El Aprendizaje Basado en Proyectos es una de las metodologías que ha facilitado que los estudiantes se conviertan en los protagonistas de su aprendizaje. Otras como el Aprendizaje Basado en Retos (ABR) favorecen también esta implicación de los alumnos y los prepara para el mundo real. Te explicamos en qué consiste y cuáles son sus beneficios.
Fomenta el aprendizaje colaborativo
El Aprendizaje Basado en Retos o ABR, según el Instituto Tecnológico de Monterrey, involucra activamente al estudiante en una situación problemática real como, por ejemplo, el desempleo o la inmigración. Así, investigan sobre temas reales: deberán plantear una serie de retos y soluciones para afrontarlos. El docente ejerce de guía pero es la clase la que trabaja activamente, fomentando el aprendizaje colaborativo.
Desarrolla la creatividad
Esta metodología no solo permite que los alumnos se involucren más en su aprendizaje. Encontrar soluciones a esos retos planteados les hará desarrollar su creatividad y, al mismo tiempo, fomentará su espíritu crítico.
Facilita una comprensión más profunda
Con el ABR los estudiantes analizan, diseñan y ejecutan la solución más adecuada para abordar el reto planteado. Esto les exige una comprensión más profunda del tema en el que se basan tales retos. Posteriormente, los estudiantes pueden presentar a la clase los resultados obtenidos, lo que enriquece su conocimiento e incentiva el aprendizaje participativo.
Desarrolla habilidades comunicativas
A través del ABR se comparten en clase reflexiones en torno a un problema real. De esta manera, los estudiantes trabajan también sus habilidades comunicativas al explicar aquello que han investigado y determinar las soluciones que han pensado para afrontar esos retos.
Conecta el aula con el mundo real
En el aula se trabaja con una situación problemática real como, por ejemplo, la contaminación o la inmigración. De esta forma los estudiantes perciben que las investigaciones y soluciones aportadas tienen una utilidad en la sociedad en la que viven.