo que es esencial que este proceso de innovación no se base únicamente en la implementación de dispositivos tecnológicos, sino que, en primer lugar, debe estar basado en un cambio pedagógico y metodológico que permita al profesor educar y preparar a sus alumnos para la nueva sociedad del siglo XXI en la que están inmersos.
No debemos olvidar que el foco de la educación está en los alumnos, no en los recursos tecnológicos de los que dispongamos.