En los últimos años han sido muchos los centros escolares que han eliminado el espacio físico dedicado a las bibliotecas escolares para apostar por una en versión digital a la que estudiantes y docentes pueden acceder desde el móvil o el ordenador. Las cifras del Ministerio de Educación y Formación Profesional así lo demuestran: entre los cursos 2015/2016 y 2019/2020 el número de centros con su propia biblioteca escolar cayó hasta el 81,8%. Y entre las comunidades autónomas más afectadas por esta pérdida se encuentran Cataluña y Baleares: la primera pasó de tener un 78,1% de bibliotecas en funcionamiento en el curso 2015/2016 a un 56,8% en el 2019/2020. En Baleares, las cifras se redujeron de un 71,9% a un 54,8%.
Por eso, cada vez son más los profesionales de la educación que muestran su preocupación ante esta situación; una preocupación que se ha plasmado en un manifiesto en el que más de 200 docentes, expertos e investigadores de las más variadas instituciones públicas y privadas que exigen a las administraciones una mayor inversión que ayude a dinamizar las bibliotecas escolares.
Sentido de comunidad, capital cultural y fomento de valores
Los firmantes de este manifiesto afirman que “si bien las bibliotecas digitales pueden aportar un valor añadido, eliminar las bibliotecas escolares constituye un grave error”. Es por ello que destacan una serie de puntos clave que explican el por qué estos espacios son indispensables en la educación, y que se basan en una investigación interna:
- Las bibliotecas escolares desempeñan un papel crucial en la democratización del conocimiento y la información, ofreciendo acceso gratuito e igualitario a recursos educativos y culturales, en diversos formatos, para todos los estudiantes, independientemente de su origen socioeconómico. Este acceso equitativo fomenta la justicia social y la inclusión en la comunidad escolar (IFLA-Unesco 2015:18).
- Aunque el alumnado de entornos desfavorecidos está poniéndose al día en términos de disponibilidad de recursos digitales, su acceso a capital cultural como libros en papel en el hogar ha disminuido y la brecha socioeconómica ha persistido, según datos de la OCDE (2022). En este sentido, las bibliotecas escolares contribuyen a compensar las desigualdades en el acceso a los libros impresos y otros recursos culturales no digitales.
- Las bibliotecas escolares son el mejor punto de referencia para las familias donde obtener el tipo de materiales de lectura específicos que requieren los más pequeños en su proceso de alfabetización inicial, así como orientaciones para contribuir en este aprendizaje fundamental para sus hijos. Este rol de la biblioteca resulta especialmente importante para apoyar a las familias más vulnerables.
- Tienen la capacidad de crear un sentido de comunidad en torno a los libros y la lectura: cuando los alumnos coinciden en la biblioteca, cada uno actúa como un modelo de lectura positivo para el otro.
- Son un servicio que fomenta el desarrollo de valores que afianzan las bases de la comunidad educativa: la colaboración y el cuidado del patrimonio cultural común. Asimismo, su presencia en la escuela refleja el valor que la comunidad educativa atribuye a los libros y la lectura.
- La investigación pone de manifiesto que los programas de dinamización de la biblioteca escolar y la presencia de bibliotecarios que comparten sus conocimientos con la comunidad educativa impulsan el desempeño académico de los estudiantes.
- Numerosas experiencias muestran que abrir las bibliotecas escolares a toda la comunidad educativa representa una oportunidad para mejorar la convivencia y la integración social.
- Ofrecen espacios seguros y acogedores para leer, estudiar, investigar y socializar, contribuyendo al bienestar emocional y social de los estudiantes.
- Aunque las bibliotecas digitales pueden ser útiles para complementar a las colecciones físicas, el hecho de que la escuela limite la promoción de la lectura por medio de dispositivos multitarea, en vez de promover la experiencia lectora en papel, contribuye al desarrollo de una cultura lectora y unos hábitos de lectura enmarcados exclusivamente en el entorno digital.
- Las bibliotecas escolares, en su capacidad de dar acceso a libros en papel con una oferta adaptada a sus lectores, se convierten en un elemento clave para promover la lectura por placer. La investigación refleja que los menores que leen libros solo en papel o en ambos formatos disfrutan más de la lectura que aquellos que solo leen en formato digital.
- El formato en papel contribuye a la educación literaria, entendiendo que la lectura de los clásicos de la historia literaria además del contenido es el formato.
Y terminan el manifiesto exigiendo a los centros educativos que apuesten por la tenencia y dinamización de una biblioteca escolar física, así como que las administraciones inviertan más recursos para empoderar a los centros, esencialmente en dos asuntos: la actualización de los fondos bibliotecarios y la disponibilidad de personal para dinamizar las bibliotecas escolares.