Ante la crisis sanitaria que estamos viviendo a causa de la rápida propagación del virus COVID19, se han movilizado desde la semana pasada decenas de voluntarios y diversos centros educativos de toda España con un mismo objetivo: ayudar a los trabajadores sanitarios y de protección civil facilitando material sanitario creado con impresoras 3D como máscaras protectoras.
Se trata del Movimiento maker, que en tiempos de COVID-19 se ha transformado en #CoronavirusMakers: voluntarios de diversos colectivos que desde hace unas semanas hacen un llamamiento a todos aquellos que puedan fabricar soportes para viseras de PVC o acetato con impresoras 3D para proteger el rostro de las personas que están más expuestas al contagio.
Centros educativos voluntarios
A esta ‘revolución’ solidaria se han unido centros educativos, empresas y voluntarios individuales a nivel nacional gracias a la coordinación a través de las redes y la nube. Es ahí donde comparten documentos, donde los fabricadores apuntan su producción, la dirección donde quieren que se recojan los protectores y dónde suministrar filamento para que no paren las impresiones. “En Andalucía la coordinación se hace a través de grupos de Telegram”, explica Manuel Jiménez, profesor de Informática y asesor TIC y STEAM en el CEP de Córdoba. “Existe un grupo ‘matriz’ llamado ‘CV19_FAB-ANDALUCIA’, y en este se enlaza el acceso a los diferentes grupos provinciales”, aclara.
El ‘Cv19CórdobaMAK3RS’ cuenta con más de 400 participantes y han producido más de 2.000 viseras. En estos grupos se aclaran dudas, solucionan problemas y se comparten modelos y ajustes de cada impresora para imprimirlos, haciendo así el trabajo más fácil y eficaz.
En Córdoba los ‘makers’ cuentan con la colaboración de diferentes organismos y empresas. Por un lado, el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (IMIBIC) se encarga de la recogida, esterilización, proceso de montaje y reparto en hospitales. Asimismo, una empresa local de soluciones de envasado, Plastienvase (SPG-Pack), dona las pantallas de PVC que se incorporan a los soportes impresos en 3D. Además, la Biblioteca Central y el Centro del Profesorado cedieron las impresoras de sus ‘fablabs’ y donaron su stock de filamento. “El soporte del micromecenazgo hace que la cadena no se pare. Cualquiera que quiera colaborar puede donar filamento a través de tiendas como Smartmaterials3d”, asegura Jiménez.
El Colegio Internacional de Sevilla-San Francisco de Paula también ha puesto en marcha las dos impresoras 3D que dispone para fabricar viseras. La previsión, teniendo en cuenta que pueden fabricar dos viseras cada tres horas, es de obtener bajo la coordinación de un equipo de profesores un total de 60 viseras semanales, que serán distribuidas entre personal sanitario del Hospital Virgen del Rocío.
Fabricación y reparto a centros sanitarios
Por otra parte, en Málaga, el Colegio San Sebastián de Archidona ha puesto a trabajar las siete impresoras 3D que tienen a su disposición para crear la parte superior de estas máscaras de protección facial. Esta pieza es la que permite ajustar la máscara a la cabeza, y a ella se le coloca una ‘pantalla’ protectora fabricada con una hoja de PVC. “En los días que llevamos imprimiendo hemos creado más de 250 pantallas impresas”, informa el director del centro, Eusebio Córdoba. En su colegio está el profesorado y hasta el conserje implicados con la impresión. “También están colaborando con nosotros gran cantidad de personas de nuestra localidad aportando materiales necesarios como elásticos o las pantallas de PVC”, y añade que otros centros “han puesto a nuestra disposición sus impresoras, que estaban paradas. La verdad es que podemos decir que se ha implicado toda la comunidad”, agradece Córdoba.
En otras ciudades, son las “patrullas de la Guardia Civil y fuerzas de seguridad los que pasan a recogerlas y hacer el reparto posterior a donde haya necesidad”, afirma Javier García de Bustos, profesor TIC en el CEIP Nuestra Señora de la Piedad. Esto último, “está gestionado por la Subdelegación del Gobierno de la Junta de Castilla y León”, aclara García de Bustos. En solo 5 días se han entregado cerca de 2.000 viseras protectoras en la ciudad.
En su colegio conocieron la iniciativa no sólo por la web de coronavirusmakers, sino también por ayudame3D.org “En nuestro caso como colegio rural alejado de la capital nos hemos centrado en nuestra comarca, repartiendo 63 en esos días, cubriendo las necesidades del centro de salud, residencias de ancianos, ambulancias, farmacias…”, relata García de Bustos. Y todo esto, de forma altruista. Su centro cuenta con tres años de experiencia con proyectos de innovación e impresión 3D solidaria, y sólo les faltaban las gomas necesarias para completar las viseras, que las proporcionó una mercería local.
En el caso de la capital, la impresión de protectores sigue un modelo prefijado, conforme con los estándares de la Comunidad de Madrid, según explica Miguel Ángel García Sancha. Él es profesor de Tecnología en el Colegio El Valle-Valdebernardo y también está trabajando para sacar adelante todas las piezas posibles gracias a la impresora del centro. Su mujer es médico de familia en un centro de salud en la localidad de Arganda y es ella quien los reparte entre sus compañeros cada día. “Lo peor de todo este proceso es el tiempo, ya que tarda aproximadamente 3 horas y media en sacar cada unidad”, lamenta. Cuenta con la ayuda de sus compañeros profesores, con los que se comunica a través de Microsoft Teams y llevan algunas unidades a otros centros de salud de Madrid.
Su esfuerzo ha llegado a oídos de otros trabajadores sanitarios y desde la UCI del Hospital Montepríncipe (Madrid) le han encargado imprimir 100 válvulas para respiradores que necesitan con urgencia.
Los voluntarios no paran de crecer
La participación de aquellos que quieren ayudar cada vez es mayor y a nivel nacional. David Vélez Silva, profesor de Educación Primaria y fundador de Grammazzle, nos cuenta que en el grupo de Telegram de Cantabria “se pasó de 20 o 30 personas a casi 400 en menos de 24 horas durante el primer fin de semana”. Su empresa ha detenido la fabricación habitual para imprimir pantallas de seguridad. En cuanto a la logística de las entregas, aclara: “Se realiza empleando el grupo de Telegram: se fija una hora de recogida y en ese momento todo el mundo activa su ubicación en tiempo real en la aplicación, de esta forma el conductor podrá ajustar una ruta, para posteriormente entregarlo en centros de salud y en residencias de la tercera edad”.
Otras iniciativas
Además de los centros educativos, diferentes entidades han puesto en marcha sus impresoras 3D para aumentar la producción de protectores.
Entre ellos hay que mencionar el Planetario de Pamplona, que en un comunicado oficial anuncia que sus “esfuerzos se centran en la impresión de la parte superior de la visera sanitaria, a la cual habrá que añadir acetato y correas para que sea útil y quede terminada. Cuando tengamos impresas un número mayor de piezas, las entregaremos en los puntos habilitados para ello”.
Asimismo, fuentes de la editorial Edelvives han publicado en sus redes sociales un vídeo en el que sus trabajadores transforman cubiertas de cuaderno en mascarillas y la firma tecnológica HP ya ha entregado más de 1000 piezas impresas en 3D a los hospitales locales. Sus centros de I+D en 3D de HP en Barcelona, España; Corvallis, Oregón; San Diego, California; y Vancouver, Washington están colaborando con socios de todo el mundo en un esfuerzo coordinado para aumentar la producción de mascarillas, protectores faciales, ajustadores de mascarillas, hisopos nasales, abridores de puertas con manos libres y piezas de respiradores.