La programación como herramienta transversal, ¿por dónde empezar?
El pensamiento computacional contribuye a la mejora de la creatividad, la autonomía y el pensamiento lógico de los estudiantes.

El pensamiento computacional contribuye a la mejora de la creatividad, la autonomía y el pensamiento lógico de los estudiantes.
La firme creencia de que algunas asignaturas son más proclives a utilizar la programación que otras va perdiendo peso poco a poco. De hecho, existen múltiples muestras de que cualquier contenido o asignatura es susceptible de ser trabajado a través del pensamiento lógico y computacional. Los objetivos, en este caso, son favorecer el desarrollo de las habilidades y destrezas del alumnado; permitir mostrar las que ya poseen; y aprender de una forma colaborativa, motivadora y enriquecedora.
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A la hora de poner en marcha proyectos de programación en las distintas materias podemos recurrir a metodologías activas como el aprendizaje basado en retos, la gamificación y el aprendizaje cooperativo. ¿Dónde están las diferencias?
Una vez planteado el proyecto y la metodología a utilizar, es posible explicar al alumnado qué herramientas y qué construcciones se van a realizar en soportes como la pizarra digital. A continuación, llega el momento de ponerlo en práctica intentando adecuarse, en la medida de lo posible, al ritmo de aprendizaje de cada estudiante. La ventaja de la programación, en este sentido, es que admite diferentes grados de complejidad a la hora de plantear un ejercicio. La modularidad es inherente a la codificación.
Además, hay muchas herramientas que se pueden utilizar para trabajar el pensamiento lógico y computacional: desde algunas magníficas gratuitas como The foos o la plataforma Code.org, hasta apps multiplataforma como Lightbot, y otras online o de escritorio como Scratch o Blocky. En realidad, lo más importante no es decidir cuál utilizar, sino qué hacer con ellas, es decir, cómo estructurar una secuencia de actividades que deriven en un aprendizaje significativo.
Para realizar el seguimiento del progreso en la adquisición de las diferentes competencias y habilidades se pueden utilizar rutinas de pensamiento. A partir de ellas será posible hacer un seguimiento de cómo ha mejorado la capacidad de análisis y la resolución de problemas. Existen distintas opciones en función de aquello que se pretendía evaluar. Algunas de ellas son compara-contrasta, veo-pienso-me pregunto, palabra-idea idea-frase o problema-solución.
Una de las mayores satisfacciones al utilizar estas herramientas es la implicación de los estudiantes, sobre todo de aquellos con más dificultades de aprendizaje, ya que son conscientes de sus progresos, lo cual genera un aumento importante en la motivación y las ganas de superación.
Begoña Hernández Brota es ingeniera Informática de profesión y profesora de Secundaria por vocación. En Twitter @bego_her