El mindfulness consiste en promover la concentración de la atención y la conciencia, y está basado en el concepto de conciencia plena de la meditación budista.
Ayuda a reducir el estrés y ansiedad
Cada vez son más los niños y niñas que vienen a consulta por este motivo. Es un dato muy alarmante ya que los menores no tienen la madurez física ni emocional para tolerar altos niveles de estrés en su entorno educativo o familiar.
Permite regular las emociones
De este modo, se logra, una mayor autoconciencia, y a su vez, autorregulación de las emociones. Es decir, que el estudiante se centra en sus propios estados emocionales, en cómo se siente, regulando la tendencia a la impulsividad y aprendiendo a controlar las emociones más difíciles de regular.
Favorece la concentración
Esta técnica también promueve la mejora de la atención a lo que ocurre alrededor del niño o niña. En un mundo donde constantemente hay muchos estímulos, con tendencia a la multi-tarea, esta técnica ayuda a que los más pequeños puedan centrar su atención en el aquí y el ahora. Por ello favorece la concentración en tareas que requieren de una atención añadida. Teniendo en cuenta que cada vez son más los niños con dificultades atencionales (no confundir con déficit de atención), practicar este tipo de técnicas ayuda a los niños y niñas a focalizar su atención en tareas concretas, evitando distracciones comunes a estas edades, debido a la sobre-estimulación del entorno.
Permite relajar el cuerpo
Además de relajarlo, es posible tomar mayor conciencia de él: cómo está mi cuerpo, qué necesita, qué me está pidiendo, así como destensar las zonas más cargadas.
Como menciono en mi libro, los adultos en general llevamos un ritmo de vida vertiginoso que en muchas ocasiones no somos capaces de tolerar. Y a veces sometemos a los más pequeños a estos ritmos, generando en ellos unos niveles de estrés que en muchas ocasiones desencadenan diversos síntomas.