La DANA que ha asolado en los últimos días la Comunidad Valenciana y otros puntos de España ha dejado daños significativos en infraestructuras, viviendas, espacios educativos y, por desgracia, se ha llevado consigo la vida de cientos de personas. Gestionar esta tragedia es un reto no sólo para aquellos que la han vivido en primera persona, sino también para cualquiera que haya seguido su evolución a través de los medios de comunicación y las redes sociales. En el caso de los más pequeños y los adolescentes, pueden incluso tener más dificultades emocionales para comprender esta situación, por lo que es vital que cuenten con la información y los recursos necesarios para poder gestionarlo emocionalmente lo mejor posible
Una guía de gestión emocional para los afectados por la DANA
Un grupo de psicólogos de distintos ámbitos ha trabajado en la elaboración de la ‘Guía de apoyo psicosocial para personal docente: respuestas tras la DANA en la Comunitat Valenciana’, que tiene como objetivo ayudar a los profesores a gestionar las emociones de su alumnado en el regreso a las escuelas tras este suceso y que puede descargar de forma gratuita en ese mismo enlace. Algunos de sus puntos clave son:
¿Qué reacciones emocionales son normales tras una catástrofe?
En este primer apartado, se explica a los docentes que, tras una situación traumática, es común que los estudiantes sientan miedo, ansiedad, tristeza o confusión. Además, otros pueden experimentar rabia, vergüenza o culpa. Incluso algunos podrían mostrar síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEPT).
¿Cómo detectar si un estudiante necesita ayuda?
Algunos estudiantes pueden mostrar cambios en su comportamiento o manifestar ciertas señales de estrés, entre las que destacan temor o miedo a que el evento se vuelva a repetir; falta o pérdida de apetito; pérdida de interés en actividades diarias que antes les gustaban… En la guía se destaca que es muy importante no interpretar inmediatamente estos sentimientos y situaciones como signos de un problema psicológico grave: se trata de reacciones normales a situaciones anormales y pueden mejorar con el tiempo. Sin embargo, si persisten por un periodo prolongado y causan un malestar significativo en el estudiante, se aconseja buscar ayuda profesional.
¿Cómo facilitar que los estudiante expresen sus emociones?
Ante una situación como la vivida con la DANA es fundamental ofrecer un espacio seguro y confiable donde los estudiantes se sientan cómodos para expresar sus sentimientos. Para ello, en la guía aconsejan a los profesionales de la educación ofrecer un espacio basado en la confianza; que sepan que pueden contar con sus profesores. Además, es importante mantener una postura cercana, una mirada suave y afectuosa, así como mostrar respeto, escuchando con mente abierta y compasiva, sin emitir juicios. Junto a ello, los psicólogos destacan la importancia de facilitar una comunicación asertiva: hablar con calma y permitir que los estudiantes expresen sus emociones e inquietudes sin prisa.
¿Qué hacer si un estudiante no quiere hablar de lo ocurrido?
Otro punto muy importante a tener en cuenta es que tras las situaciones traumáticas, hay muchas personas que pueden no querer compartir su dolor, quizás por falta de confianza, sentimiento de culpa, ansiedad o entumecimiento emocional. Por ello, es vital que los docentes aprendan a gestionar también esta realidad. En la guía se recoge cómo actuar en este caso: hay que respetar el silencio del alumnado, sin presionarles para hablar, ya que eso puede hacer que se cierren aún más. Crear un espacio seguro, en el que se fomente la empatía y disposición a escuchar es otra cuestión clave. Además, se puede optar por opciones alternativas de expresión con actividades como el dibujo, la escritura…
¿Cómo mantener la calma en momentos de ansiedad en el aula?
Mantener la calma y transmitir serenidad en el aula es fundamental, ya que los estudiantes a menudo perciben y reflejan las emociones de los adultos a su alrededor. En la guía se proponen diversas técnicas y recursos que pueden ayudar. Por ejemplo, realizar técnicas de respiración en grupo: como la técnica 4-7-8 (inhalar en 4, retener en 7 y exhalar en 8). Otra idea es utilizar una voz calmada y reconfortante con el fin de evitar dar indicaciones bruscas o apresuradas, y mantener una postura relajada. Además, anima a reforzar la sensación de seguridad entre los estudiantes. ¿Cómo? Haciéndoles saber que están en un espacio seguro y que pueden confiar en el apoyo del grupo y de los docentes. Esta estabilidad ayudará a reducir su ansiedad y a que se sientan en un entorno donde pueden relajarse y centrarse en el presente.
¿Cómo escuchar y validar las emociones de los estudiantes?
La escucha activa es esencial para que los estudiantes sientan que sus emociones y pensamientos son respetados y comprendidos. Por ello, en la guía se sugiere que después de que el estudiante haya hablado, es posible repetir con palabras propias lo que dijo para asegurarse de que se ha entendido correctamente lo que quería expresar y para mostrarle que se le prestó atención. También es recomendable permitir que las emociones se expresen libremente, de tal manera que si un estudiante llora o muestra frustración, no hay que interrumpir ni tratar de ‘arreglar’ la situación de inmediato. Simplemente estar allí y mostrar que su experiencia es respetada y comprendida puede ser de gran alivio para ellos.
¿Cómo enfrentar la incertidumbre del futuro?
En situaciones de crisis, es común que los estudiantes se pregunten qué pasará después y si la catástrofe se podría repetir. Por ello, los docentes deben centrarse en el presente, explicándoles que aunque no podemos controlar el futuro, podemos hacer cosas en el presente para sentirnos mejor. También es vital mantener una rutina, y establecer pequeños objetivos diarios puede ayudar a reducir la sensación de incertidumbre; así como invitar a los estudiantes a expresar sus preocupaciones y permitir que cada uno comparta sus pensamientos sobre el futuro. En estos momentos, los psicólogos aconsejan evitar frases como “eso nunca va a pasar”. En su lugar, proponen responder con empatía, diciendo algo como: “es natural que te preocupe eso”, seguido de un recordatorio de que juntos pueden abordar lo que venga, fortaleciendo su capacidad de afrontar y promoviendo la resiliencia.
¿Cómo promover el autocuidado entre los docentes?
Junto con la salud mental de los estudiantes, también es importante tener en cuenta la situación emocional del equipo docente. En la guía se propone promover la importancia del descanso y el autocuidado; evitar la exposición constante a noticias o redes sociales sobre la catástrofe; animar a los compañeros a limitar el tiempo dedicado a las noticias y a centrarse en el presente; y ofrecer espacios de apoyo mutuo.
¿Dónde encontrar ayuda y recursos específicos de apoyo?
Los expertos recomiendan, en primer lugar, aprovechar los recursos que ofrece el propio centro educativo. Pero, en el caso de necesitar un apoyo más especializado, es vital buscar ayuda psicológica externa. Para ello, existen profesionales capacitados en emergencias, en duelo y en trauma capacitados para ofrecer un acompañamiento personalizado en este proceso a aquellos que lo necesiten.