El avance de la tecnología en todos los aspectos de la vida, incluida en la educación, tiene tal repercusión que la mitad de los jóvenes opina que en el futuro no será necesario aprender a escribir o dibujar a mano en las escuelas. Este es solo uno de los datos que se desprenden del estudio ‘Jóvenes, STEAM y retos del futuro’ elaborado por YoMo con el apoyo de Kantar WorldPanel, y que tiene como objetivo analizar la percepción que tienen los jóvenes de estas materias STEAM y otros retos del futuro como la alimentación, el desarrollo sostenible o la igualdad de género.
Confianza en los robots
Según el informe, 6 de cada 10 jóvenes creen que la tecnología les puede aportar beneficios en su vida. En este sentido, un 58% se dejaría operar por un robot y un 57% se implantaría un chip para ser más inteligente.
No sólo ven ventajas para la salud, sino que también en disciplinas como el arte. Así, un 56% de los encuestados asegura estar dispuesto a comprarse un cuadro pintado por una máquina o un robot. Incluso ven ventajas en la alimentación, ya que la mitad de ellos también se comería un plato elaborado por una impresora 3D. Por otro lado, 3 de cada 4 estarían dispuestos a comprarse un vehículo autónomo sin conductor.
¿Estereotipos de género?
Por otro lado, las nuevas generaciones están cambiando los estereotipos de género respecto a las profesiones relacionadas con ciencia, tecnología o matemáticas. Prueba de ello es que un 82% de ellos considera que las materias STEAM interesan por igual a chicos y chicas. Además, el 18% restante se reparte entre un 9% que considera que interesa más a los chicos y un 9% que opina que interesa más a las chicas.
Además, las profesiones relacionadas con la tecnología son las que más aceptación tienen, con un 72% de los jóvenes que querrían trabajar en una profesión relacionada con ella, seguidos por las relacionadas con la ciencia (63%) e ingeniería (52%).
Sostenibilidad
Según el informe, además, son muy conscientes de que las ciudades deberían cambiar. Al preguntarles cómo les gustaría que fuese la urbe en la que viviesen de mayores, más del 90% afirma que le gustaría vivir en una donde todos sus vehículos funcionasen con energías renovables, todos los residuos se reciclaran, la energía que se utilizase fuera sostenible, los edificios fueran autosuficientes, no hubiera plásticos o fueran biodegradables, la iluminación fuera inteligente y los alimentos que se comieran fueran ecológicos. Por último, 1 de cada 2 jóvenes afirma que estaría dispuesto a comer algas marinas y 2 de cada 10 comerían insectos para reducir la contaminación del planeta.