El Índice Global de Brecha de Género (GGGI), elaborado por el Foro Económico Mundial, se cerró en 2023 en el 68,4%, lo que supone una mejora respecto al año anterior del 0,3%. Aunque la evolución es positiva, la realidad es que el avance es lento: al ritmo que vamos se necesitarán 131 años para llegar a la paridad en el mundo. Si se analizan los datos por regiones, América Latina y Caribe son los dos lugares que menos años necesitan para llegar a la paridad si se mantiene el ritmo actual (53 años); mientras que Europa necesita 67 años para alcanzarla y la región de Asia del Este y Pacífico precisa de 189 años.
En el caso de España se encuentra en el quinto lugar (79,1%) por detrás de países como Islandia, Noruega, Finlandia y Nueva Zelanda.
El ‘trabajo codicioso’, una de las causas de esta brecha
Una de las razones de que esta brecha continúe existiendo es la presencia excesiva de la mujer en sectores con salarios bajos, según indican en el informe ‘La brecha de género en la era de la Inteligencia Artificial’, elaborado por OBS Business School. Además, en él destacan otra variable: el concepto de ‘trabajo codicioso’. Acuñado por la doctora Claudia Goldin, describe una realidad laboral donde ciertos empleos exigen una inversión desmesurada de tiempo y energía de sus empleados. Estos trabajos, a menudo altamente remunerados y prestigiosos, requieren una disponibilidad prácticamente total, largas jornadas y una dedicación que va más allá de lo que se consideraría una jornada laboral estándar.
Esto lleva a una cultura de trabajo en la que se valora y se espera la disposición a sacrificar el tiempo personal y familiar por el éxito profesional. Para las mujeres en particular, el ‘trabajo codicioso’ representa un obstáculo significativo en sus trayectorias profesionales. Por eso el informe considera importante desvincular los salarios altos de las largas jornadas de trabajo, y propone que se valore más la productividad y los resultados porque este enfoque permitiría a las mujeres, que a menudo asumen mayores responsabilidades familiares, mantener un equilibrio más saludable entre su vida laboral y personal sin sacrificar su desarrollo profesional o su potencial de ingresos.
Además, otra propuesta que ponen en valor es la promoción de la igualdad de género desde la educación y la formación temprana. Sugieren así que es crucial alentar a las niñas y jóvenes a explorar y desarrollarse en campos tradicionalmente dominados por hombres, como las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM), para aumentar su representación en estas áreas de alta demanda y bien remuneradas.
Brecha de género en la IA
La Inteligencia Artificial (IA) está teniendo un impacto transformador en casi todos los aspectos de la vida y el trabajo, pero la brecha de género también está presente en ella. “A medida que esta tecnología avanza, la representación equitativa de géneros en su desarrollo y aplicación se vuelve esencial para evitar sesgos y garantizar que los sistemas de IA sean justos y efectivos para todos. Una brecha de género pronunciada en este campo puede llevar a la creación de sistemas de IA que perpetúen estereotipos de género y discriminación, afectando desde decisiones de contratación hasta diagnósticos médicos y preferencias de consumo”, explican desde OBS.
Durante los años 80 y 90, la IA experimentó un crecimiento significativo con el desarrollo de algoritmos de aprendizaje automático y redes neuronales. Fue en esa época cuando las mujeres comenzaron a tener una mayor presencia con pioneras como Elaine Rich, autora de uno de los primeros libros de texto sobre IA, y Cynthia Breazeal, conocida por su trabajo en robótica social.
La última década ha sido testigo de avances sin precedentes en este campo impulsados, en gran parte, por el auge del Deep Learning y el Big Data, y las mujeres han empezado a ocupar roles más prominentes. Figuras como Fei-Fei Li, cocreadora de ImageNet (un conjunto de datos masivo que impulsó avances en visión por computadora), y Joy Buolamwini, fundadora del Algorithmic Justice League, que aboga por el uso ético de la IA, son ejemplos de las aportaciones de mujeres. Sin embargo, a pesar de ello el campo de la IA sigue siendo predominantemente masculino.
Por tanto, los sesgos de género en algoritmos y sistemas de Inteligencia Artificial son un problema significativo y creciente. “Las mujeres en IA no sólo pueden aportar habilidades técnicas, sino también perspectivas únicas que son cruciales para el desarrollo de tecnologías equitativas y éticas”, destacan en el informe. Abordar estos sesgos requiere un esfuerzo consciente y coordinado en varios frentes, indica el documento, desde la recopilación de datos hasta el desarrollo y la implementación de tecnologías.
Tres formas de eliminar la brecha de género en IA
El informe de OBS propone tres líneas de trabajo: una educación inclusiva desde edades tempranas que fomente la incorporación de más niñas en el ámbito STEM; campañas de concienciación y divulgación para destacar los logros y contribuciones de las mujeres en IA; y establecer programas de mentoring que conecten a mujeres jóvenes con profesionales femeninas exitosas en este campo. “Combinar este tipo de iniciativas con un cambio cultural y dar una mayor visibilidad a las mujeres que tienen roles destacados es fundamental”, opina Marta Grañó, profesora de OBS Business School. Y habla de establecer becas específicas para mujeres jóvenes interesadas en la IA.
Y es que fomentar el talento femenino en la IA es crucial para garantizar la diversidad y la inclusión en el diseño y desarrollo de las tecnologías futuras. “Las iniciativas educativas y los programas de capacitación deben ser diseñados no sólo para enseñar habilidades técnicas, sino también para crear conciencia sobre la importancia de la equidad de género en la tecnología. Estas iniciativas deben iniciarse en la educación temprana y extenderse hasta los niveles universitarios y profesionales”, destacan desde OBS.