“Todos los cursos mis alumnos reconocen que no saben estudiar ni les enseñan a hacerlo. Que a lo sumo subrayan sobre los folios, pero sin seguridad de saber si es importante o si entendieron lo que leen. (…) Reconocen no tener estrategias que les ayuden a enfrentarse a los contenidos más allá de una memorización de supervivencia. Enseñar a estudiar debe integrarse en el proceso de aprendizaje. Dar por hecho que los alumnos vienen de casa aprendidos, que saben a priori cómo estudiar, es un error del que enseña”. Así explica Ramón Besonías, profesor de Filosofía y coordinador TIC en el Instituto San José (Badajoz), la conveniencia —o necesidad— de que los docentes, además de impartir su asignatura, enseñen a su alumnado a estudiar para que desarrollen la competencia de aprender a aprender.
Pero antes de profundizar en la importancia de que los estudiantes desarrollen esta competencia y las ventajas que conlleva, vamos a analizar algunas cuestiones claves en este tema: ¿enseñar puede ser utilizado como sinónimo de explicar? ¿La transmisión de información por parte del profesor asegura que el alumnado aprenda? ¿Estudiar y aprender es lo mismo? ¿Existen diferencias entre información y conocimiento? Evidentemente, todos los conceptos están relacionados de una u otra forma entre sí, pero es necesario conocer los distintos matices que tienen para comprender cómo influyen tanto en el proceso de enseñar como en el de aprender. Para ello, hemos consultado a varios expertos y obtener así respuesta a estos interrogantes.
Enseñar y aprender
Respecto a las dos primeras cuestiones que relacionan directamente enseñanza y aprendizaje, Manuel Fernández Navas, profesor de Didáctica en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga, es muy claro y contundente: “Enseñar no es sinónimo de explicar y la enseñanza no es causa de aprendizaje. Aprender es un acto voluntario”, como ha publicado en uno de sus hilos en la red social Twitter.
Fernández Navas, al igual que numerosos docentes, sigue los principios del pedagogo y filósofo Paulo Freire, quien en su libro ‘Cartas a quien pretende enseñar’ (Siglo XXI Editores, 1993) reflexiona sobre lo que significan las palabras enseñar y aprender: “Enseñar no puede ser un simple proceso de transferencia de conocimientos del educador al aprendiz. Una transferencia mecánica de la que resulta la memorización mecánica. Al estudio crítico corresponde una enseñanza también crítica, que necesariamente requiere una forma crítica de comprender y de realizar la lectura de la palabra y la lectura del mundo, la lectura del texto y la lectura del contexto”.
Para Besonías, que un docente enseñe a aprender a su alumnado supone que “el profesor ponga en práctica estrategias que potencien ejercitar las capacidades cognitivas”, es decir, las que facilitan los procesos mentales relacionados con el tratamiento de la información gracias a la atención, el lenguaje o la memoria. Pueden ser innatas o aprendidas y también se pueden llevar a cabo de manera individual o colaborativamente. Y en este punto, ‘casi todo vale’: “Practicar, aprender haciendo, compartir, crear, indagar, resolver, curiosear, argumentar, disentir, construir…”, matiza. En definitiva, la pregunta que debería hacerse un profesor no es qué tiene que enseñar, sino qué tienen que aprender los alumnos y cómo lo van a hacer.
Cuatro claves
Para favorecer el proceso de enseñanza, los docentes estadounidenses Roald Hoffmann y Saundra Yancy McGuire establecieron que éste debía basarse en cuatro pilares:
- La empatía, ya que los estudiantes responden mejor cuando saben que el profesor se preocupa por ellos.
- El aprendizaje activo, porque la participación de los alumnos facilita el aprendizaje.
- La interacción de grupos e individuos, puesto que el aprendizaje es una actividad personal, pero que puede mejorar gracias al trabajo en equipo.
- La potenciación del ego, para animar a los estudiantes a sentir que son responsables de los éxitos que logren en el aprendizaje.
Ambos tenían más de 40 años de experiencia cuando publicaron el artículo ‘Estrategias de enseñanza y aprendizaje que funcionan’ —‘Teaching and Learning Strategies That Work’— en la revista científica ´Science’, en 2009, y en el que reflexionaban sobre su práctica docente: “El profesor debe enseñar a los estudiantes a aprender y los estudiantes deben enseñar al profesor a enseñar mejor”. A lo largo de su trayectoria profesional comprendieron que “aprender y enseñar son dos reactivos en la combustión de una misma llama, cada uno alimenta al otro”.
Esto es un extracto del reportaje de En Portada publicado en el número 51 de la revista impresa. Si quieres leerlo al completo y conocer la importancia de aprender a aprender y a estudiar, las experiencias de docentes que enseñan esta competencia a su alumnado y la opinión de diversos expertos en la materia, puedes suscribirte en nuestra tienda online. ¡Hazlo con el código EDUCACION51 y obtendrás un 20% de descuento hasta el 2 de octubre en nuestra tienda online!