Aunque los docentes ven aspectos positivos en la nueva ley, como su carácter inclusivo y su apuesta por la educación en valores, también muestran su descontento sobre la forma en la que se ha aplicado. Transcurridos tres meses desde su implantación, hemos querido saber qué opinan los docentes sobre cómo ha sido su primer acercamiento al nuevo currículo de la LOMLOE, los retos que ha supuesto adaptar los contenidos a esta norma y cómo han trabajado con conceptos como perfil de salida, situaciones de aprendizaje o competencias clave.
Y las conclusiones que nos han transmitido son de lo más variado. Para algunos, es una de las mejores legislaciones con la que han trabajo, sobre todo por su carácter inclusivo, pero la tónica general es que la rapidez con la que se ha implantado ha traído consigo poca formación docente, escasez de información y mucha burocracia. Esto es lo que nos han comentado en primera persona diferentes docentes:
“Muchos docentes aún no tienen claros conceptos como ‘situación de aprendizaje’ y se hace necesaria una formación del profesorado”
Francesc Vicent Nogales
La implantación de la LOMLOE ha supuesto algunos puntos positivos como un nuevo impulso por utilizar metodologías activas. Por ejemplo, en la Comunidad Valenciana tenemos ahora una nueva asignatura llamada ‘Proyectos interdisciplinares’ que fomenta el uso de ABP, APS, gamificación... Pero también ha habido cosas negativas. Desde la aprobación de la LOMLOE hemos tenido dos años para familiarizarnos con los nuevos términos, pero la realidad es que para muchos aún no están claros conceptos como ‘situación de aprendizaje’ y se hace necesaria una formación del profesorado para sistematizar la implantación de la ley. Es importante recordar que somos una de las profesiones con mayor formación continua pero no siempre esa formación da los frutos que se espera.
A ello se suma una intensa dosis de burocracia elaborando programaciones sin tiempo y readaptando documentos del centro a unos decretos que en muchas comunidades se publicaron en agosto o incluso con el curso ya empezado. Finalmente, hay que destacar que el informe de evaluación de este trimestre ha sido algo caótico por la falta de definición de algunas autonomías. Esto no es un problema del Ministerio, que es quien propone la nueva normativa, sino de su desarrollo autonómico por las competencias delegadas. Ningún cambio es sencillo, todo cambio genera una tensión inicial (en la que estamos) para finalmente producir esa transformación necesaria. La educación está en constante transformación y más allá de leyes los docentes somos el auténtico motor de cambio.
Francesc Vicent Nogales Sancho, maestro del colegio San Enrique de Quart de Poblet (Valencia)
“Nos hemos tenido que buscar la vida para saber cómo se diseña una situación de aprendizaje por nuestra cuenta, en tiempo récord y durante las vacaciones”
Lidia Beceiro Núñez
Me resulta complicado hacer un balance de este primer trimestre con la nueva ley de educación ya en las aulas. Si tuviese que escoger una palabra que lo definiese, sería ‘incertidumbre’. Creo que el principal problema al que muchos docentes nos hemos enfrentado no ha sido el cambio metodológico que la LOMLOE nos propone, sino los tiempos. El curso escolar 2022-2023 en Galicia empezó el 8 de septiembre. Ese día aún no habían sido publicados los decretos de currículo de Secundaria y Bachillerato; no llegarían hasta una semana más tarde, el 15 de septiembre. Hasta ese momento, los docentes gallegos estuvimos planificando nuestras materias sobre un borrador, sin saber si habría cambios y cuáles serían.
Además, ese retraso en publicar el decreto de currículo ha provocado que muchos docentes se bajen del carro de la LOMLOE antes incluso de empezar a rodar. Una pena, porque el cambio de paradigma educativo que nos propone es muy interesante y quedarnos en ‘seguir haciendo lo mismo que antes, pero con otros nombres’ es perder una gran oportunidad. Pero, seamos sinceros, que nos hayamos tenido que buscar la vida para saber cómo se diseña una situación de aprendizaje por nuestra cuenta, en tiempo récord y durante las vacaciones de verano tampoco ayuda a que ese cambio comience con buen pie.
Por mi parte, decidí ir poco a poco, centrándome en dos aspectos: en primer lugar, buscar un punto de partida de actualidad desde el que vertebrar una situación de aprendizaje. Por ejemplo, en septiembre la misión ‘Artemis’ de la NASA nos permitió hablar sobre la Tierra y la Luna y crear actividades relacionadas con las misiones espaciales. En segundo lugar, ser guía del aprendizaje y dejar al alumnado un mayor protagonismo, con actividades más dinámicas, más prácticas y preferentemente no digitales, introduciendo poco a poco el ABJ. En resumen, comienzo el segundo trimestre con más seguridad de la que tenía el pasado septiembre, pero mi esperanza es que, en junio, esta sensación agridulce con respecto al nuevo marco legislativo sea más positiva. Porque, al final, eso es lo que necesitan los cambios: tiempo.
Lidia Beceiro Núñez, docente de Geografía e Historia en Secundaria y Bachillerato en el IES Canido de Ferrol (A Coruña).
“Es la mejor ley con la que he trabajado: es inclusiva, defiende un amplio abanico de valores y realiza el enfoque adecuado en relación al paradigma del aprendizaje significativo”.
Ignacio Sánchez Aranda
Para este primer trimestre establecí varios propósitos de mejora en relación a mi praxis docente. Probablemente el más relevante haya sido seguir al dedillo la ley en una materia que imparto en 1º de Bachillerato, Patrimonio Cultural de Andalucía. ‘Seguir al dedillo la LOMLOE’ quiere decir aplicarla en toda su extensión y hasta sus últimas consecuencias, sin atajos, adaptaciones ni reducciones de ningún tipo. Para mí era importante porque quería alejarme de todo el ruido mediático y de redes sociales que se ha montado en torno a la ley y poder evaluar yo mismo, de primera mano, su idoneidad. En mi opinión, o aplicas la ley al 100% sobre el terreno o nunca estarás del todo facultado para hablar bien o mal de ella.
De partida, sentía cierta desconfianza hacia la LOMLOE. Atisbo en ella la misma o similar base liberal que contenían las leyes precedentes, en el sentido de que trata de cualificar trabajadores y consumidores ‘competentes’ y hace mucho más hincapié en la búsqueda y el acceso al conocimiento que en su adquisición. Y, sin embargo, creo que es la mejor ley con la que he trabajado, porque tiene virtudes muy evidentes: es inclusiva, defiende un amplio abanico de valores y, sobre todo, realiza el enfoque adecuado en relación al paradigma del aprendizaje significativo. Lo hace cuando coloca a las situaciones de aprendizaje en el centro de todo.
Este trimestre, con solo dos horas lectivas a la semana, he logrado que el alumnado realice estupendas exposiciones orales y produzca contenido en la red social Twitter de buena calidad, creativo e independiente. Hemos trabajado el patrimonio cultural desde el punto de vista de divulgadores, empresarios o usuarios del arte, y esto en buena medida ha sido posible gracias al marco metodológico que promueve la ley. El alumnado está motivado con esta forma de trabajar, aprende, se siente agradecido. Por mi parte no puedo pedir más.
No obstante, evaluar todos y cada uno de los criterios de la materia por separado para cada alumno, con variados instrumentos de evaluación imbricados en diferentes situaciones de aprendizaje, es sencillamente una labor titánica. Yo la he hecho y la seguiré haciendo en lo que resta de curso, pero lo cierto es que la LOMLOE no está diseñada para trabajar con las ratios actuales. Es una ley excelente para grupos reducidos, en los que el docente pueda volcar sus esfuerzos y su creatividad, pero mucho de lo que tiene de bueno se vuelve en contra de cualquier profesor que tenga grupos de más de quince o veinte alumnos.
Ignacio Sánchez Aranda, docente de Geografía e Historia del IES Seritium de Jeréz de la Frontera (Cádiz)
“¿Qué tipo de seguridad legal y seriedad da no tener programación y recibir indicaciones contradictorias e inseguras en los cursos e instrucciones de inspección/dirección?”
Tomás Purroy
La transformación que supone la LOMLOE es gigantesca, tanto a nivel burocrático, de contenidos como de metodologías. Una implementación seria de una reforma de este calado debería ir acompañada de un debate previo, una financiación adecuada y una formación seria previa. Lamentablemente no hemos tenido ninguna de las tres: la ley cayó del cielo con la oposición de buena parte del profesorado, la financiación es nula y la formación, un despropósito que estamos viviendo a lo largo de este curso.
La realidad es que la inmensa mayoría no sabemos cómo implementarla y la formación que se nos ofrece es contradictoria e inútil, siendo la prueba palpable de ello que las programaciones, que todos los años se entregan en octubre, primero las retrasaron a marzo y, ahora, a junio. ¿Qué tipo de seguridad legal y seriedad da no tener programación y recibir indicaciones contradictorias e inseguras en los cursos e instrucciones de inspección/dirección? Esto hace que muchas veces usemos el marco anterior para dar las clases, ya que un cambio absoluto de metodología y contenidos, sin entrar en que nos parezca bien o mal, no puede hacerse sacando en currículo así en mayo/junio y aplicándolo en septiembre.
Por todo ello, parece que la puesta en marcha real se va a estirar al menos dos años más, asumiendo que no haya un cambio de gobierno. Mi sensación a pié de aula es que el cambio supone una importante carga de burocracia sin sentido siguiendo la estela de la LOMCE, solo que poniendo el foco en otros aspectos de la educación en detrimento de la enseñanza de nuestras especialidades.
Tomás Purroy Omenat, docente de Lengua y Literatura Castellana en el CPI Benabarre de Benabarre (Huesca)
Es la tercera vez que los progres intentar imponer a los profesores y a la sociedad entera sus ensoñaciones pedagógicas. En mi instituto, casi nadie les hace caso y cadí todos seguimos haciendo lo de siempre y lo que funciona en este sistema educativo industrial: método tradicional con alguna pequeña innovación. Y nos va de maravilla. A ver cuándo reconocen estos señores la libertad metodológica y renunciar a imponernos sus más que discutibles, y no tan modernos, métodos.
La nueva ley de educación y la implantación de sus dudosas nuevas metodologias y sistemas de evaluación lejos de conseguir lo que pretende está sumergiendo a los docentes en un mar de dudas, una incertidumbre absoluta, con una formación escasa y no de calidad.
Empezar una casa por el tejado es inseguridad, imponer sin convencer no llevará al éxito sino al caos. Cambios continuos durante el curso, currículums no definidos cuando el curso ya ha empezado, legislaciones pendientes y burocracia que ahoga, sumergen al docente en un mar de incertidumbre y desconfianza. Caemos de nuevo en la imposición de leyes y sistemas diseñados desde los despachos de pedagogos, sin consultar a los docentes, buscando mejorar las cifras del abandono educativo. Tristemente: ¡No vamos bien!! Si la implantación de la ESO fue el mayor error del siglo XX en España, ahora ya queda el hundimiento definitivo de la educación pública.
SOS, ¡la educación está al borde del colapso!
Quisiera saber a qué docentes le han preguntado. Seguramente a los “compis” de los que han aprobado esta ley.
Cuando hagan una encuesta general al profesorado las respuestas serán muy distintas. Ya estamos hartos de bailar a lo que disponga el partido de turno que esté en el gobierno, creando leyes educativas que no gusta prácticamente a ningún profesor y sobre todo que se han desarrollado sin tener en cuenta al profesorado, y sin tener la más mínima idea de cómo es la realidad de los centros educativos. Una cosa es lo que ocurre en las aulas y otra muy distinta lo que se cree que ocurre desde la comodidad de un despacho en la Moncloa.