El aprendizaje no se produce porque alguien quiera enseñar, sino porque alguien tiene interés por aprender. Hace unos años el instituto tecnológico de Massachusetts (MIT) colocó a un joven un sensor para medir la actividad de su cerebro a lo largo de siete días y su actividad cerebral durante una clase magistral era la misma que cuando realizaba zapping en el televisor. Además, estos sensores pusieron de manifiesto la importancia del hemisferio derecho en el procesamiento de nuevos conocimientos.
"Manipular, tocar, moverse en general es la mejor herramienta para activar el mayor número posible de áreas cerebrales "
Por otro lado, Hillman en la universidad de Illinois, demuestra que el cerebro se activa prácticamente en su totalidad con el movimiento y que esta activación perdura en el tiempo durante más de veinte minutos.
Sin embargo, los sistemas educativos decidieron mantener a los niños sentados mirando a una pizarra y favorecer el desarrollo del hemisferio cerebral izquierdo a través del lenguaje, dejando de lado el desarrollo del hemisferio derecho responsable de la expresión motora y creativa.
Movimiento para estimular
Bajo estos principios, la neuromotricidad propone modificar el modelo de clase magistral para conseguir cerebros activos que estén predispuestos a aprender. Se trata de aprender haciendo; mirar y escuchar es importante pero debemos dar un paso más si queremos conseguir la atención de unas mentes híper estimuladas por las nuevas tecnologías. Manipular, tocar, moverse en general es la mejor herramienta para activar el mayor número posible de áreas cerebrales.
En un sistema educativo donde el movimiento solo existía en el área de Educación Física, introducirlo dentro de cualquier tipo de contenido supone un reto enorme para los docentes. Romper con el modelo de las asignaturas y pasar a un modelo por contenidos donde el lenguaje se presenta como vehículo de comunicación y el movimiento como vehículo de activación, son las principales herramientas para fomentar el aprendizaje. Actualmente está muy extendido y ha calado con fuerza en la comunidad educativa la Teoría de las Inteligencias Múltiples que, aunque no son inteligencias porque el cerebro humano tampoco puede dividirse en zonas estancas sino que necesita trabajar de forma global, es cierto que propone una serie de capacidades que son fundamentales para un desarrollo personal pleno.
Si queremos un sistema educativo útil, trabajar por competencias debe ser uno de los pilares. Si queremos niños despiertos con cerebros que absorban el conocimiento, el movimiento deberá entrar dentro de todas las aulas. Son retos realmente difíciles que necesitan la formación del profesorado.
¿Cómo introducir el movimiento en el aula?
- Espacios para el movimiento: Cambiar la distribución y la estructura del aula es necesario para conseguir espacios más amplios que fomenten el movimiento. Además, el mobiliario debe ser fácil de mover, facilitando distribuciones diversas que ofrezca un mayor número de posibilidades motrices.
- Reglas claras: el movimiento suele crear ruido y por lo tanto habrá que dejar claras las reglas de cualquier actividad antes de comenzar a desplazarse ya que, de no estar claras, será fácil perder el control de la clase.
- Consensuar señales: para indicar una nueva variante de la actividad es necesario que el alumno se centre en la explicación. Para eso, es necesario tener señales claras. Por ejemplo, cuando el profesor diga ‘eooo eooo’, los alumnos deben responder a la vez ‘oee’ y permanecer quietos y en silencio en ese momento. También podemos dar una palmada y que ellos den dos, o levantar un brazo para que ellos sepan que estamos pidiendo atención o volver a un ambiente de aula más calmado.
- Conocer los nombres: No es posible solicitar la atención de un alumno concreto si no conocemos sus nombres. No se puede ni reforzar un comportamiento ni llamar la atención sobre una acción concreta si el docente no se ha preocupado de conocer y memorizar correctamente el nombre de los estudiantes. Además, cuanto más conozcamos a nuestros alumnos más fácil será anticiparnos a lo que pueda suceder durante el desarrollo de la actividad.
- Ambiente confortable: Si un alumno no se siente integrado o apreciado en clase, no interactuará con los demás. Por esta razón debemos empezar cualquier curso con actividades de cohesión grupal, desinhibición y confianza antes de introducir el movimiento.
- Dominio del espacio y concentración: Una clase que se mueve es una clase activa que requiere la implicación total del docente durante el desarrollo de la actividad. El docente también debe moverse por el espacio y concentrar su atención en el trabajo del alumno para garantizar que todo el mundo está trabajando.
- Una vez que las bases para introducir el movimiento en las clases estén claras, tanto para docentes como para alumnos, solo queda crear un mundo de actividades en movimiento que permitan desarrollar clases y aulas activas.
Título: GENIUS: Neuromotricidad y aprendizaje en el ámbito educativo
Autor: Pablo Del Pozo Moreno
Género: Educación
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