Conocer el TDAH: qué es, pasos a seguir y consejos para docentes

“Hiperactividad, impulsividad, inatención o dificultades para planificar las tareas escolares… El problema del niño o adolescente con TDAH es su incapacidad para hacerse cargo de sí mismo”. Así define Rafa Guerrero, psicólogo y especialista en Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, los síntomas que esta patología produce entre la población infantil y juvenil, que, como señala Guerrero, afecta a entre un 5 y un 7% de los niños y adolescentes. Esto significa que en cada aula de Primaria y Secundaria hay uno o dos alumnos de media con este trastorno. Pero, ¿en qué consiste? 

El TDAH y sus tipos

Esta patología “es un trastorno del desarrollo neurológico que implica que la evolución y el desarrollo cerebral del menor afectado es más lento en comparación con los compañeros de clase que no lo padecen”, indica Guerrero. Esto se traduce en un funcionamiento diferente del cerebro aunque el estudiante siga creciendo (físicamente): “Por ejemplo, un alumno de 15 años con TDAH tiene un desarrollo y madurez cerebral equivalente a un niño de unos 10 años”. 

Esto no implica que todos los estudiantes con TDAH presenten los mismos síntomas o se comporten de la misma manera. Guerrero enuncia tres tipos diferenciados de este trastorno y sus características:

• TDAH con presentación inatenta. Los niños y adolescentes que manifiestan este subtipo de TDAH suelen mostrar síntomas más cognitivos que conductuales, con síntomas no observables. Algo que es más difícil de detectar en el aula. En este tipo, y tal como también indican desde la Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (Feaadah), predominan los síntomas en torno a la falta de atención.

• TDAH hiperactivo-impulsivo. Los niños suelen mostrar síntomas observables como la hiperactividad y la impulsividad. Este es uno de los motivos por los que la detección de este subtipo se suele dar antes que el anterior.

• TDAH combinado. En este tipo se combinan tanto los síntomas internalizantes (dificultades para atender) como los síntomas observables y externalizantes (hiperactividad, dificultad en el control de los impulsos...). Este es el subtipo de TDAH más diagnosticado, pero no el más frecuente.

Signos de alerta para los docentes

En el aula, los docentes pueden detectar diversos síntomas de alerta según la tipología del trastorno. De este modo, y en relación al primer tipo (inatento), Rocío Olivares, maestra de Pedagogía Terapéutica (PT) y psicopedagoga, subraya que “además de tener dificultades para mantener la atención, el alumno parece que no escucha cuando se le habla, se muestra distraído”. No obstante, las manifestaciones cambian cuando están relacionadas con la hiperactividad o la impulsividad: “En este caso juguetea o hace movimientos repetidos con las manos o los pies. Interrumpe o se incluye en conversaciones y juegos de otros sin pedir permiso, o le resulta difícil tolerar la espera (en los juegos por turnos o a la hora de guardar la fila en las entradas y salidas de clase)”, destaca. 

Pasos a seguir

Así, ¿cuáles son los primeros pasos a seguir por un docente cuando identifica un estudiante con TDAH en clase? Para Guerrero es fundamental, en primer lugar, “compartir sus impresiones con otros docentes y el departamento de orientación. A partir de ahí se valora la posibilidad de citar a los padres del alumno a una tutoría”. El objetivo de la reunión, tal y como expresa el experto, es informar a la familia de la situación de su hijo y llevar a cabo una evaluación en profundidad: “O bien para confirmar las sospechas de TDAH o para ver si se trata de algún otro trastorno que se pueda confundir con esta patología”.

Tras ese primer paso, el psicólogo aconseja a los docentes apoyar de forma incondicional a este alumnado. “Las reacciones y el rendimiento escolar del estudiante se escapan, en muchas ocasiones, a su control, por lo que es importante mostrarle su apoyo. Olivares coincide y va un poco más allá: “Es muy importante tener una relación positiva. Para ello, hay que mostrar interés en su trabajo, acercándose a la mesa, preguntarle (o acordar alguna señal), por si necesita ayuda o para que vuelva a centrarse”. También destaca la aceptación de las dificultades y focalizarse en la autoestima del alumno. “Es esencial subrayar los aspectos positivos y sus habilidades en el grupo para que se sienta parte de él”.

Actividades para realizar con alumnado con TDAH

Ambos expertos proponen diferentes actividades para llevar a cabo en el aula. En el caso de Guerrero ofrece tres en torno a los descansos cerebrales, la potenciación de las funciones ejecutivas y la escucha activa. 

• Descansos cerebrales. Realizar tareas cortas y lúdicas de tres a cinco minutos como hacer unos estiramientos, jugar al tres en raya con el compañero de al lado o hacer el baile ‘tonto’ del día pueden ser perfectos descansos cerebrales.

• Potenciar las funciones ejecutivas. Hacer laberintos, sopas de letras o rompecabezas como la torre de Hanoi, buscar las siete diferencias, acertijos como misioneros y caníbales o sudokus, pueden resultar muy útiles para potenciar su corteza prefrontal.

• Escucha activa. Lo mejor que pueden hacer los docentes con estos niños es escucharles, mirarles incondicionalmente, mostrarles su apoyo y esperanza de que todo irá bien. Mostrarse interesados por ellos puede ser un gran comienzo.  

Olivares, por su parte, ofrece otras actividades en torno al trabajo en clase.

• Uso de la agenda. Serán más autónomos, podrán organizarse y no olvidar las tareas a realizar. Es importante indicarles su uso, tener momentos previstos para hacer anotaciones, consultarla…

• Trabajo cooperativo. Esta metodología aportará situaciones para trabajar aspectos como la atención, los procesos cognitivos, las relaciones sociales y el aprendizaje autorregulado (cada uno a su ritmo). También fomenta el lenguaje oral, la escucha, el respeto, la flexibilidad y la tolerancia hacia los demás.