Según el Foro Económico Mundial, Islandia ostenta desde hace nueve años el título del país más igualitario del mundo aunque siguen trabajando para mantenerse en el podium. A comienzos del año pasado entró en vigor una ley en la que se obliga a las empresas de más de 25 empleados a pagar el mismo salario a las mujeres que a los hombres cuando se encargan de idénticas funciones. Pionero en este asunto, Islandia cuenta a su vez con un sistema educativo innovador denominado Hjalli, que separa a los niños de las niñas con el objetivo de liberarles de los estereotipos de género. Pero, ¿en qué consiste?
El objetivo Hjalli
El modelo Hjalli fue fundado por la pedagoga islandesa Margrét Pála Ólafsdóttir en el año 1989 y en la actualidad cuenta con 14 escuelas infantiles y tres de Educación Primaria. Su objetivo es que niños y niñas aprendan por separado para liberarles de los ‘clichés sociales’ que arrastran por pertenecer a uno u otro sexo, prestando atención a sus cualidades y empoderándolas.
La rutina de los estudiantes que se acogen a este sistema se establece en grupos pequeños de un solo sexo durante la mayor parte de la jornada escolar, aunque también disponen de un tiempo en equipos mixtos. Su plan de estudios se basa en satisfacer sus necesidades de manera individual, aunque enfatizando también los aspectos sociales de cada alumno.
Los pilares del sistema
Hjalli asienta su metodología en los siguientes aspectos: la igualdad y la alegría; la creatividad en positivo y la resiliencia; y el respeto y la libertad.
El primero de los pilares, la igualdad y la alegría, se basa en el derecho a la paridad con iniciativas como los grupos de trabajo de un solo sexo y donde los estudiantes no reproducen comportamientos estereotipados con el género opuesto. El segundo, la creatividad en positivo y el fomento de la resiliencia, se lleva a cabo mediante actividades que impulsan trabajos manuales y resolución de problemas. De esta forma se desarrolla la parte creativa y lógica del alumnado, pero también aprenden otros valores como la colaboración con los demás compañeros o la resiliencia como método para afrontar los obstáculos que puedan aparecer por el camino.
Por último, el respeto y la libertad se impulsa con el conocimiento de los derechos humanos. A través de una disciplina positiva se decide en comunidad sobre asuntos que afectan a todo el grupo, se fomenta que todos los estudiantes aprendan a hablar en público y que expresen sus opiniones de forma libre y natural.
El plan de estudios
El sistema se divide en seis cursos y cada curso tiene una duración de cuatro semanas. El grueso de su currículo es empoderar las cualidades individuales y sociales del alumnado.
Así, las habilidades sociales se basan en el respeto, la comunicación y la amistad reforzándose a través del aprendizaje de valores como la compañía, la solidaridad, el orden o la amabilidad.
Mientras que las capacidades individuales se asientan en la independencia, la positividad y el coraje. Para ello se establecen actividades con las que se trabaja la confianza del alumnado, la asertividad o la iniciativa, entre otros atributos.
Otro aspecto a destacar es que en estas escuelas no se usan juguetes tradicionales. En las aulas se dispone de materiales con los que fomentar la creatividad como, por ejemplo, bloques de madera. De este modo, los estudiantes crean su propio universo sin juzgar el tipo de juego que les divierte.
Buenas, soy una educadora pensionada de Costa Rica. Me interesa mucho el diseño del curriculum. Estaba revisando varios en cuenta, las razones del éxito en Islandia. Quisiera conocer el plan nacional de la primaria. Incluyendo su totalidad por niveles en primaria. Gracias. Nidia Rivera González.
Ing. Agrónoma y Lic. en Ciencias Naturales.