Guía práctica para evaluar en la LOMLOE

Hace algunos años los docentes nos limitábamos a evaluar los conocimientos de los estudiantes. Sin embargo, esto ahora ha cambiado porque también es necesario que tengamos en cuenta las competencias que adquieren. Así lo establece la LOMLOE. En este sentido, para abordar la evaluación de manera eficaz conforme a lo establecido por la nueva ley educativa es preciso considerar su carácter formativo y utilizar la evaluación como estrategia de mejora para ajustar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Además, es importante que tengamos en cuenta su enfoque global (que está relacionado con que se evalúen todos los elementos que intervienen en dicho proceso) y su carácter sumativo que se vincula a la evaluación de los productos.

A este respecto, resulta esencial seleccionar las técnicas y los instrumentos de medición más apropiados para recopilar la información que los docentes necesitamos conocer. También conocer los pasos que hay que seguir para evaluar conforme a lo que determina la LOMLOE.

Técnicas de evaluación 

Son aquellas estrategias que el profesorado utiliza para recoger información acerca de las tareas completadas por el alumnado. Antes solo se usaba el examen, sin embargo esto ha cambiado porque esta prueba no responde a todos los criterios que se pretenden evaluar en una unidad didáctica. Estas son las técnicas de evaluación más empleadas:

• En el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) se evalúan (de acuerdo a los criterios del profesorado) los trabajos elaborados por el alumnado en las diferentes sesiones programadas: una noticia, una canción, una exposición... Luego se evaluará el producto final.

• Es importante fijarse en lo que demuestran los estudiantes cada día. Por ello, la observación permite medir las dificultades y los logros alcanzados.

• Las técnicas metacognitivas plantean un doble propósito: favorecer el conocimiento de los estudiantes sobre sus aprendizajes y las estrategias que pueden implantar para mejorarlos. De este modo, consiguen desarrollar su competencia personal, social y de aprender a aprender. Asimismo, aportan información al docente acerca del pensamiento metacognitivo de los estudiantes. 

• Los entornos virtuales dan un feedback inmediato: algunos ejemplos son Kahoot!, Plickers o Google Classroom. 

Instrumentos de evaluación

Son las herramientas que tanto el docente como el propio estudiante emplean para realizar la evaluación. Entre las más comunes se encuentran:

• La rúbrica. Se plantea desde el comienzo del curso y reúne un conjunto de criterios dentro de una estrategia evaluativa particular. Es importante dotar de números a los indicadores de logro para obtener la nota numérica que necesitamos.

• El portfolio. Basado en recopilar las actividades y los ejercicios de los estudiantes, puede ser electrónico o en papel. 

• El diario de clase. Aporta información diaria sobre el progreso que realiza el alumnado.

Pasos que hay que seguir para evaluar

Como decíamos al inicio, tanto los contenidos como las competencias son elementos curriculares igual de importantes y decisivos, pero ¿cómo hay que evaluar? Debemos tener en cuenta que todos los elementos curriculares están relacionados y que, por tanto, las competencias clave y específicas, los descriptores operativos, los criterios de evaluación y los contenidos también lo están. 

• En primer lugar, se eligen los criterios de evaluación para cada una de las unidades didácticas. A cada criterio se le asigna una o varias técnicas y uno o varios instrumentos de evaluación (por tanto, con esto ya tenemos la nota numérica de cada criterio). Para obtener el resultado de la nota media de los contenidos se hace una media aritmética con todas las puntuaciones alcanzadas.

• Conforme al Decreto 157/2022, que establece una relación entre los criterios antes citados y las competencias específicas, la calificación que el alumnado logra en cada criterio de evaluación es la nota de la competencia específica ya que ambas están conectadas.

• Debemos considerar la nota de las competencias específicas ya que suponen el grado de consecución en los descriptores operativos al finalizar Primaria y Secundaria. Estos son los que marcan el grado de consecución de las competencias clave para finalmente alcanzar el perfil de salida al terminar cada una de estas etapas educativas.