En el proceso de evaluación no solo el profesorado debería ser partícipe, el alumnado tiene también mucho que aportar. Así, la autoevaluación es un procedimiento de gran valor que permite juzgar el trabajo propio y reflexionar de forma crítica sobre las fortalezas y aspectos de mejora. Aunque delegar este proceso es complejo, veamos qué ventajas proporciona a los estudiantes y cómo es posible hacerlo.
Beneficios del proceso de autoevaluación
Implicar al alumnado en su propia evaluación presenta las siguientes ventajas:
- Mejora del aprendizaje. Les ayuda a convertirse en mejores aprendices.
- Análisis crítico y autocrítica. Ayuda a que identifiquen tanto sus fortalezas como sus áreas de mejora.
- Desarrollo de la autonomía y habilidades de autorregulación fundamentales para el éxito a largo plazo.
- Responsabilidad personal. Se les asigna la responsabilidad directa sobre los procesos educativos generados.
- Educación democrática. La participación y responsabilización son elementos esenciales de una educación democrática y la autoevaluación los promueve en el aula.
- Entorno educativo más inclusivo y colaborativo. Fomenta la responsabilidad, la autonomía y la participación activa en el proceso educativo
Cómo implementar la autoevaluación
Antes de comenzar, es crucial establecer unas expectativas claras y unos objetivos de aprendizaje que estén bien definidos, es decir, los estudiantes necesitan comprender qué se espera de ellos y cuáles son los criterios de evaluación. A continuación, los docentes debemos ofrecerles las herramientas adecuadas y los instrumentos de evaluación necesarios para medir su propio progreso de aprendizaje de forma autónoma y reflexiva. Algunas de estas herramientas son las rúbricas, las listas de control, los tickets de salida o las escaleras de autoevaluación.
Si decidimos diseñar y entregar una rúbrica al alumnado, esta tendrá que detallar con claridad la descripción de los criterios de evaluación, los indicadores de logro y los niveles de desempeño esperados. Si la actividad planteada, por ejemplo, está relacionada con la creación de tarjetas de saludo que incluyan escribir un mensaje corto y amigable, el alumnado tendrá que revisar su propio trabajo teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
- Los criterios de evaluación son los referentes de las diferentes materias curriculares y vienen definidos tanto en la legislación estatal como en la legislación autonómica. En este caso, el criterio seleccionado correspondiente al primer curso de Primaria es el siguiente: ‘Producir textos escritos y multimodales sencillos y coherentes desde las diferentes etapas del proceso evolutivo de la escritura ajustándose a modelos dados’.
- Los indicadores de logro manifiestan los aprendizajes esperados y son definidos por el docente aunque también pueden realizarse tras un periodo de práctica por parte del alumnado. Aquí se podría señalar: ‘claridad del mensaje’ y ‘organización del texto’.
- Los niveles de desempeño o logro son las categorías que se emplean para evaluar el desempeño o indicador de logro específico; pueden ir desde un nivel inicial hasta avanzado. En el primer indicador de logro establecido, ‘claridad del mensaje’, se establecen los siguientes niveles para evaluar dicho mensaje cuya extensión y complejidad dependerá de la etapa educativa.
- Nivel 1 (Inicial): es confuso y difícil de entender.
- Nivel 2 (Emergente): es comprensible pero puede ser breve o carecer de detalles adicionales que lo hagan más completo.
- Nivel 3 (Consolidado): es claro y fácil de entender.
- Nivel 4 (Avanzado): es excepcionalmente claro y expresivo.
Además de todo esto, podemos preguntar a los estudiantes qué les gustaría mejorar ofreciéndoles retos ajustados a sus necesidades, o estableciendo contratos en los que se comprometan a mejorar los aspectos acordados en un tiempo determinado. En este punto, es importante proporcionar tanto ejemplos concretos como un feedback efectivo para garantizar la eficacia. Conviene tener en cuenta asimismo que, según vayan adquiriendo y desarrollando una mayor competencia en el proceso de la autoevaluación, es posible involucrarles en la selección de los instrumentos de evaluación en función de las actividades a realizar e, incluso, en su diseño y elaboración. Por último, pero no menos importante, es fundamental evitar el exceso de calificaciones. El objetivo es promover una evaluación formativa y compartida que les ayude a afinar los objetivos de aprendizaje marcados durante el curso escolar.