Identificar al alumnado con Altas Capacidades y ofrecerles apoyo educativo específico son esenciales para garantizar su desarrollo personal y académico. Así lo creen Laura García y Yolanda Segura, orientadoras del Colegio Mirasur (Madrid).
Según las estadísticas más recientes del Ministerio de Educación y Formación Profesional de España, en el curso 2019-2020, se identificaron un total de 39.173 estudiantes con Altas Capacidades (AA.CC.) en nuestro país. Una cifra que se ha multiplicado por dos en menos de cinco años y que seguirá en aumento, según afirman los expertos, durante las próximas décadas. Afortunadamente, cada vez existe una mayor conciencia de que el alumnado con estas características necesita apoyo educativo específico.
La formación del claustro de profesores y responsables de orientación es fundamental a la hora de realizar una detección temprana y así lograr que el desarrollo personal y académico de estos estudiantes se realice de forma adecuada: resulta esencial mostrar interés por sus curiosidades y mediar en su aprendizaje para favorecer la motivación y ofrecer un entorno estimulante. No obstante, esta identificación es complicada ya que, a pesar de que existen características que pueden ser comunes a todos ellos, los niños y niñas con Altas Capacidades tienen características, aptitudes y diferencias individuales que les hacen únicos.
En la actualidad existen diferentes líneas pedagógicas que permiten que tanto profesores como orientadores sean capaces de detectar las necesidades educativas especiales y las Altas Capacidades en los alumnos. Una de ellas es el aprendizaje a través de Unidades de Indagación (Diseño Universal de Aprendizaje). Es decir, una vez detectado que el alumno requiere de diferentes necesidades para alcanzar su satisfacción personal y curricular, se trabaja la otra parte más importante: la comunicación y coordinación global entre toda la comunidad educativa, escuela, familia, alumnado y, si lo precisa, también con terapeutas o profesionales externos.
A continuación, desde el centro escolar se propone un plan de actuación adaptado a cada alumno que puede ir desde el enriquecimiento curricular que permita ampliar el contenido abordado en el aula por medio de la exploración e investigación, dando salida a sus inquietudes intelectuales; hasta la aceleración escolar como medida extraordinaria, para aquellos casos que lo precisan, realizando un análisis previo concreto e individualizado.
Asimismo, algunos centros apuestan por un modelo de aprendizaje personalizado que atiende a la diversidad y contempla los intereses del alumnado a través del diseño de actividades de aula que responden a diversos niveles de dificultad, aportando así una respuesta más amplia a las diferentes capacidades. Además, todo ello se refuerza con un trabajo y seguimiento emocional a través de la vida escolar, como pueden ser las tutorías familiares, las reuniones uno a uno con el tutor, las asambleas o las escuelas de familias, acogidas y cierres del día.
En conclusión, la educación requiere de un modelo de escuela comprensiva que otorgue a cada alumno las herramientas necesarias para poder desarrollarse y aprender activamente a través del descubrimiento con problemas reales ajustados a sus inquietudes y motivaciones personales. Solo así se convertirán en ciudadanos solidarios, cívicos, comprometidos, responsables, autónomos y felices.
Todo es muy ideal. Muy bonito y utópico dados la falta de recursos , tiempo y personal de apoyo. Cómo llevar una clase de 30 alumnos con diferentes niveles y adaptaciones y no morir en el intento?
La verdad, que como familia y profesional, en Andalucia , y concretamente en Málaga es increíble el trabajazo que se está haciendo desde el Equipo Especializado provincial