Visitar un museo sabiendo que uno podrá adentrarse dentro de sus cuadros, casi como si fuera un elemento más de la obra, es un reclamo más que suficiente para despertar el interés del público. La aplicación de las innovaciones tecnológicas a este ámbito lo hace posible. Con ellas no solo se preserva el patrimonio cultural, también se mejora su accesibilidad a un público más diverso, siendo la realidad virtual una de las tecnologías con la que mejor se consigue este propósito.
Entrar en el cuadro
Con esta intención, el Museo Thyssen-Bornemisza puso en marcha en 2018 un proyecto bajo el título ‘Entrar en el cuadro’. Para ello seleccionó tres obras de su colección permanente: ‘El Vaso chino con flores, conchas e insectos’, de Balthasar van der Ast; ‘Les Vessenots en Auvers’, de Vincent van Gogh; y ‘New York City, 3’, de Piet Mondrian.
La idea es que el visitante pueda moverse libremente por el interior de las pinturas y explorar todo lo que hay a su alrededor. Para ello se han diseñado tres espacios semicerrados –uno por cada obra– donde el usuario se adentra provisto de unas gafas de realidad virtual. De esta forma se proporciona una experiencia inmersiva que permite apreciar detalles y perspectivas que no son posibles con el formato habitual.
“En el siglo XXI un museo debe ser una institución viva, tiene que estar próxima a lo que está pasando en la sociedad, y la tecnología es el vehículo ideal para llegar a ella”, sostiene Evelio Acevedo, director gerente de la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza. “La idea es intentar que la gente entienda que un museo es un sitio donde se puede aprender mucho, pero también disfrutar mucho”.
Aunque el proyecto nació para celebrar la Noche de los Museos y estuvo expuesto en Madrid, la propuesta se ha convertido en una exposición itinerante que está recorriendo diferentes ciudades. En Entrar en el cuadro puede consultarse su ubicación actual y comprar las entradas.
Viaje al pasado
Una experiencia similar se puede vivir en el Museo Arqueológico Nacional de forma permanente. En este caso se prescinde de los cubículos con los que cuenta el proyecto del Museo Thyssen-Bornemisza, pero no de las gafas de realidad virtual, que esta vez también van acompañadas de unos auriculares.
Varios puntos ubicados en diferentes salas del museo proponen a sus visitantes un viaje al pasado. En ellos tienen la oportunidad de conocer en persona cinco momentos clave de la Historia de España: Prehistoria, Protohistoria, Hispania Romana, Edad Media y Edad Moderna. En esta ocasión, es posible trasladarse a la época elegida para ver cómo eran sus calles y sus gentes casi como si estuviéramos allí mismo.
De manera similar, aunque incluso de forma más realista, se puede pasear por el Teatro Romano de Cartagena. En este recinto se ofrece la opción de realizar la visita provistos de una gafas de realidad virtual. El recorrido transcurre siguiendo un mapa donde están señalados los puntos en los que detenernos, ponernos las gafas y mirar a nuestro alrededor. En ese momento el entorno se transforma y los restos arqueológicos recobran su estado original. También se puede ser testigo de los espectáculos de la época, como las luchas de gladiadores o las carreras de cuadrigas.
La realidad virtual nos permite ver aquello que es imposible apreciar a simple vista. Bien porque se trata de detalles muy difíciles de detectar, como ocurre en un cuadro; bien porque se trata de elementos que han dejado de existir, como es el caso de los restos arqueológicos. Esta tecnología es capaz de reconstruirlos y darnos la oportunidad de revivirlos dentro de un museo.