El 69% de los menores españoles de 15 años ya tiene móvil propio

La edad a la que los jóvenes tienen su primer móvil es cada vez menor, aunque los expertos recomiendan que sea lo más tarde posible. Analizamos algunos datos relativos a su uso y sus consecuencias.

Móvil Propio

En los parques, en las puertas de los institutos… Cada vez es más común ver a un grupo de menores mirando fijamente sus teléfonos móviles  en lugar de interactuar y conversar entre ellos. Y es que el acceso temprano a los teléfonos móviles en España es ya una realidad sorprendente: el 69,6% de los menores de 15 años ya dispone de un móvil propio, según los últimos datos del INE; lo que refleja cómo el uso de esta tecnología se ha normalizado en niños cada vez más jóvenes y se ha convertido en una parte integral de sus vidas. Además, si se tiene en cuenta el acceso a Internet, las cifras se agudizan: a los 10 años, uno de cada cinco niños usa Internet a diario. A los 12 años, la cifra se dispara: más de dos tercios de los menores están conectados; y ya en los 15 años, el 96% lo consume diariamente. Esto significa que prácticamente todos los menores de esa edad están sumergidos en un entorno digital que, a menudo, es demasiado amplio y complejo para gestionar sin supervisión.

Con 16 años y con teléfonos adaptados

Pero, ¿cuál es la edad recomendada para dar por primera vez un móvil a un menor? Algunos expertos recomiendan que sea a partir de los 16 años, aunque hay que tener en cuenta que cada caso puede ser diferente. En la guía de alfabetización tecnológica, elaborada por SPC en colaboración con la experta en educación Laura Cuesta Cano, se explica que un elemento clave a la hora de comprar el primer smartphone es tener en cuenta las características de los dispositivos y entender la diferencia entre móviles para tomar la decisión más acertada. 

Existen teléfonos móviles sin conexión a Internet que, para los expertos como Cuesta, son los más recomendables para un primer acercamiento de los menores con el mundo de la telefonía. Con ellos pueden emitir y recibir llamadas, pero no acceder a contenidos en red. Y, a medida que los adolescentes vayan creciendo y madurando, las familias pueden plantearse entregar un smartphone con unas características más avanzadas y que tenga acceso a Internet, pero con una tarifa de datos que no sea ilimitada. Aquí es donde entra en juego un concepto apoyado por Cuesta: la ‘mediación digital’. Y es que esta experta recalca que en plena era de la digitalización, las familias deben acompañar y educar al menor en su proceso de alfabetización digital para que realice un uso responsable y seguro de las nuevas tecnologías. Además, han de velar por impedir que los riesgos de la tecnología se materialicen, y, en caso necesario, ofrecer soluciones ante posibles problemas.

Violencia sexual digital, problemas de adicciones…

Móvil Propio

Y es que los peligros que trae consigo el uso indebido y sin supervisión de los móviles son cada vez más evidentes. Así, la Fundación ANAR, que trabaja con menores en riesgo, señala que el móvil puede influir en el desarrollo emocional y social de los niños. Desde la dependencia tecnológica hasta el ciberacoso o el acceso prematuro a contenidos inapropiados, los riesgos asociados al uso sin control de los smartphones son muy elevados. Y es por este motivo el que los expertos recomiendan no entregar su primer dispositivo a edades muy tempranas. 

Un ejemplo de estos peligros es recibir contenido sexual no solicitado, insultos en la red por la apariencia física o presión para hacerse fotos o vídeos de tipo sexual, lo que forma parte de la denominada violencia sexual digital (también conocida con las siglas VSD). Este tipo de violencia ya la padecen hasta un 60% de los adolescentes y jóvenes de entre 16 y 29 años, según el estudio ‘Generación Expuesta: Jóvenes frente a la violencia sexual digital’ realizado por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud y el equipo de Investigación Divisar de la Universidad Complutense de Madrid. Este tipo de violencia repercute directamente en las víctimas, que con frecuencia padecen aislamiento social o reducción de actividades fuera de casa (29,4%), abandono o uso limitado de las tecnologías (20,7%), y aparición de autolesiones o pensamientos suicidas (19,4)%). 

Junto a este problema, también destacan otros como el ciberacoso. De hecho, uno de los mayores peligros de los teléfonos inteligentes para los niños es el riesgo de sufrir acoso y ciberacoso. Según un estudio de UNICEF, 1 de cada 3 jóvenes en 30 países afirma haber sido víctima de acoso online. Las redes sociales y las apps de mensajería, como WhatsApp, son los principales canales en los que se producen estos problemas, pues facilitan que los acosadores ataquen a sus víctimas de forma anónima y constante. Además otro peligro es el potencial adictivo de los teléfonos y las consecuencias que tiene un uso excesivo de éstos durante la infancia y adolescencia.. Un estudio publicado en BMC Psychiatry encontró que hasta el 23% de los jóvenes muestran conductas adictivas relacionadas con sus smartphones y que traen consigo consecuencias graves para su salud: sentimientos de irritabilidad, ansiedad y agresividad cuando no está en contacto con su teléfono, cambios repentinos de humor, alteraciones en el sueño y la alimentación, dejar de realizar otras actividades por estar con el móvil (salir a la calle, hacer los deberes, ver la televisión, dormir… son algunos de los principales síntomas relativos a la adicción al móvil que destacan desde Orbium adicciones, un centro psicológico especializado en este tipo de problemas. Para estos especialistas, la educación es la mejor manera de evitar que los menores desarrollen un problema con sus teléfonos. “De la misma manera que les enseñamos a lavarse las manos o a dar las gracias, debemos preocuparnos de que aprendan a usar su teléfono móvil correctamente; para prevenir la adicción, pero también para protegerlos de los peligros de Internet. De la misma manera que no dejaríamos salir solos a nuestros hijos si no saben cruzar la calle, tampoco debemos dejar un móvil en manos de un niño que no ha aprendido a utilizarlo correctamente”, explican.

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