Una historia que perdura en sus calles, variados monumentos arquitectónicos y, por supuesto, la ubicación, son algunos de los motivos por los que algunos pueblos históricos repiten habitualmente en las listas de los más bonitos de España. Nos hemos animado con nuestra propia selección, en la que proponemos 25 pueblos históricos para visitar y disfrutar del ocio en familia.
Aínsa (Huesca)
En la comarca del Sobrarbe, entre el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, se encuentra esta villa medieval que cuenta con más de mil años de historia. Su casco antiguo fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en el año 1965 gracias a monumentos como su castillo o los restos de su recinto amurallado que datan del siglo XI. Para conocer un poco más sobre el entorno es posible visitar el eco museo, situado en el castillo, que alberga también una fundación que protege al quebrantahuesos, un ave de presa similar al buitre.
Ayllón (Segovia)
Declarada Conjunto Histórico-Artístico en el año 1973, por esta villa han pasado personajes como el Cid Campeador, monarcas como Alfonso VII y Fernando IV o nobles como Don Álvaro de Luna, que en el siglo XV fue nombrado Condestable de Castilla. La plaza mayor, el castillo y su torre o el Palacio de los Contreras, declarado bien cultural, son algunos de sus lugares emblemáticos. Está situado en el nordeste segoviano, muy cerca de la provincia de Soria.
Belchite (Zaragoza)
Aunque el Pueblo Viejo de Belchite es un lugar de ‘fantasmas’, las ruinas producidas por los bombardeos que asediaron el pueblo durante la Guerra Civil permiten vislumbrar lo que antaño fue. Aquí se encuentran los restos de lo que fueron la iglesia de San Martín de Tours, la torre del Reloj o los arcos de la Villa y de San Roque. Se encuentra situado cerca del Pueblo Nuevo de Belchite, construido tras la guerra. En sus paredes todavía se observan los agujeros de los proyectiles y se pueden leer las frases que reflejan esta pérdida: ‘Pueblo Viejo de Belchite, ya no te rondan zagales. Ya no se oirán las jotas que cantaban nuestros padres’. Para visitarlo es posible recurrir a una ruta guiada.
Besalú (Girona)
Con el nombre original de ‘Bisuldunum’ (fortaleza entre dos ríos: el Fluviá al sur y el Capellades al norte) este conjunto medieval, considerado como uno de los mejor conservados de Cataluña, se sitúa en la comarca de La Garrotxa. Durante siglos fue un condado independiente con moneda propia. En la actualidad es conocido por convertirse en el escenario de series como ‘Juego de Tronos’ o ‘Westworld’. Pero mucho antes, en el año 1996, uno de sus monumentos clave, el puente de Besalú de origen románico con una torre fortificada y siete arcos de medio punto fue catalogado como Bien de Interés Cultural. La plaza de Prat de Sant Pere frente la iglesia románica o la antigua sinagoga con el tradicional ‘micvé’, el baño judío de purificación (con visita guiada), son algunos de los lugares a visitar.
Brañosera (Palencia)
Con poco más de 200 habitantes, este pueblo palentino a 1.200 metros de altitud se fundó en el año 824 y en la actualidad ostenta la condición de ser el pueblo con el primer ayuntamiento de España. La razón se encuentra en que ese mismo año se le concedió la primera carta de derechos y obligaciones para los habitantes de una población pasándose a considerar la primera organización administrativa local. Otra curiosidad es que en el siglo XVI dio cobijo al emperador Carlos V durante una noche, cuando volvía a España desde Inglaterra. Las rutas por la naturaleza, los monumentos románicos o el evento cultural ‘El teatro del Fuero’ (en el que los vecinos representan la historia por las calles del pueblo) son algunas de las opciones para los visitantes.
Buitrago de Lozoya (Madrid)
En el valle del río Lozoya y a 75 kilómetros de la ciudad de Madrid, se ubica esta villa Conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural. Su casco histórico está rodeado por una muralla medieval que, a su vez, se encuentra cercada por el río. En su Alcázar estuvieron personajes fundamentales de la historia de España como Juan II de Castilla, Juana la Beltraneja (hija del rey Enrique IV) o el rey Felipe III, que fue el último monarca en pasar unos días en este castillo fortificado. El Puente del Arrabal, la Torre del Reloj o la Iglesia de Santa María son otros de los monumentos para visitar en familia.
Calaceite (Teruel)
Perteneciente a la comarca de Matarraña, conocida como ‘La Toscana española’, debido a su parecido arquitectónico con esta zona de Italia y por su amplia variedad de olivos, pinos y almendros, este pueblo se encuentra situado en la loma de una colina. Entre sus distintos conjuntos arquitectónicos como el ayuntamiento, que data del siglo XVII, o la plaza de España, con sus soportales y que durante años han servido como lugar de asamblea y dónde impartir justicia, destacan sus restos arqueológicos, incluyendo el Despoblado Ibérico de San Antonio y sus pinturas rupestres.
Calatañazor (Soria)
Dice un dicho popular que Calatañazor es ‘donde Almanzor perdió su tambor’. Esto hace referencia a la supuesta batalla que tuvo lugar en la localidad en el año 1002 y que obligó al canciller y militar del Califato de Córdoba a abandonar la villa tras enfrentarse a los ejércitos cristianos. La arquitectura popular es el punto fuerte de esta villa, donde las casas porticadas de adobe y madera de sabina siguen presentes, sobre todo en la calle Mayor. Junto a ellas destacan la iglesia románica de Santa María del Castillo y las ruinas del que fue el castillo de los Padilla, lugar en el que se puede contemplar el vuelo de los buitres que pueblan la zona. Las chimeneas cónicas de teja partida que decoran algunos de los tejados son otro de sus encantos.
Capileira (Granada)
En el corazón de La Alpujarra granadina, en el Parque Nacional de Sierra Nevada, se encuentra este pueblo cuyo su nombre proviene del latín: capillaria significa cabellera, y se relaciona con el lugar donde se ubica, en lo más alto del barranco. Desde él, se pueden observar de cerca las cumbres del Mulhacén o Veleta. Aunque fenicios, visigodos y romanos dejaron su huella en él, su arquitectura y raíces lingüísticas provienen de los árabes. El museo de Artes y Costumbres Populares Pedro Antonio de Alarcón cuenta con una muestra de dicha arquitectura.
Ciudad Rodrigo (Salamanca)
Ubicada al sur de Salamanca, en la frontera entre España y Portugal, Ciudad Rodrigo es una población por la que han pasado vetones, romanos, visigodos, musulmanes y cristianos. En el siglo XII, la época de Fernando II, se promovió la construcción de la muralla y la catedral, que se convirtió en sede episcopal. La llegada de los Reyes Católicos y episodios históricos como las guerras napoleónicas y la guerra civil española también influyeron en la actual arquitectura del municipio. Alberga un curioso museo: el Museo del Orinal, que hace un recorrido por la evolución de esta singular pieza.
Chinchón (Madrid)
Muy popular por su plaza mayor de origen medieval, en la que hay 230 balcones, el rey Alfonso XIII le llegó a otorgar el título de ciudad. Entre sus calles y monumentos se encuentran la Torre del Reloj o el Castillo de los Condes. Además, por sus calles anduvo Francisco de Goya: vivió allí durante largos periodos y la iglesia del pueblo conserva el lienzo ‘La Asunción de la Virgen’. Destaca su museo etnológico, que cuenta con una muestra de cómo era la vida en esta villa.
Fornalutx (Mallorca)
En plena sierra de Tramontana, la historia de este pueblo mallorquín tiene su origen en una alquería islámica: una pequeña comunidad rural de personas (mayoritariamente familias) que vivían hace más de 1.000 años de la explotación agrícola de las tierras en las que se asentaban. Asimismo, su nombre deriva de estos primeros poblados en el lugar. Entre los monumentos a visitar se encuentra la iglesia, del siglo XIII y de estilo gótico, o la Casa de la Villa, una edificación con una torre de defensa del siglo XVII. También, la técnica artística de las tejas pintadas en algunas de las viviendas del lugar llama la atención por la muestra de imágenes en los tejados.
Frías (Burgos)
Se sitúa en la comarca de Las Merindades, a unos 85 kilómetros de Burgos, y ostenta el título de ciudad desde el siglo XV: es considerada la más pequeña de España. Anclada en su pasado medieval y ubicada en una colina, sobresale entre sus casas (todas ellas colgadas en rocas) el antiguo castillo de los Duques de Frías. Muy cerca se puede visitar el Parque Natural Montes Obarenes en el que se localiza la Hoz de Sobrón, con multitud de nidos de aves rapaces.
Frigiliana (Málaga)
De influencia morisca, este lugar está repleto de calles estrechas y paredes encaladas, dos factores que lo incluyen dentro de la Ruta de los pueblos blancos de Andalucía. A esto hay que añadirle que es conocido por ser la villa de las tres culturas (a finales del siglo XV convivieron cristianos, judíos y musulmanes), y que de ahí surge el nombre de dos de sus enclaves: la plaza y la fuente de las tres culturas. Otros de los rincones para conocer son el Mirador de El Peñón con vistas a la costa de uno de sus pueblos vecinos, Nerja, y el de Lízar; o el Museo Arqueológico, donde se puede descubrir la historia de la villa desde la época del Neolítico hasta la actualidad. Este balcón al mar Mediterráneo cuenta en sus alrededores con el Parque Natural de las Sierras de Almijara, Tejeda y Alhama.
Hita (Guadalajara)
Situado junto a un cerro, fue un lugar clave en los primeros siglos de la Reconquista. Sin embargo, su mayor reconocimiento viene de la mano de Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, autor de ‘El libro del Buen Amor’. Muchos de sus monumentos están relacionados con él: la plaza mayor que lleva su nombre, la casa-museo, en la que se pueden encontrar restos arqueológicos de la zona... También resultan de interés la iglesia, de corte gótico-mudéjar; las bodegas ocultas bajo los subsuelos del pueblo; el Monasterio de Sopetán de origen visigodo; o el Festival Medieval, que se celebra en julio y en el que todos los habitantes se teletransportan a la Edad Media durante unos días.
La Alberca (Salamanca)
Con llamativas fachadas llenas de flores, unas calles empedradas y los soportales de sus plazas, la historia de este pueblo se remonta a la Prehistoria, ya que se pueden encontrar pinturas rupestres de la época del Neolítico en rocas y riscos de los valles de Lera y de las Batuecas, que rodean el pueblo. También es considerado el primer pueblo de España declarado como Conjunto Histórico Artístico en el año 1940. Con influencia judía, cristiana y musulmana destacan varias ermitas, la plaza principal y la iglesia, del siglo XVIII.
Molina de Aragón (Guadalajara)
Corazón del Señorío de Molina-Alto Tajo, esta villa medieval esconde un pasado de moros y cristianos que perdura a día de hoy. Su castillo-fortaleza, uno de los más grandes de España, es la principal seña de identidad del pueblo. El castillo, edificado sobre un antiguo castro celtibérico, sirvió de punto estratégico entre los reinos de Castilla y Aragón. Su puente románico, levantado sobre las aguas del Gallo, junto con los barrios de la judería y la morería son otros de los restos aún visibles, protegidos por la muralla de la localidad. Una fecha idónea para visitar el pueblo es el 15 de julio, día que se celebra la festividad de su patrona, la Virgen del Carmen, en la que también se puede apreciar la procesión de ‘Los Cangrejos’, declarada de Interés Turístico Regional.
Mondoñedo (Lugo)
El Camino de Santiago atraviesa su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico-Artístico y, de hecho, se ha puesto a disposición de los habitantes el Centro de Interpretación del Camiño Norte, en el que se muestra la relación del pueblo con el Camino. Se encuentra muy cerca de la conocida Playa de las Catedrales, ha sido cuna del literato Álvaro Cunqueiro y entre los monumentos a visitar destaca su catedral, del siglo XVIII, en la que se puede encontrar un museo con obras religiosas (un ejemplo son las tablas flamencas del siglo XVI). También son interesantes el barrio dos Muiños, en el que están establecidos los artesanos o la Cueva de O Rei Cintolo, con numerosas estalactitas en su interior.
Pedraza (Segovia)
Declarada Conjunto Monumental, esta villa segoviana destaca por su carácter medieval. La Puerta de la Villa, compuesta por portones de álamo negro, es el único acceso al pueblo y desde ella es posible llegar a la Vieja Cárcel (que puede ser visitada). La Plaza Mayor, en la que se asientan la iglesia de San Juan y la característica balconada de su ayuntamiento, es el punto fuerte de la localidad gracias a sus peculiares soportales. También cuenta con un castillo en cuyo interior se encuentra el Museo Ignacio Zuloaga, con una exposición de este pintor vasco que adquirió la fortaleza en 1926. En el mes de julio tiene lugar ‘La Noche de las Velas’, una fiesta en la que se ilumina toda la localidad con ellas.
Ronda (Málaga)
Situada sobre un desfiladero, que separa la ‘nueva ciudad’ del casco antiguo, está considerada como una de las localidades más antiguas de España. Sus orígenes se remontan al Neolítico y por ella han pasado visigodos, romanos y musulmanes. Con estos últimos es cuando adquiere protagonismo, ya que durante el periodo islámico se consolida como ciudad de una de las Kuras o provincias en las que se dividió al-Andalus: Takurunna. Entre sus principales monumentos se encuentra el Puente Nuevo sobre el desfiladero con 98 metros de altura; la Puerta de Almocábar de origen medieval; las murallas de Ronda o los baños árabes, entre otros.
Santillana del Mar (Cantabria)
Los orígenes de este municipio cántabro se sitúan en el siglo VIII, momento en el que un grupo de monjes, que llevaban las reliquias de una mártir llamada Juliana, se asentaron a los pies del monte Vispieres. Allí, construyeron una pequeña ermita que junto a los privilegios concedidos por el reino asturleonés contribuyó a que esta villa tomase forma con el nombre de ‘Sancta Luliana’ primero (en honor a la mártir) para después pasar a llamarse Santillana. También, fue considerado como uno de los sitios de paso para los peregrinos del Camino de Santiago. Entre su patrimonio histórico-cultural se encuentran la Ermita de Santa Justa, la Torre del Merino (una construcción gótica situada en la antigua plaza del mercado) o una réplica de las Cuevas de Altamira, con muestras de la pintura rupestre.
Sos del Rey Católico (Zaragoza)
Situada en la Comarca de las Cinco Villas de Zaragoza, esta villa medieval vio nacer a Fernando II de Aragón. Conserva multitud de elementos de la Edad Media: el castillo, que sirvió como fortaleza defensiva; el Barrio Alto en el que se ubicaba la judería; la Iglesia de San Esteban, que data del siglo XI y que conserva pinturas murales góticas; o la Ermita de Santa Lucía, que se localiza fuera de la muralla. Para conocer más acerca de la figura del monarca Fernando, el pueblo ha habilitado su casa natal como Centro de Interpretación.
Tossa de Mar (Girona)
Es el único pueblo medieval que aún pervive en el litoral catalán y en el que se pueden observar los restos de su muralla. La Vila Vella, el casco histórico de esta localidad de la Costa Brava, es el barrio amurallado que se adentra en el mar a través del Cap de Tossa, desde donde apreciar el Mediterráneo y los barcos pesqueros que lo pueblan. Entre los restos de la iglesia de San Vicente, fechada en el S.XV, todavía se encuentran los capiteles y arcos que la conformaban. Sobre lo que anteriormente fue el castillo del pueblo, se alza hoy el Faro de Tossa. El verano es la mejor época para disfrutar de este pueblo ya que también cuenta con diversas calas ‘ocultas’ en las que poder darse un baño.
Villanueva de los Infantes (Ciudad Real)
Situado en tierras manchegas, es Conjunto Histórico Nacional desde el año 1974. En él se encuentran diversos aspectos culturales a destacar: distintos yacimientos arqueológicos (provenientes de la Edad de Cobre y la Edad de Bronce) o el denominado como Jamila, que tiene su origen en el siglo II a.C y que estuvo activo hasta el año 1333. De este último resultan llamativas las ruinas de un gran edificio de planta rectangular de la época medieval con más de 400 metros cuadrados de extensión y 14 columnas cilíndricas de las que aún quedan sus bases. También este lugar es conocido por ser el pueblo en el que murió el escritor Francisco de Quevedo en 1645.
Yanguas (Soria)
De antigüedad prerromana, aparece en la primera parte de Don Quijote de la Mancha, cuando el caballero y su escudero Sancho Panza reciben un apaleamiento a manos de ‘arrieros yangüeses’. Y es que no está de mas destacar esta anécdota para mostrar que la historia de este pueblo siempre ha estado ligada a la agricultura y la ganadería y que muchos de sus habitantes eran arrieros dedicándose al transporte de mercancías. Como lugares interesantes para visitar, además de las calles empinadas y sus aparentes viviendas blasonadas, destacan monumentos como la Torre de San Miguel, de origen románico, único testigo de lo que fue una iglesia derruida en el siglo XIX. También, la muralla o las iglesias de San Lorenzo o de Santa María que se encuentran dentro y fuera de la fortificación resultan interesantes.
No hubo árabes en Capileira, en la Alpujarra y ni siquiera en medina Garnata. Echa un vistazo al artículo "Genética e Historia del norte de África y la Península Ibérica" (Bosch et al., 2003).
Que no hubiera apenas mestizaje, es decir, que no se "mezclaran" con los habitantes de la Península Ibérica, no significa que no estuvieran. Eso es lo que dice el estudio al que usted hace referencia. Hace siglos que se escriben textos, históricos y de otro tipo, perfectamente documentados, que acreditan la presencia de los árabes en la Alpujarra granadina.