Hace tiempo que los docentes dejaron de ser simples transmisores de conocimiento: son figuras en continuo aprendizaje que tienen que evolucionar al ritmo que sus estudiantes. Según la UOC, estos son los retos para los docentes a los que deberán enfrentarse para conseguirlo.
Pensar mejor que memorizar
El modelo educativo está cambiando hacia una enseñanza crítica y abierta. Deben aplicar herramientas que permitan desarrollarse libremente desde el punto de vista personal, intelectual y social a las nuevas generaciones.
Cambiar el rol
Escuchar al alumno, colaborar con otros expertos e, incluso, con los padres, son competencias que tienen que adoptar los profesores del futuro. La figura autoritaria del pasado se transforma en una más igualitaria: debe relacionarse de manera más horizontal con el alumnado, pasando de la transmisión de conocimientos al acompañamiento en el aprendizaje.
Las TIC
Han ayudado a aplicar nuevas metodologías en el aula, pero también implican que los docentes estén en permanente proceso de actualización. No solo deben utilizar las nuevas tecnologías en clase, sino que tienen que educar a los estudiantes en su uso responsable.
Normalizar la diversidad
Los centros educativos tienen que convertirse en espacios inclusivos que garanticen la presencia, la participación y el progreso de los que se encuentran en desventaja, ya sea porque tienen una discapacidad o porque se encuentran en una situación económica desfavorecida. Esto solo podrá conseguirse a través de nuevos proyectos educativos.
Acompañar además de transmitir
Orientar y acompañar son partes fundamentales en la transferencia del conocimiento. En este aspecto, la posición de autoridad del docente tiene que seguir siendo reconocida por los estudiantes, así como por sus familiares. Acompañar no significa perder reconocimiento, sin embargo, tampoco hay que confundir la autoridad con el poder.
Implicar a padres y madres
Cada vez es más necesaria una corresponsabilidad de los aprendizajes entre maestros y padres: las familias tienen que ser partícipes de las decisiones de los centros educativos, pero es necesario poner límites. Por eso, es importante determinar en qué aspectos ha de intervenir la familia y en cuáles el espacio se ha de reservar al profesorado.