La investigadora Gema Zamarro, de la Universidad de Arkansas, analiza las diferencias entre chicos y chicas a la hora de trabajar las asignaturas STEM tomando como referencia la motivación y el esfuerzo.
La motivación académica de los estudiantes podría ayudar a entender la brecha de género en España en las disciplinas STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), según afirma la investigación ‘Motivación académica, habilidades no cognitivas y brecha de género en Matemáticas y Ciencias’ publicada por las fundaciones Ramón Areces y Sociedad y Educación, y llevada a cabo por la profesora e investigadora Gema Zamarro, catedrática en el Departamento de Reforma Educativa de la Universidad de Arkansas (Estados Unidos).
En este trabajo se documentan las brechas de género en el rendimiento del alumnado en España en las áreas de Matemáticas y Ciencias. La docente ha estudiado hasta qué punto la motivación está relacionada con las brechas de género en este campo y ha encontrado diferencias importantes de género en las distintas medidas de motivación.
Los chicos presentan niveles más altos que las chicas en motivación general reportada en el cuestionario realizado por la docente, mientras que las chicas, de media, ponen más esfuerzo en la encuesta y en la prueba PISA. Según el trabajo, las brechas de género en Matemáticas y Ciencias aumentan cuando se tienen en cuenta los distintos niveles de estímulos entre ambos géneros. Además, la autora ha demostrado que el mayor rendimiento relativo a la lectura por parte de las estudiantes está asociado con un menor interés por las ciencias.
Por otro lado, los resultados sugieren diferencias de género en el rendimiento en Matemáticas y Ciencias aún mayores de lo que se creía inicialmente, dado que las chicas consiguen compensar parte del menor rendimiento en estas áreas con mayores niveles de esfuerzo. Según la autora, aunque los resultados de este trabajo no se pueden interpretar de manera causal, ya que puede haber variables como los intereses familiares por las áreas de ciencias u otras características que pueden ayudar a explicar los distintos niveles de incentivación y del rendimiento estudiantil, las correlaciones que documenta tienen varias implicaciones importantes.
El hecho de que la brecha de género en el rendimiento en Matemáticas y Ciencias sea más grande una vez que se corrige por las diferencias de género en motivación y esfuerzo, sugiere que las chicas pueden estar menos preparadas en estas áreas, ya que compensan parte de su falta de conocimiento con un mayor esfuerzo en la prueba mientras que los chicos, en general, presentan menores niveles de esfuerzo tanto en la prueba de PISA como en el cuestionario.
Según el estudio, habría que investigar por qué los chicos no encuentran que las tareas escolares merezcan su atención y su esfuerzo tanto como las chicas. En este sentido, los primeros se podrían beneficiar de intervenciones que promuevan las habilidades no cognitivas, la mentalidad académica y el esfuerzo.
Por otro lado, la mayor capacidad de las chicas para mantener su esfuerzo es una ventaja que se debe reconocer y acentuar más, destacan en la investigación. Curiosamente, los chicos sí que presentan mayores niveles de motivación general que las chicas cuando responden a las preguntas: ‘Quiero ser el mejor en todo lo que hago’ y ‘Yo me veo a mí mismo como una persona ambiciosa’. Sin embargo, las chicas que consiguen mayores niveles de motivación general obtienen mejor rendimiento académico que los chicos en Matemáticas y Ciencias.
Según Gema Zamarro, “sería interesante investigar hasta qué punto estas preguntas de motivación general capturan estereotipos de género y por qué las chicas que superan estos estereotipos y presentan mayores niveles de motivación general se benefician, en términos de rendimiento, en las áreas de ciencias. En este sentido, aquellas intervenciones que luchen contra los estereotipos asociados con la ambición y la competitividad en las áreas de ciencias podrían ser especialmente beneficiosas para las chicas”.
