El uso de la realidad virtual en la educación convierte un aula cerrada en un espacio inmersivo. Gracias a esta tecnología, los alumnos pueden, por ejemplo, visitar museos sin salir del aula o conocer por dentro el cuerpo humano. Una encuesta reciente realizada por la organización sin ánimo de lucro Common Sense en Estados Unidos desvela que también fomenta la empatía de los niños.
El uso de la realidad virtual es una tendencia cada vez más popular en las aulas. Aplicada a cualquier nivel y materia, esta tecnología permite sumergirse en escenarios digitales en primera persona con el fin de explorarlos e interactuar con ellos. Así, los estudiantes logran una mejor conciencia de sí mismos, estimulan su creatividad, adquieren habilidades sociales y emocionales y permite personalizar el aprendizaje.
A estos beneficios hay que añadir uno más: un estudio realizado por la organización sin ánimo de lucro Common Sense en Estados Unidos muestra que los estudiantes se vuelven más empáticos. Para llegar a esta conclusión, en uno de sus experimentos recurrieron a un personaje de la serie ‘Barrio Sésamo’, que generó más empatía en su versión de realidad virtual que en la de pantalla 2D. Además, se reduce el sesgo racial o se activan respuestas positivas de ayuda para el propio personaje virtual.
Asimismo, aunque el estudio no demuestra que los niños asimilen mejor el contenido educativo utilizando esta tecnología, sí confirma una cuestión: aprender con la realidad virtual es más motivador para ellos.
¿Qué opinan los padres?
El estudio recoge, además, los resultados de una encuesta realizada a 3.600 padres en la que muestran sus opiniones e inquietudes sobre el uso de esta tecnología. Un 60% está preocupado por el impacto a la salud que esta tecnología puede provocar en los niños. Sin embargo, más de un 60% la consideran favorable como experiencia educativa.
Otras de sus inquietudes están relacionadas con el abuso y los posibles efectos negativos de la realidad virtual. A un 70% de los encuestados les preocupa que el contenido pueda ser violento o pornográfico, a un 67% que los niños utilicen la tecnología de forma desmedida y a un 61% que provoque el aislamiento.