La mayoría del tiempo que pasan los niños en la escuela están sentados, sobre todo según van avanzando cursos y la enseñanza-aprendizaje requiere de más atención y concentración para asimilar conocimientos. Estar tantas horas en una silla deriva muchas veces en la adquisición de malos hábitos que no siempre se corrigen correctamente y que terminan arrastrándose a lo largo del tiempo afectando a nuestra salud postural.
“Es muy difícil que los adultos cambien sus malos hábitos posturales porque llevan toda su vida haciéndolo así. En la infancia somos libros en blanco: si aprendemos correctamente, continuaremos haciéndolo bien”, apunta María Cruz Gómez Alcántara, miembro de la Comisión de Fisioterapia en la Empresa y Ergonomía del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid. “Al igual que el agricultor cuida la planta desde que es una semilla, nosotros debemos cuidar nuestro cuerpo”, añade esta fisioterapeuta.
Salud postural: la prevención como el mejor remedio
Según datos de este colegio profesional, los problemas derivados de una mala higiene postural adquirida en la infancia es la tercera de las causas de baja laboral en la edad adulta, por detrás del embarazo y la gripe estacional. Sin embargo, no siempre se presta la atención que esta educación se merece ni en la escuela ni dentro del entorno familiar.
Por esta razón hace casi diez años que se puso en marcha en la Comunidad de Madrid la campaña ‘Prevención del dolor de espalda en escolares’. El objetivo principal es intentar prevenir desde pequeños lesiones musculo-esqueléticas provocadas por malas posturas. Unas lesiones que suelen aparecen si esos malos hábitos se arrastran a la edad adulta y se repiten de manera persistente en las actividades de la vida diaria o en el entorno profesional.
“Además, si nuestro organismo tiene sobrepeso o somos personas sedentarias, aumentamos el riesgo de que estas lesiones pasen de agudas a crónicas. La consecuencia más grave sería una lesión irreversible que limitase para realizar determinadas actividades o ejercer una profesión”, advierte Gómez Alcántara, que también forma parte del comité científico de esta campaña de prevención en la que participan más de 40 fisioterapeutas de manera voluntaria.
“Pero no es la única secuela. Hay otra que a priori puede parecer menos grave, pero de la que es más difícil calcular el riesgo: la instauración de creencias equivocadas sobre el dolor, su persistencia y las capacidades personales para afrontarlo. Esto puede ser fuente de problemas de dolor crónico en la edad adulta”.
Hábitos saludables en casa y en la escuela
Junto a una mala postura a la hora de sentarse, también hay otros factores que pueden favorecer estas lesiones. Una de las más evidentes es el exceso de peso que la mayoría del alumnado acarrea en la mochila. María Cruz Gómez Alcántara recomienda que jamás supere el 10% del peso corporal.
Una buena manera de aligerar la carga es revisando lo que los estudiantes llevan de casa al colegio, y viceversa. “Si usa mochila de carro, siempre deberá empujar de ella en lugar de tirar y colocársela en la espalda para subir y bajar escaleras. Si utiliza el modelo tradicional, siempre ha de utilizar las dos asas y ajustarla a su tamaño: debe quedar entre la cabeza y la pelvis”, aconseja la fisioterapeuta
Una vez en clase, habría que enseñarles cómo adoptar una postura correcta en la mesa y evitar que permanezcan en la misma posición de manera prolongada. “Cualquier postura mantenida durante mucho tiempo puede resultar contraproducente. Es aconsejable promover actividades no sedentarias y utilizar un atril durante la lectura de libros o documentos”.
Siempre que se pueda, la mesa de trabajo debe estar adaptada al tamaño del alumno. “Los centros deberían intentar que el mobiliario esté adaptado a la morfología de cada estudiante, en lugar de tener todos el mismo tamaño de mesa y silla. No en todos los centros es viable, pero en muchos de ellos se está haciendo un esfuerzo para que el más alto de la clase no tenga el mismo mobiliario que el más bajo. Y lo mismo pasa con alumnos de diferentes edades”.
El papel de la escuela, del profesor y de la familia es clave para impartir una correcta educación postural desde la infancia. Unos hábitos adecuados ayudarán a niños y adolescentes a crecer saludablemente y evitar futuros problemas en su vida adulta.