El 13% de los docentes sufre acoso por parte de sus estudiantes

Durante el curso pasado, casi 1.700 profesores pidieron ayuda al Defensor del Profesor, un servicio ofrecido por la ANPE (Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza) que brinda acompañamiento en situaciones de conflicto y necesidad de atención jurídica. Y lo hicieron porque fueron víctimas de acoso y ciberacoso tanto por parte del alumnado como de sus familias. 

El Defensor del Profesor ha publicado recientemente un informe en el que se analizan estos casos y donde se informa de un ligero incremento en las amenazas de alumnos (de un 12 a un 13%) y que el acoso de los familiares pasó de un 29 a un 30% con respecto al ejercicio anterior.

Como consecuencia de ello, el 77% de los docentes atendidos por este organismo presentaban unos niveles de ansiedad altos, un 11% mostraba síntomas depresivos y un 10% se encontraba de baja laboral. La propia ANPE apunta que estos datos trascienden la salud del propio docente: un profesor con estado emocional alterado, además del sufrimiento personal que debe soportar, reduce significativamente su rendimiento profesional, lo que disminuye la calidad de la educación. 

Faltas de respeto y acoso 

Así, entre las principales situaciones a las que se debieron enfrentar a lo largo del curso, el informe alerta del aumento (de un 21 a un 23%) en los problemas para dar la clase, así como un incremento del 1% en las faltas de respeto en el aula. Respecto a los incidentes de acoso, también se elevaron de un 11 a un 12%, mientras que el ciberacoso se mantuvo estable en un 11%, al igual que las agresiones (5%).

En lo que respecta al acoso por parte de las familias, se ha producido un destacable crecimiento de un 5 a un 9% con respecto al curso anterior. Esta subida sigue la tendencia de los últimos años y es consecuencia de un mayor y mal uso de herramientas de comunicación de los padres con los profesores. 

Por otra parte, los expertos del estudio señalan que las redes sociales tienen un papel importante a la hora de desprestigiar a los profesionales de la educación y que las familias convierten así un problema particular en algo general, con el consiguiente linchamiento público profesional. “Los profesores van viendo ya desde etapas tempranas cómo son desautorizados delante de los niños de forma violenta e incluso agredidos por unos padres sobreprotectores que, ante un límite, contratiempo o norma que se quiera aplicar a su hijo, acuden al centro de forma impositiva y agresiva, sin importarles la normativa del centro”, constata el informe. 

Además, se produjeron más faltas de respeto a profesores (de un 27 a un 29%) y el acoso se incrementó de un 29 a un 30%. Sin embargo, con respecto al indicador de las presiones de los padres y madres para que el docente suba las notas, se ha producido una estabilización en un 8%. En cuanto a las acusaciones carentes de fundamento, también se ha producido una estabilización con un 27%. Los casos de agresiones de padres a profesores se mantienen en un 2%.

Por etapas

Por último, y aunque se producen estas situaciones de acoso en la mayoría de las etapas educativas, el estudio destaca que en Educación Infantil y Primaria, “se observa cómo un excesivo proteccionismo de algunas familias y su afán de controlar la vida del centro en beneficio de sus hijos los lleva a protagonizar conductas antisociales y violentas”. “En estos casos los progenitores no dudan en enfrentarse al profesor, denunciarle o injuriarle si con ello consiguen que su hijo saque partido de la situación, aunque sea a costa de infringir las normas, pisotear los derechos de sus propios compañeros o difamar al docente”, añade.